6 cosas que la tecnología nos ha robado

La tecnología se ha convertido en uno de nuestros grandes aliados. Sin embargo, muchas cosas "naturales" se echan de menos con su llegada. Descubre algunas de ellas.
6 cosas que la tecnología nos ha robado
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 28 agosto, 2021

Haz cuando puedas el siguiente ejercicio: mira a tu alrededor en un lugar lleno de gente (el metro, la consulta del médico, un restaurante) y cuenta cuántas de las personas presentes están inmersos en su móvil o tableta. ¡Te asombrará lo que observas!

Seguro que el porcentaje de “tecnologizados” será más del 80%. Todos enfrascados en las redes sociales, en los mensajes, en los videos, en sus correos…. ¿y dónde quedó la vida? muy por detrás del facebook, youtube, whatsApp, gmail, android y apple.

Lo más alarmante es que las nuevas generaciones nacidos a partir del año 2000 en adelante conviven con la tecnología y la saben usar muy bien. Un niño de 1 año sabe que para usar un móvil debe mover el dedo índice de arriba hacia abajo. Una pequeña de 2 años le pide a su madre ver cómo salió en la foto que acaba de tomarle en el parque. Y así los ejemplos siguen…

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¿Te has parado a pensar

todas las cosas que

nos ha quitado la tecnología?

Es verdad que también nos ha otorgado miles de beneficios, tampoco es cuestión de irse a vivir al medio de la montaña o a un templo budista. Pero todo tiene un límite y hay una línea muy delgada entre usar los dispositivos para lo necesario y ser dependientes de ellos.

La tecnología nos ha robado partes importantes de nuestra vida, algunas de ellas son:

1-Los propios pensamientos. No pasamos tiempo a solas con nosotros mismos. No meditamos con la almohada. No nos quedamos pensando lo que nos ocurre o qué decisión tomar. Cuando la mente no está tan estimulada puede vagar libremente y ayudarnos a solucionar problemas, tener ideas brillantes… De a poco, la tecnología está matando nuestra creatividad e imaginación.

2-La experiencia de perderse. ¿Cómo hacía la gente antes cuando no había GPS? preguntaba a un transeúnte, trataba de descifrar un plano en un papel o se perdía. Nada mejor que estar en una ciudad y descubrir aquello que no se incluye en las guías turísticas. Esto casi no ocurre porque en seguida vamos al maps del móvil. A veces, es preciso perderse para encontrarse con lo esencial.

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3-La oportunidad de relacionarte con desconocidos. Volviendo al ejemplo del viaje, antiguamente preguntabas a una persona que parecía ser residente de la zona y quizás hasta se convertían en buenos amigos. También lo podemos aplicar con nuestro círculo íntimo. A través de una pantalla, no se pueden comprender los sentimientos por más que usemos emoticonOs o música, para ello necesitamos estar “cara a cara”.

4-El sonido del silencio. El mundo occidental y de las grandes urbes está repleto de ruidos. La tranquilidad y el equilibrio se encuentran en el silencio. Podemos conectarnos con nosotros mismos, disfrutar de la ausencia de ruidos molestos y empezar a conocer el precioso silencio.

5-La energía del ambiente. Está comprobado científicamente que los aparatos como el televisor o el ordenador llenan de malas energías una habitación. Por ello, se aconseja no tenerlos en el cuarto o encenderlos antes de dormir.

Por otra parte, estamos tan acostumbrados a tomar fotografías de todo lo que vemos, que nos perdemos la oportunidad verdadera de disfrutar del paisaje. A través del ojo de la cámara o la pantalla del móvil no se puede apreciar la grandiosidad de la naturaleza, los aromas, los sonidos ni las emociones.

¡Empieza a vivir

más allá de un dispositivo!

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6-La relajación. Antes de que existiera el móvil las personas se comunicaban de vez en cuando si vivían lejos o bien se visitaban si estaban cerca. La ansiedad que produce hoy en día enviar un mensaje y que no sea respondido al instante nos genera una gran cantidad de estrés. ¡Y ni que hablar de ver las dos tildes en azul en el WhatsApp o la hora de visto de Facebook! Podemos llegar a enloquecer.

Llevamos el teléfono hasta al baño, dormimos con el aparato pegado a la almohada, lo dejamos encima del escritorio en la oficina o en el banco de la escuela. No podemos esperar un segundo a que termine de sonar para contestar. Reduciendo el uso de la tecnología estarás más tranquilo y relajado.

Y por último, al usar tanto el móvil te estás perdiendo los detalles y la alegría de vivir con intensidad.

¿Cuándo ha sido la última vez que viste el atardecer, la lluvia caer o los pájaros volar?


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.