A mi padre, la persona que me enseñó a caminar por la vida
Los hijos no vienen con manual de instrucciones, pero mi padre sorteó cada obstáculo y cada dificultad para alzarse como el ser más sabio e importante de mi vida. En mi corazón quedaron grabados todos sus abrazos, sus sonoras carcajadas y esa mirada cálida que siempre me atendía, que siempre se preocupaba en silencio por mí.
Resulta curioso cómo a lo largo del tiempo la mayoría de estudios realizados acerca de la figura de los padres no ha recibido el valor que de verdad merecen. De algún modo, se enfocaba únicamente su papel como pilar económico dentro de la dinámica familiar o como esa figura “presente pero ausente” que no terminaba de involucrarse en la crianza de los hijos.
“Un padre es un especialista que nunca estudió su especialidad”
-Alexander Shuterland Neill-
Algo que todos sabemos es que hay muchos tipos de paternidad como de maternidad. Hay madres tóxicas y madres excepcionales. Hay padres poco hábiles y nada sensibles y auténticos héroes cotidianos. Personas que dan ejemplo, que inspiran y que dan al mundo niños felices. Adultos responsables que tienen en sus padres y madres todo un modelo a seguir.
En la actualidad ya hay una tentativa real de recuperar la figura del padre. Disponemos de muchos trabajos donde se deja a un lado el concepto de “apego monotrópico”. Ahí donde un bebé, supuestamente, necesitaba únicamente de esa cercanía materna para crecer y desarrollarse. A día de hoy, el apego implica ya a más figuras.
Nuestros padres son esas figuras imprescindibles que merecen ser reconocidas. Tanto si nos dejaron hace tiempo como si los tenemos junto a nosotros, todos sabemos de qué estaba hecha su piel y su corazón: de valentía, de callado sacrificio y emocionado orgullo por sus hijos.
El padre presente, el padre como figura emocional
No debemos ver la crianza de un hijo como una tarea separada por géneros. En ocasiones, incluso el propio lenguaje se vuelve sectario y excluyente. “Mi pareja me ayuda en todas las tareas, es un gran papá”. Un padre no ayuda, un padre también es parte fundamental en toda dinámica familiar. Porque la crianza y el cuidado de un hogar no es patrimonio de nadie, de hecho, es totalmente intercambiable.
Como dato a tener en cuenta y según el “Instituto de Estadística“, la figura de los padres solteros es una realidad en alza. De hecho, en países como en Reino Unido el porcentaje llega al 23%. En 1993 la cifra mundial de padres solteros era del 9% y a día de hoy suponen ya un 14%.
Son familias monoparentales donde son los hombres los que crían. Son ellos quienes educan y sacan adelante a sus hijos con la misma eficacia y felicidad que las madres solteras
Por otro lado, lo creamos o no, el cerebro de los papás también experimenta diversos cambios con la llegada de un hijo. No solo las mujeres viven ese cambio hormonal tan importante con el cual iniciar la lactancia o crear ese vínculo con el recién nacido.
Las estructuras cerebrales del hombre también disponen de una compleja “red de crianza”. De ese modo, se adoptan los mismos patrones de participación emocional y cognitiva que la mujer.
Existen diversos estudios que nos demuestran varios aspectos. Ver a la pareja con el bebé genera en el papá una serie de cambios hormonales muy concretos. Incluso el hecho de tener en brazos al recién nacido y sentir su olor aumenta la liberación de la oxitocina, la prolactina, los glucocorticoides y una disminución de la testosterona.
De ese modo, se genera una unión inquebrantable basada en ese apego auténtico que tiene la misma fuerza que la de una madre por su hijo
Por cada sacrificio, por cada noche en vela, por estar ahí… Gracias papá
Un padre no lleva capa, no es un superhéroe. Tampoco hace magia ni hará que podamos tocar la luna columpiándonos bien alto. Sin embargo, nos lo hará creer -y por supuesto, lo creeremos-. Porque una de sus principales preocupaciones es hacernos confiar en que no hay nada imposible y que podemos lograr casi cualquier cosa que nos propongamos.
No todos los padres son especialmente hábiles en verbalizar su afecto, lo sabemos. Sin embargo, harán guardia al lado de tu cama cuando estés enfermo. Serán tus protectores de los buenos sueños cuando te asalten las pesadillas y la persona que deje cualquier cosa para recogerte cuando llueva.
No tienen horarios cuando les pides algo, y no importa la edad que tengas… Porque a sus ojos, eres y serás siempre alguien al que proteger y cuidar por encima de todas las cosas
El amor de un padre edifica nuestra personalidad. Nos confiere unos valores que integrar e imitar, una forma de encarar la vida basada en ese coraje que entiende de sacrificios, que ama sin pedir nada a cambio. Es, ante todo, ese vínculo sano que supo cubrir nuestras necesidades emocionales para perfilar la persona valiente y madura que somos ahora.
Todos llevamos mucho de nuestros padres en nuestro interior. Es un tesoro que pervive, que nos trasciende y nos impulsa. Así que no lo dudes, si aún tienes a tu padre contigo comparte tiempo con él. Porque un día despertarás y ya no habrá más tiempo para decirle todas las cosas que deseas y sientes. Hazlo ahora.
Imágenes cortesía de Snezhana Soosh