9 hábitos diarios de las personas organizadas
¿Tienes un sueño, una meta, un objetivo, pero sientes que tu vida es un desastre? ¿Sientes que no tienes control sobre lo que pasa a tu alrededor? ¿El término desorden define tu día a día? Ser organizado es una de las claves para el éxito, da igual lo sencilla que sea la empresa.
Ser organizado requiere mucho sacrificio, especialmente sino es algo que tengas grabado a fuego en tu forma de ser. Pero es un esfuerzo que merece la pena. Y si no, fíjate en las personas que consiguen lo que tú quieres lograr. ¿Cuáles son sus costumbres y sus hábitos? ¿Qué hacen ellos de manera diferente?
¿Quieres saber cuáles son esos hábitos diarios de las personas organizadas que puedes incorporar con un poco de esfuerzo y voluntad? Descúbrelos a continuación.
1 – Las personas organizadas madrugan
La disciplina es muy importante cuando se quieren alcanzar las propias metas. Levantarte temprano debe ser el primer hábito que debes adoptar si quiere organizarte, porque esto te permitirá tener todo el día por delante.
2 – Las personas organizadas tienen una lista de tareas pendientes
La gente organizada no deja al azar las tareas, ni confía en su memoria para saber lo que tiene que hacer, ni tampoco se deja llevar por lo que toque en cada momento. Las personas organizada tiene una lista de tareas organizadas por prioridades en función de cuándo es el mejor momento.
Además, las personas organizadas agrupan las tareas para hacer más en menos tiempo y aprovechando recursos.
3 – Las personas organizadas comen bien
Un síntoma de tener una vida desordenada es comer mal. Las personas organizadas tiene previsto qué va a comer, hace la compra de manera inteligente, cocina con previsión, tiene planificados menús y momentos para cocinar y sabe que la buena alimentación es vital para el rendimiento diario.
4 – Las personas organizadas se ocupan de su cuerpo
La gente organizada también es consciente de que debe cuidar su cuerpo, y tienen planificado todo aquello que tiene que ver con el ejercicio o con otras actividades de cuidado personal. Además, cumplen con sus planes, por supuesto, porque todo su día está también organizado para poder cumplir con uno mismo.
5 – Las personas organizadas no procrastinan
La gente organizada cumple con lo que tiene que hacer y no pierde el tiempo en cosas que no aportan nada a su quehacer diario, ni dejan para más tarde o para el día siguiente lo que tienen que hacer en ese momento.
Las personas altamente organizadas no dejan nada para más tarde, que es exactamente lo que los hace tan productivos.
6 – Las personas organizadas aprecian el valor del tiempo
Este punto tiene mucho que ver con el anterior. Para la gente organizada, el tiempo es sagrado. Su horario es el arma secreta, y muestran gran aprecio tanto por su tiempo como por el de otras personas. Además, hacen que los demás respeten su tiempo también.
La gente organizada sabe que la gestión del tiempo es la clave de la productividad.
7 – Las personas organizadas son ordenadas
Ser ordenado no es solo una cuestión de formas. El hábito de tenerlo todo ordenado ahorra tiempo y simplifica las tareas. Además, la gente organizada es capaz de deshacerse de todo lo que no necesita sin remordimientos, y utiliza el espacio de forma eficiente.
La gente organizada sabe que un ambiente ordenado y funcional, en el que no sobra ni falta nada, es vital para crear armonía y positividad en su entorno.
8 – La personas organizadas planifican sus descansos
La gente organizada sabe escuchar a su cuerpo y a su mente y se conoce lo suficiente como para saber que tiene que descansar, por lo que planifica sus descansos.
El descanso es vital, y el cuerpo te lo va a exigir. Saber descansar a tiempo y tenerlo previsto, además de hacernos más productivos, nos permite planificar el día de manera real, sin tener que reubicar las tareas no terminadas por el descanso, evitando así la acumulación de más estrés.
9 – Las personas organizadas no dejan las cosas a media
La gente organizada es consciente de la importancia de dejar las cosas resueltas para que nada que quede pendiente interfiera en el resto de cosas que tienen que hacer, especialmente de un día para otro.