6 señales de conductas defensivas
¿Qué son las conductas defensivas? ¿Por qué actuamos de forma defensiva a veces? ¿Qué situaciones nos demuestran que estamos actuando así? Os traemos 6 señales de este tipo de conductas que nos harán reflexionar sobre cómo el miedo a una amenaza, a que nos hagan daño, a que se rían de nosotros o a hacer el ridículo, por ejemplo, puede llegar a distorsionar tanto nuestro comportamiento.
Todos actuamos defensivamente alguna vez, pero siempre hay una razón detrás de esas conductas (nadie actúa en vano). Arrojamos un poco de luz a esta cuestión a través de 6 ejemplos, gracias a las aportaciones de la psicóloga Natibel Romero.
Señales de conductas defensivas
Las conductas defensivas son aquellas actitudes que adoptamos cuando percibimos o anticipamos amenazas (reales o imaginadas). Cuando una persona actúa a través de este tipo de conductas, decimos que actúa “a la defensiva”, es decir, protegiéndose de algo o de alguien.
Estas personas que adoptan conductas defensivas, aunque pongan toda su atención en la tarea que están realizando, dedican gran parte de su energía a defenderse. Muchas veces, se defienden de algo que no es real, de algo que imaginan. A raíz de ello, pueden tender a pensar en exceso cómo les están viendo los demás, qué pueden hacer para parecer mejores, cómo pueden impresionar o simplemente mitigar el “ataque” que presienten que va a llegar.
Así, a raíz de todo esto, las personas que actúan a través de este tipo de conductas pueden provocar que los demás se conviertan en defensivos también. Además, la persona que actúa de esta forma acaba adoptando posturas, gestos faciales y un tono de voz acordes a su estado de defensa, lo cual se evidencia en las relaciones.
En definitiva, todos y todas podemos, en algún momento de la vida, actuar de forma defensiva, ya sea hacia nosotros mismos o hacia los demás. Si te identificas con alguna o algunas de estas situaciones puede que estés actuando defensivamente. ¡Descubre los ejemplos de situaciones y acciones defensivas!
Echar la culpa a los demás
Una de las señales de las conductas defensivas es echar la culpa a los demás de manera continuada. A través de este mecanismo, la persona se “protege”, se libera de su culpa y de su responsabilidad y la traslada o proyecta en el otro.
“Quizá todos deberíamos haber hecho algo más, pero tenemos que permitir que la culpa nos recuerde hacerlo mejor la próxima vez”.
-Verónica Roth-
Preocuparse obsesivamente por los resultados
Otro comportamiento típico de la persona que manifiesta conductas defensivas es preocuparse, casi de forma obsesiva, por los resultados que obtiene. Es decir, se centra en todo aquello que hace y que consigue, pero lo hace casi de forma patológica.
En cierto modo, es una manera de ejercer control sobre su propia vida, lo que se traduce en un mecanismo de defensa.
Entrar en estados de competición
Las personas que actúan a la defensiva también suelen entrar constantemente en estados de competición con los demás. No tienen suficiente con jugar, sino que siempre quieren ir más allá.
“El problema con los seres humanos es que éstos siempre están compitiendo con los demás, intentando demostrar quién es el mejor, y se han olvidado de que estamos aquí para compartir, no para competir”.
-José A. Pallavicini-
Aislarse de los que nos rodean
Otro de los signos de las conductas defensivas es aislarse de las personas que nos rodean. A través de este mecanismo, nos protegemos del “qué dirán”, de los juicios y opiniones y, en definitiva, de los demás.
Si bien es cierto que aislándonos podemos obtener cierta “calma”, la realidad es que hacerlo de forma prolongada puede afectar de manera muy negativa a nuestro bienestar.
Refugiarse en un mundo de fantasía
¿Te suena? Cuando nos refugiamos en mundos que van más allá de la realidad, ya sea a través de la imaginación, de los libros, las películas… y lo hacemos de forma particularmente frecuente puede que estemos manifestando una conducta defensiva.
Se trata de la evasión, un mecanismo de defensa que nos permite alejarnos del foco que nos genera malestar (en este caso, las posibles amenazas que percibimos, ya sean reales o imaginadas).
“Divagar es una forma de viajar, de explorar y escapar. Vale la pena, si de regreso traes en tu corazón, más razones para amar”.
-Anónimo-
Compararse continuamente con los demás
Finalmente, otro de los rasgos o signos de las conductas defensivas es la comparación constante con los demás. Muchas veces, tras estas conductas se esconde un fuerte sentimiento de inseguridad, baja autoestima o necesidad constante de aprobación.
Todo ello le permite a la persona reafirmarse (ella misma), a la vez que se protege de las supuestas amenazas que teme. Sin embargo, compararse con los demás solo para padecernos a nosotros mismos y no para mejorar o para obtener nuevas motivaciones o retos, suele generar mucho malestar.
Como hemos visto, detrás de las conductas defensivas pueden esconderse sentimientos de inseguridad, dudas o miedos intensos. Analizar cada conducta en cuestión, así como la realidad individual de cada persona, nos permitirá entender por qué están actuando de una determinada manera y no de otra. Eso sí, está claro que todos podemos actuar defensivamente en algún momento u otro, si bien es cierto que hay personas que tienen esta tendencia más marcada.
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- Marcuschamer, Eva (2007).
- Psicología.
- México, McGraw Hill. Redorta, J., Alzina, R. B., & Galdós, M. O. (2006). Emoción y conflicto: aprenda a manejar las emociones.