Cómo superar la muerte de una madre
A la hora de superar la muerte de una madre no hay recetas mágicas ni estrategias rápidas. A pesar de que albergamos una seguridad tácita de que esa experiencia llegará en un momento dado, nadie está preparado para ello. No importa que seamos ya adultos y que hayamos lidiado anteriormente con otras pérdidas, adversidades y dramas de otros tipos y otras texturas emocionales.
La pérdida de la figura materna es una de las vivencias más dolorosas. Es uno de los eventos más traumáticos que vive el ser humano. Bien es cierto que todo depende de la relación que hubiéramos tenido con esa figura familiar. Sin embargo, por término medio, el vínculo creado con ellas traza una alianza de grandes significados, soportes, apegos y un afecto de los que se convierten en columna vertebral.
Decía la escritora Joan Didion en su excelente libro El año del pensamiento mágico en el que abordó el tema del duelo, que la vida pasa deprisa y a veces nos puede cambiar en un instante. Y que quien ha perdido hace poco a un ser querido tiene una expresión particular, esa que solo reconocen quienes han pasado por lo mismo.
¿Cómo podemos lidiar con esta circunstancia por la que todos deberemos transitar en algún momento?
La pérdida de una madre es posiblemente la primera experiencia que pasarás sin que ella esté ahí para apoyarte.
Estrategias para superar la muerte de una madre
No hay una cantidad de tiempo determinada por la que uno deba pasar para superar la muerte de una madre. En realidad, nunca lo superamos del todo, pero aprendemos a vivir con esa pérdida. Esto significa que pueden pasar dos, tres o cinco años y, de pronto, necesitar llorar de nuevo en algún momento puntual esa ausencia. Y que esto suceda es perfectamente normal.
Un estudio de la Universidad del Norte de Texas apunta a la necesidad de contar siempre con un buen apoyo. Bien es cierto que cada persona afronta el duelo a su manera; unos necesitarán más tiempo y otros menos. También es verdad que esas pérdidas pueden ser súbitas o resultado de una larga enfermedad.
Cada realidad es única y muy particular, es cierto. Sin embargo, lo que más se necesita en la vivencia de las pérdidas es contar con alianzas y apoyo en ese viaje por el duelo. Porque el dolor es paralizante y nos obliga a hacer un ovillo con nuestro cuerpo y nuestra vida durante un tiempo.
Momento en el que nos daremos cuenta de que por primera vez en la vida lidiaremos con un sufrimiento sin contar con la ayuda de nuestras madres… Veamos ahora unas estrategias básicas que pueden servirnos de ayuda.
1. Permítete sentir cada sensación, emoción y recuerdo
Todo es válido. Cada emoción que aprisione tu cuerpo y tu mente tras la muerte de una madre es válida y debes aceptarla. Rabia, ira, tristeza, incomprensión, frustración, añoranza, miedo, desolación… Los primeros días tras esa pérdida siempre son borrosos y se tiene una extraña sensación de irrealidad. Tal experiencia es completamente normal.
Tras la pérdida de un ser querido, es normal sentir una especie de entumecimiento emocional. Nos cuesta reaccionar ante las cosas, la vida va más despacio y no es fácil estar conectado con el exterior, con lo que sucede alrededor. Esto forma parte del propio duelo.
2. No hay un duelo perfecto: cada persona lo vive de una manera
Cada duelo es único y esto es algo que debemos respetar. En ocasiones hasta dos hermanos pueden lidiar con esa pérdida de manera diferente porque la relación que tenían con su madre no era la misma. Esto es algo que debemos respetar. Habrá quien necesite llorar durante más tiempo y contar con más instantes de soledad.
En cambio, otras personas necesitarán hablar con amigos y familiares, sentir la cercanía de los suyos de manera constante. No hay un duelo normativo, por ello es importante no empujar a nadie a seguir adelante lo antes posible. Cada uno necesita su tiempo, su ritmo y sus procesos internos de reajuste emocional.
