¿Cómo nos afecta tener dinero? Esto dicen los experimentos al respecto
La desigualdad social está creciendo. El porcentaje de población en riesgo de pobreza ha aumentado en los últimos años, mientras el 10 % de las personas acumulan más del 70 % de la riqueza global. Estar en un lado o en el otro de la moneda afecta a la salud, la calidad de vida y las oportunidades. Incluso, puede llegar a modificar nuestra personalidad. Si quieres saber más respecto a cómo nos afecta tener dinero, te invitamos a seguir leyendo.
Y es que, muchas veces, al observar a una persona adinerada y a otra que no lo es, podemos ver diferencias significativas entre ellas. Su actitud, su comportamiento, su visión de la vida y, ante todo, de la desigualdad difieren de forma importante. De algún modo, parece que el estatus que proporciona el dinero modifica no solo las oportunidades materiales, sino también los procesos psicológicos, y esto lo corroboran diversos estudios al respecto.
¿Cómo afecta tener dinero a nuestra actitud?
Algunos de los hallazgos más relevantes surgen de una serie de investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de California. En el experimento del Monopoly se trabajó con varias parejas de voluntarios a los que se pedía jugar una partida de este famoso juego mientras sus conductas eran observadas por los investigadores.
La clave reside en que, de entrada, se establecían condiciones desiguales e injustas entre ambos. Al azar, a uno de los jugadores se le asignaban una serie de ventajas y privilegios, como lanzar dos veces los dados, iniciar con el doble de dinero y obtener más en cada ganancia.
Cabría esperar que, ante esta situación, el jugador privilegiado se sintiera incómodo y buscase, de algún modo, favorecer al otro para buscar un cierto equilibrio (a sabiendas de que su ventaja era totalmente aleatoria). Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Los jugadores beneficiados comenzaron a mostrarse dominantes, irrespetuosos y poco empáticos a los pocos minutos de comenzar la partida.
Comenzaron a emitir más señales de dominio y fuerza a través de sus actitudes y su lenguaje corporal. Por ejemplo, alardeaban de su riqueza, golpeaban con fuerza sus piezas contra el tablero y tomaban un porcentaje más alto de la comida que se había dejado en la mesa para ambos. Además, comenzaron a mostrarse irrespetuosos y prepotentes con sus contrincantes.
Sin embargo, lo que más sorprendió a los investigadores fue que, al finalizar el juego y ser preguntados por su victoria, los ganadores se atribuyeron todo el mérito. Resaltaban su perspicacia, su estrategia y su buen hacer, y obviaban la clara ventaja con la que contaban.
Tener dinero nos insensibiliza ante la desigualdad
Los resultados anteriores dejaron patente que, con frecuencia, las personas con dinero pueden considerar que lo merecen más que quienes no lo tienen. Al asentarse en esa supuesta meritocracia, se hacen más insensibles a las desigualdades sociales.
Un estudio comprobó que atribuir la pobreza a factores situacionales (es decir, considerar la desventaja en la que están dichas personas) nos hace menos tolerantes a la desigualdad y más proclives a buscar un equilibrio social.
Incluso, otro estudio buscó reforzar esa conciencia sobre la desventaja en los participantes, ayudándoles a reforzar esas atribuciones situacionales mediante varios ejercicios. Tras esto, se redujo su apoyo a la desigualdad a corto y largo plazo.
Influye en la alimentación y la salud
Otra de las formas en que nos afecta tener dinero está relacionada con la salud física. Y es que se ha encontrado que el estatus social podría estar relacionado con una mayor ingesta y, por ende, un mayor peso.
En la misma dinámica del Monopoly, tras finalizar el juego se les ofreció a los participantes un almuerzo tipo buffet. Se encontró que quienes habían perdido consumieron significativamente más calorías que los ganadores. Y esto parece estar mediado por un mayor estrés y un menor sentimiento de orgullo y poder, derivado de sus malos resultados en el juego.
Trasladando esto a la vida real, y si la ingesta superior se produce a diario, esto daría cuenta de por qué en los estratos sociales más bajos suele haber más sobrepeso.
Aumenta las conductas poco éticas
Además de todo lo anterior, tener dinero parece influir negativamente en nuestras actitudes y conductas éticas, disminuyéndolas de forma significativa.
Las investigaciones han encontrado que las personas más adineradas son más propensas a mentir en las negociaciones, hacer trampa para conseguir un beneficio y tomar decisiones poco éticas. También se muestran más proclives a infringir la ley mientras están conduciendo.
Seamos conscientes de cómo nos afecta tener dinero
Aunque los anteriores hallazgos no son determinantes ni es posible generalizar, sí deberían animarnos a reflexionar: muchas veces no somos conscientes de la situación de desventaja o de vulnerabilidad en la que se encuentran algunas personas.
No necesitamos ser millonarios para ser víctimas de este sesgo al considerar que todo lo que tenemos lo merecemos, siendo un tanto insensibles hacia quienes tienen menos. Como hemos visto, mediante la reflexión al respecto es posible corregir esta tendencia cognitiva y hacernos más conscientes de la injusticia y la desigualdad. Por esto, procuremos ser empáticos y no perdamos de vista los privilegios que, quizá, tenemos.
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