¿A qué se debe el éxito de audiencia de la serie Jeffrey Dahmer?
Ted Bundy, John Wayne Gacy, Richard Ramírez, Charles Manson… La historia de la criminología nos ha dado nombres y personalidades de lo más aterradoras. Muchas de ellas, como bien sabemos, han sido objeto de algún exitoso programa de True Crime. Sin embargo, en los últimos días estamos siendo testigos de un fenómeno televisivo tan llamativo como interesante.
Neftlix ha estrenado la serie Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer. Lo hizo sin apenas promoción, apareciendo en la parrilla de la plataforma casi de improviso y de manera inesperada. No obstante, viendo quién era su creador, Ryan Murphy, y su protagonista, Evan Peters, la sola propuesta ya anticipaba que el resultado podría ser brillante. Y así ha sido.
Sin embargo, no todos auguraban el éxito de audiencia de esta miniserie sobre el pavoroso carnicero de Milwaukee. Los datos hablan por sí solos. La producción lleva de momento 196,2 millones de horas de visualización, acercándose casi a la última temporada de Stranger Things.
Ahora bien, más allá del indudable logro mediático, está la fascinación que el propio asesino (fallecido en 1994) está generando. Si durante su juicio surgió toda una legión de fans capaces de elaborar cómics, camisetas y hasta canciones sobre su persona, en la actualidad, esa atracción inexplicable parece estar resurgiendo de nuevo… Pero, ¿por qué?
La maldad inquieta e inflama la curiosidad del ser humano. Nuestra mente intenta comprender a duras penas por qué algunas personas pueden ser capaces de actos abominables, como los cometidos por el caníbal de Milwaukee.
Claves del éxito de la serie Jeffrey Dahmer
Hace solo unos días hemos conocido que, páginas como Cult Collectibles, subasta a precios desorbitados artículos relacionados con Jeffrey Dahmers. De momento, ya hay una cifra de salida para la venta de sus icónicas gafas: 150 000 dólares. Si llamativo es este tipo de mercadeo de lo sádico, más desconcertante es pensar que hay personas dispuestas a pagar por dichos objetos.
Asimismo, otro ejemplo de este escabroso interés por el personaje está en Milwaukee. Decenas de turistas se han trasladado a esta ciudad esperando visitar el edificio donde Dahmer cometió varios de los crímenes. Aquel bloque de pisos fue demolido, pero los curiosos no dudan en preguntar a los vecinos si alguno llegó a conocerlo.
Quien fuera uno de los asesinos más infames y perturbadores de la historia de la criminología ha vuelto a ser objeto de interés 28 años después de su muerte. El poder de los medios y la televisión pueden resucitar figuras del pasado y convertirlas en iconos pop temporales. Esto es lo que ha sucedido con la serie Jeffrey Dahmer, y muchos se preguntan la razón. Intentemos explicarlo.
La serie sobre el asesino de Milwaukee ha logrado estar en el Top 10 de streamers en 92 países.
1. Una producción polémica
El caníbal de Milwaukee asesinó a 17 jóvenes (la mayoría homosexuales, negros, asiáticos o latinos), con total impunidad entre 1978 y 1991. La serie tiene como aporte innovador no centrarse en exclusiva en el propio asesino. El propósito de sus creadores era mostrar el punto de vista de las víctimas y el trasfondo de racismo y homofobia que evidenció el cuerpo de policía.
Esa idea por indagar en la violencia sistémica de la sociedad y el andamiaje de un asesino psicopático ha terminado dando paso a la polémica. Los familiares de las víctimas denuncian a Netflix por no haber contactado con ellos en ningún momento. También por revelar datos pavorosos que desconocían por completo sobre los crímenes.
Asimismo, se le añadió otra particularidad. La plataforma incluyó la etiqueta LGTBI a la serie Jeffrey Dahmer, junto con las de “siniestro, psicológico, horror, crimen antiguo y oscuro”. Tras las críticas, tuvo que retirarla.
2. La fascinación por la maldad y nuestro intento por comprenderla
Barriles con torsos sin cabeza, polaroids con imágenes de los cadáveres, canibalismo, fetichismo… ¿Cómo pueden haber visto millones de personas una producción con escenas tan perturbadoras? La respuesta es sencilla: la maldad inquieta y turba, pero nos atrae porque intentamos comprenderla, darle alguna explicación.
Tal y como nos explica el criminólogo Vicente Garrido en su libro True Crime, la fascinación del mal, la mente criminal es uno de los mayores misterios del ser humano. Desconcierta, pero anhelamos dar un significado comprensible a cualquier acto violento y del todo irracional. Durante los juicios de Dahmer, jueces, psicólogos y psiquiatras intentaron dilucidar qué tipo de trastorno sufría.
El sadismo, la necrofilia o la esplacnofilia podían integrarse dentro de un trastorno esquizotípico de la personalidad; sin embargo, nunca quedó claro del todo. Su infancia pudo, según muchos, ser la clave de todo.
“Es difícil para mí creer que un ser humano podría haber hecho lo que hice, pero sé que lo hice”
3. Borda a la perfección al asesino en serie
Evan Peters ejecuta de manera magistral al caníbal de Milwaukee. Cada gesto, movimiento, silencio y mirada nos perfila en profundidad la figura del psicópata. Lo vemos moverse en espacios sórdidos y de colores grises, amarillentos y marrones que evocan sus traumas y demonios internos. El guion es inmisericorde y crudo, no duda en mostrarnos todas sus filias. Incluidos sus gustos culinarios.
Como novedad, las víctimas no son mujeres y esa narrativa también atrae porque es nueva para el espectador. Es un hombre matando a hombres, un hombre que anhela compañía y colecciona restos de sus amantes. Ryan Murphy, su creador, es asiduo a mostrarnos esas arrugas y jirones de nuestra sociedad en materia de homofobia.
Y aquí convierte el True Crime en denuncia y también en arte por la perfección en cada elemento: dirección, fotografía… La serie Jeffrey Dahmer fascina por su absorbente retrato de uno de los asesinos más escabrosos de la historia. Pero hacer culto de él es cruzar otra línea menos lógica, menos ética y orquestada, básicamente por el morbo y el canto de sirena de las redes sociales.
https://www.youtube.com/watch?v=XGTrtPATyPs
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- Backderf, Derf (2012). My Friend Dahmer. Abrams Comic Arts.
- Davis, Donald (1991). The Jeffrey Dahmer Story: An American Nightmare. Macmillan. ISBN 978-0-312-92840-7.
- Masters, Brian (1993). The Shrine of Jeffrey Dahmer, Hodder & Stoughton. ISBN 978-0-340-59194-9.