3. Aceptación: la vida no volverá a ser igual, será diferente
Para superar la muerte de una madre debemos entender que nuestra vida ya no será igual. Aunque nos insten a “volver a la normalidad” esa normalidad ya no estará, ya no será posible. Ahora bien, la aceptación de esa pérdida llegará en el momento en que entendamos que las cosas serán diferentes, pero no peores.
Nos adaptaremos, porque la vida avanzará y contaremos con amigos, familiares y parejas maravillosas. En nuestro corazón habrá un vacío, pero el ser humano aprende a vivir con el vacío de las ausencias de muchas maneras.
El dolor por quien ya no está se transforma lentamente, como una flor que germina en algo nuevo. En otra forma de amor que nos acompaña, que nos resguarda…
4. Hablar de nuestra madre, recordarla y permitirnos tener días malos
Hay que hablar de lo que duele para que duela menos. Es bueno compartir con los nuestros esos instantes vividos con nuestra madre, porque recordarla es honrarla. Tenerla en mente es hacerla presente, pero procurando eso sí que ese recuerdo no nos bloquee, sino que nos impulse. Porque nuestra madre nos querría felices.
Ella desearía para nosotros toda la dicha del mundo y por ello, un modo de homenajearla es teniendo una vida significativa. Asimismo, aceptemos también que la tristeza y la añoranza nos visitarán de vez en cuando. Tendremos días malos, pero esto es perfectamente normal.
Un modo de honrar a nuestra madre es teniendo la vida que ella hubiera deseado para nosotros. Ser felices es un modo de homenajearla. Su recuerdo pervivirá para siempre en nuestro corazón y es así como la hacemos presente cada día.
Si deseas sentir a tu madre cerca todos los días, muchas personas encuentran consuelo en joyas para cenizas, que son colgantes especiales diseñados para llevar una pequeña porción de las cenizas de un ser querido. Este tipo de relicarios te permiten llevar físicamente una parte de tu madre contigo y sirven como un recordatorio constante de su amor y presencia en tu vida diaria.
5. Para superar la muerte de una madre, encuentra tu paz y da nuevos significados a tu existencia
Toda pérdida nos obliga a reformular muchas cosas. Es una mueca en nuestra existencia, es cierto. Sin embargo, para superar la muerte de una madre es necesario que poco a poco encontremos nuestra paz. Nuestro equilibrio. Y cada cual, lo halla de un modo. Hay quien toma conciencia de que debe hacer cambios en su vida para que esta tenga mayor sentido y trascendencia.
Con la pérdida de un ser querido, tomamos conciencia de nuestra fugacidad y eso nos insta a vivir con mayor sentido. Hacerlo también es un modo de honrar a nuestras madres.
Cómo mantener la familia unida después de la muerte de una madre
Es cierto que, en algunos casos, la estructura familiar puede verse alterada tras la muerte de una madre. Esta es una circunstancia que puede dejar al descubierto problemas de relación entre hermanos, entre los hijos y el padre u otras figuras. Bien es cierto que cada núcleo familiar tiene unas características propias.
Sin embargo, esa pérdida traumática nos afecta a todos y no será lícito que esta estructura se deshiciera. No es lo que nuestra madre hubiera deseado. Esto nos obliga sin duda a realizar esfuerzos, a aunar intenciones, compromisos y voluntades. Todos nos necesitamos los unos a los otros y más en medio de un vacío tan doloroso.
Por tanto, procuremos limar diferencias y apagar rencores pasados. Reiniciemos y nutramos el vínculo con nuestros familiares para hacernos más fuertes, para que todo lo construido por nuestra madre perviva. Apoyémonos, busquémonos, hagamos llamadas, programemos encuentros frecuentes y hagamos planes en conjunto. El afecto requiere compromiso y el compromiso cumplido edifica el amor y la confianza.
Para concluir, la tristeza por la pérdida de nuestra madre siempre estará latente, pero aprenderemos a vivir con ese vacío. Extrañarla, añorarla, recordarla cuando hacemos o vemos determinadas cosas es un modo hacer presente su amor por ella. Encontrar de nuevo la alegría no es ninguna traición, es llevar la vida que ella hubiera deseado para nosotros.
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