Antonio Damasio, el neurólogo de las emociones
Gracias a las innumerables aportaciones de Antonio Damasio entendemos los procesos mentales de otro modo. Profesor de neurociencia, neurología y psicología en la Universidad de Southern California. Es Premio Príncipe de Asturias. Además, sus estudios sobre las emociones y los mecanismos de la conciencia hacen de él una figura de referencia indiscutible.
Es muy posible que su nombre ya nos suene, que lo admiremos desde hace años o que alguna vez hayamos dado por casualidad con alguno de sus libros. Uno de sus títulos más conocidos, «Y el cerebro creó al hombre», supone todo un desafío. Así, el cerebro, lejos de ser un misterio para Antonio Damasio, es una entidad bien definida.
“El entender la diferencia entre las emociones y sentimientos ha removido la barrea para poder investigar la naturaleza de los afectos”
-Antonio Damasio-
Por otra parte, hay quien dice que Damasio, más que un neurocientífico, es por encima de todo un neurofilósofo. En sus libros nos descubre el cerebro como una entidad donde no solo reside nuestra individualidad, nuestros mundos emocionales, éticos o morales. En él se contiene la propia sociedad y nuestra esencia como humanidad. Tal y como dice Damasio (2005) «solo cuando conozcamos de forma más profunda el funcionamiento del cerebro, lo lograremos… conseguiremos ser más felices».
Antonio Damasio, un neurocientífico diferente
Neurocientíficos los hay de muchas clases. Sin embargo, hasta no hace mucho abundaban en exceso aquellos marcados por un enfoque mecánico y reduccionista. Nos decían, por ejemplo, que nuestros pensamientos, reflexiones y decisiones eran el resultado de una simple conexión de un conjunto de neuronas.
Ahora bien… ¿Dónde queda entonces nuestra conciencia? ¿Existe una región específica para la misma? ¿Y las emociones y los sentimientos, dónde se producen? Muchos de esos científicos, en un pasado no tan lejano, sonreían con ironía ante dichas ideas. En la actualidad, disponemos ya de figuras inspiradoras como la de Antonio Damasio, quienes dejan a un lado esa perspectiva reduccionista para abrirnos nuevos puntos de vista y hacernos entender la importancia que tienen conceptos como la conciencia y el mundo de las emociones.
En primer lugar, la conciencia no está en ningún lugar en concreto del cerebro. La conciencia es un proceso y una entidad que está presente en todas las especies. De hecho, según explica él mismo, incluso los organismos unicelulares, como las bacterias o las amebas, tienen un sentido mínimo de conciencia. Trabajan para preservar su integridad, para sobrevivir. Así, cada organismo, cada ser vivo, dispone de un nivel más o menos sofisticado de conciencia con el que adaptarse a su entorno y desarrollarse.
Nosotros, por nuestra parte, hemos dado un gran salto evolutivo al incluir en nuestra conciencia dimensiones como la memoria, la imaginación, la creatividad o el razonamiento lógico.
Antonio Damasio: el mundo de las emociones y los sentimientos
Hablar de Antonio Damasio es hablar también de Hanna Damasio, su esposa y también neuróloga. Persona con la que comparte la carrera de investigación. Gracias a sus experiencias con diversos pacientes, el matrimonio Damasio pudo recabar varios datos que les ha servido para formular importantes hipótesis.
Una de ellas es que las emociones, en realidad, son un conjunto de respuestas químicas y neuronales que conforman un patrón distintivo. Antonio Damasio lo definió como “marcador somático”; con este nombre se refería a que todos disponemos de una huella emocional que nos hace reaccionar, que nos influye a la hora de evidenciar ciertas conductas o de poner en marcha un determinado tipo de decisiones y no otras. Aún más, según este neurocientífico las emociones preceden a los sentimientos.
Pongamos un ejemplo: vamos caminando por la calle y de pronto escuchamos un grito. Lo que experimentamos al instante es una reacción física. Así, nuestro corazón se acelera, nos quedamos paralizados, nuestra pupila se dilata… Y al instante sentimos una sensación de alarma, de miedo… Las emociones, para Damasio, pertenecen al cuerpo. Por lo tanto, desencadenan una serie de alteraciones químicas y orgánicas determinadas. Después de las emociones llegan los sentimientos, los cuales ya tienen una relación más profunda con los pensamientos.
Damásio (2011) define los sentimientos como la «percepción de un determinado estado del cuerpo junto con la percepción de un determinado modo de pensar y de pensamientos con determinados temas» (p. 100). La consciencia de que nuestro cuerpo está de determinada manera es la clave de todo sentimiento.
El contenido esencial de estos es la representación particular del cuerpo. El sustrato de lo que sentimos se halla en el conjunto de patrones neuronales que cartografían el estado corporal del cual puede surge una imagen mental de nuestro cuerpo (Damásio, 2011).
Así que, los sentimientos están íntimamente relacionados con una percepción y con la capacidad de ser conscientes de lo que nos pasa en el cuerpo. En este sentido, los sentimientos no son necesariamente productos de una emoción. Son un proceso más amplio que emergen de cualquier conjunto de reacciones homeostáticas, abarcando así todo aquello que se refiere al cuerpo.
“Las emociones y los sentimientos no son una lujuria, son la manera de comunicar nuestros estados mentales a las demás personas. Pero también son una guía para poder tomar decisiones”
-Antonio Damasio-
Aprendiendo a discernir con Antonio Damasio
Antonio Damasio considera que es muy importante que aprendamos a considerar que las emociones y los sentimientos son dos cosas distintas, y que las primeras preceden a las segundas. Pensemos, por ejemplo, en el estrés, en esas emociones negativas que nos atenazan, en el malestar físico que nos suscitan, que nos enferma y en lo que estos estados mentales que nos provocan: empezamos a tener pensamientos más pesimistas y menos flexibles, dejamos de ver salidas a los problemas del día a día…
En resumen, uno de nuestros propósitos debería ser cultivar emociones positivas. Podemos recordar, para ello, el clásico dicho de “estar bien para pensar mejor”. No obstante, algo así requiere facilitar que nuestro organismo se sienta tranquilo, en armonía… Además, todos podemos experimentar, por ejemplo, al practicar la meditación o la relajación. Un cuerpo en calma se traduce también en una mente relajada. Una mente tranquila y centrada, que piensa y decide mejor…
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- Damasio, A. (2018). El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano. Ediciones Destino.
- Damasio, A. (2011): En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Crítica, Barcelona
- Damasio, A. (2008) Y el cerebro creó al hombre. Barcelona: Destino.
- Damasio, A. R. (1996). The somatic marker hypothesis and the possible functions of the prefrontal cortex. Philosophical Transactions of the Royal Society of London. Series B: Biological Sciences, 351(1346), 1413-1420.
- De la Fuente, R. (2002). El estudio de la conciencia: estado actual. Salud Mental, 25(5), 1-9.
- Maldonado, K. A., & Alsayouri, K. (2019). Physiology, Brain. StatPearls. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK551718/