Cinco consejos para tener un espacio de trabajo acogedor
La mayoría de las personas pasan un tercio de su vida trabajando. Por ello es tan necesario tener un espacio de trabajo acogedor. Tanto si formas parte de una empresa como si eres autónomo, trabajes desde casa o en una oficina, es imprescindible que este lugar en el que permaneces gran parte de tu tiempo resulte agradable y adecuado.
En medio del ajetreo diario, las prisas y el papeleo este asunto puede parecernos poco relevante. No tenemos tiempo para atender a la organización de nuestro escritorio o despacho, hay tareas más urgentes. Sin embargo, se trata de un aspecto que influye tanto en nuestro bienestar como en nuestra productividad laboral.
Consejos para tener un espacio de trabajo acogedor
¿Espacios abiertos o cerrados?
Suele tenerse la idea de que un espacio abierto y compartido es la mejor opción para un lugar de trabajo, pues esto fomenta la comunicación entre los empleados y genera un sentimiento de cohesión y unidad entre ellos. No obstante, no se trata de una fórmula aplicable para todos los casos.
Si se está desarrollando un trabajo creativo o un proyecto en equipo, sin duda será una alternativa beneficiosa. Pero si la labor que se desempeña es más individualizada, lógica o mecánica son preferibles los despachos cerrados. Una oficina con muchos escritorios, y la falta de privacidad que ello conlleva, propicia la distracción.
Al estar rodeados de tantas personas, puede resultar tentador desconectar del estrés hablando con los compañeros. Y, si bien esto puede ser saludable en cortos periodos, si se extiende durante toda la jornada afectará a nuestra productividad. En definitiva, desatenderemos nuestros deberes laborales.
¿Escritorio ordenado o desordenado?
La creencia más extendida afirma que es necesario mantener un escritorio limpio y ordenado para lograr una mayor concentración. Todos recordamos como nuestros padres nos repetían esto de forma incesante durante nuestra época de estudiantes. Y es cierto, un entorno organizado favorece una mayor claridad de ideas y propicia el sosiego interior.
Sin embargo, depende de la persona. Hay quienes son incapaces de rendir en un ambiente caótico; pero para otros, un cierto desorden fomenta su creatividad. Por ello aquí entra en juego tu autoconocimiento: nadie mejor que tú sabrá en qué condiciones desarrollas mejor tus tareas.
Curvas
Un aspecto que pocas veces se tiene en cuenta pero también influye en nuestro estado mental son las formas. Los espacios con formas rígidas y líneas rectas pueden darnos una cierta sensación de encierro y claustrofobia. Por el contrario si nos rodeamos de líneas curvas o más suaves experimentaremos mayor paz y tranquilidad.
Vistas y temas naturales
Nada resulta tan desmotivador como despertar con un maravilloso día soleado y tener que encerrarte en la oficina. Esas cuatro paredes frías y yermas pueden sentirse como una verdadera prisión en algunos momentos. Especialmente cuando ya llevamos más de cinco horas allí encerrados.
Por ello puede resultar beneficioso orientar la mesa de trabajo hacia la ventana. Contar con vistas exteriores nos proporcionará una mayor sensación de libertad y amplitud. Además permitirá que disfrutemos de la luz natural y que respiremos el aire fresco si decidimos abrir.
Otra alternativa para hacer más acogedor tu espacio de trabajo consiste en agregarle ciertas plantas, flores o macetas. Estas le otorgarán un aspecto más natural y además mejorarán la calidad del aire que respiras. Algo sin duda importante, pues tras tantas horas el ambiente puede notarse cargado.
Personaliza tu espacio de trabajo
Por último, si quieres sacar el mayor partido a tu entorno de trabajo, personalízalo. Agrega decoraciones que te resulten agradables y añade elementos personales (recuerdos, fotos familiares, regalos…). Esto te hará sentir mucho más cómodo ya que podrás identificarte con el espacio que ocupas. Te resultará más personal, acogedor y apetecible. Y esto es precisamente lo que se requiere de este tipo de lugar.
Estas son algunas sugerencias genéricas pero a la hora de decorar tus propios espacios has de tener en cuenta tus preferencias personales. No todos compartimos los mismos gustos en cuanto a formas, colores o decoraciones. Tampoco tenemos personalidades idénticas, y lo que para uno puede resultar muy útil puede no serlo para otro. Por ello dedica un tiempo a analizar tus preferencias y tu forma de ser, de modo que tu entorno se adecue a ti lo máximo posible.
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