Albert Einstein: biografía de un genio revolucionario
Albert Einstein, más que un científico, fue un visionario inspirador. Alguien que encontró belleza en la oscuridad, que revolucionó la física y nos permitió entender el universo de otro modo. De sí mismo solía decir que carecía de talento y que solo era un hombre apasionadamente curioso. Esa faceta, la de la curiosidad y la creatividad, fueron sin duda su mejor estandarte.
Hablar de Einstein es hacer referencia a una de las figuras más carismáticas del siglo XX. El propio Andy Warhol convirtió su imagen en un icono. Todos conocemos su famosa ecuación de equivalencia masa-energía, E=mc². Pero le debemos, por encima de todo, que asentara las bases de la cosmología, la física estadística y la mecánica cuántica.
Asimismo, no falta quien lo define a menudo como el “padre de la bomba atómica”. Muy a su pesar, sus trabajos facilitaron el desarrollo del programa Manhattan con las evidentes consecuencias. No obstante, el propio Einstein siempre se definió a sí mismo como un pacifista.
De hecho, era común que reiterara su arrepentimiento por haber convencido al presidente Roosevelt de que financiara aquella investigación. Fuera como fuera, todos sus avances y descubrimientos cambiaron la historia en muchos aspectos.
Los trabajos de Albert Einstein, por ejemplo, fueron clave para otro gran científico como fue Stephen Hawking. Tan inmenso e inspirador es su legado, que gran parte de sus predicciones siguen confirmándose a día de hoy, como es el caso de las ondas gravitacionales.
La vida de un niño sin (aparente) talento que deslumbró al mundo
Albert Einstein nació en Ulm, Alemania, en el seno de una familia judía. Su padre, Hermann Einstein se dedicaba al negocio de los cereales. Su madre, Pauline Koch, tocaba el piano. Como vemos, la faceta musical acompañó desde siempre al célebre científico.
Ahora bien, cabe señalar que sus primeros años como estudiante no fueron muy prósperos. Empezó a hablar muy tarde y fue también un niño lento en el proceso lectoescritor. Su carácter tampoco parecía acompañarle al principio: era hermético, silencioso y muy introvertido. Todo ello provocó que tanto sus padres como sus profesores pensaran que Einstein padecía algún tipo de retraso madurativo.
Ahora bien, esa etapa de su vida fue, según él, un periodo de sutil recogimiento desde el que empezar a plantearse preguntas que nadie más se hizo a aquella edad. Con siete años ya se cuestionaba aspectos relativos al espacio y el tiempo. Poco a poco, y gracias a la educación musical de su madre, a su paciente hermana y a su tío Jakob, gran apasionado por el álgebra y la investigación, el pequeño Albert fue abriéndose al mundo y a la pasión por el conocimiento.
A los 15 años comenzó a estudiar cálculo infinitesimal de forma autodidacta y a los 17, ingresó en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, Suiza, para estudiar física y matemáticas. Poco después conocería al amor de su vida, Mileva Marić, una brillante compañera de clase de origen servio, con la que tendría más tarde dos hijos.
Su legado como científico
Fue en 1905 cuando desarrolló varios trabajos fundamentales en su legado como científico. En el primero de ellos profundizaba ya en el movimiento browniano (movimiento aleatorio de las partículas que se hallan en un medio fluido). Los demás, hacían referencia a hechos tan significativos como el efecto fotoeléctrico, la relatividad especial y la equivalencia masa-energía.
El efecto folotoeléctrico, le valdría el Nobel de física casi dos décadas después, en 1921. Albert Einstein fue profesor y más tarde catedrático en las universidades de Berna, Praga y Berlín. No obstante, con la llegada Hitler al poder en 1933, tuvo que trasladarse a vivir a Estados Unidos, donde pasaría los últimos 25 años de su vida pero convirtiéndose a su vez, en el científico de mayor renombre.
Nos dejaría el 16 de abril de 1955 tras una hemorragia a causa de una aneurisma de la aorta abdominal. Tenía 76 años.
“Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar artificialmente la vida. He hecho mi parte, es hora de irse. Yo lo haré con elegancia”.
-A. Einstein-
Albert Einstein fue un genio innovador
Albert Einstein fue un genio innovador. Hacía uso de lo que él definía como experimentos mentales. Pasaba gran parte del tiempo imaginando diversos aspectos de sus teorías. Solía visualizar, por ejemplo, a un hombre que viajaba por el espacio en el interior de un ascensor. Imaginó también a escarabajos ciegos recorriendo superficies curvas.
Esos experimentos le permitieron explicar sin necesidad de telescopios, aspectos sobre la fuerza de gravedad o el modo en que discurren los fotones de la luz (sus escarabajos ciegos) siguiendo un camino curvo y no una línea recta como ellos creían. El legado que nos dejó Einstein pervive y avanza. Es más, en la actualidad se siguen demostrando muchas de sus teorías, esas que ya ideó previamente en su imaginación.
El efecto fotoeléctrico
Muchos piensan que Albert Einstein recibió el Nobel por su teoría sobre la relatividad, sin embargo, no fue por ello, sino por el efecto fotoeléctrico. De hecho, gracias a este avance, a día de hoy disponemos de tecnologías tan esenciales como la televisión, los paneles solares, los microchips, los detectores de movimiento, las fotocopiadoras, las cámaras fotográficas digitales, lámparas automáticas, etc.
La teoría de la relatividad
Fue en 1915 cuando Einstein presentó en la Academia Prusiana de las Ciencias su teoría de la relatividad general con la que intentaba sustituir la ley de gravedad de Isaac Newton. Esa teoría proporcionó las bases más importantes para asentar el conocimiento sobre muchos de los aspectos que tenemos a día de hoy sobre el Universo.
Otras aportaciones
El legado de Albert Einstein es amplísimo y se inicia desde sus primeras publicaciones en 1905, pasando por el movimiento browniano, la equivalencia masa-energía hasta llegar a su teoría de campo unificada. Esta le ocupó gran parte de sus últimos años, teniendo como propósito unificar sus estudios de la gravitación con el electromagnetismo. Esas son sus otras aportaciones menos conocidas.
En la actualidad, muchas de estas propuestas siguen sin tener respuesta. O, a veces, se van encontrando poco a poco, para demostrarnos algo innegable. Albert Einstein fue un pionero a la hora de desvelar los secretos del universo y los misterios del átomo.
Su creatividad, como su curiosidad, no tenía límites y estaban vinculadas además a su rebeldía, a ese espíritu crítico capaz de retar todo aquello que otros daban por sentado. Porque esa es al fin y al cabo, la actitud de un auténtico científico. Del verdadero explorador del conocimiento: desafiar lo establecido.
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- Einstein, A. (1956). Investigations on the Theory of the Brownian Movement. Courier Corporation.
- Einstein, A. (2011). The Theory of Relativity: And Other Essays. Open Road Media.
- Einstein, A. (1905). Über die von der molekularkinetischen Theorie der Wärme geforderte Bewegung von in ruhenden Flüssigkeiten suspendierten Teilchen. Annalen der physik, 322(8), 549-560.
- Einstein, A. (1905). Zur elektrodynamik bewegter körper. Annalen der physik, 322(10), 891-921.