Confianza, generosidad, afectividad: los beneficios de la oxitocina
Con múltiples funciones en nuestro organismo y en nuestras conductas, la oxitocina es una neurohormona que ofrece a nuestro cuerpo y nuestras emociones una serie de bondades.
Desde favorecer las actitudes maternales y paternales y las relaciones sexuales, hasta las relaciones sociales afectivas, el parto y las relaciones de confianza y amistad. Por estas y otras virtudes, muchos la llaman “la molécula del amor”. Profundicemos.
La oxitocina, amor romántico y la búsqueda de intimidad
La oxitocina, segregada por la glándula hipófisis (más conocida como pituitaria), es considerada la hormona del amor y la gran estrella de la conducta maternal y paternal.
Favorece orgánicamente la maternidad, tanto el parto como la lactancia: se libera en grandes cantidades tras la distensión de la vagina durante el parto, pero también reacciona a la estimulación del pezón cuando el bebé succiona.
También actúa en patrones sexuales, ya que está asociada con el contacto amoroso y el orgasmo, y una vez en el torrente sanguíneo produce una serie de efectos a posteriori del acto sexual. Tanto en hombres como en mujeres, el clímax sexual provoca el fluir de esta hormona y, por consiguiente, facilita la circulación del esperma y la contracción de los músculos en los canales reproductores de ambos sexos.
Además, se ha comprobado que, después de una relación sexual, cuando la testosterona y las endorfinas en el semen eyaculado se encuentran con la pared cervical, las mujeres reciben un golpe de testosterona, endorfina y oxitocina; mientras que los varones después del orgasmo experimentan un incremento de endorfinas y un aumento marcado en los niveles de oxitocina, lo que genera sentimientos relajantes y protectores.
Lleva bien ganado el título de la molécula del amor, puesto que se halla involucrada en la relación social, el reconocimiento y la valoración, la formación de relaciones de confianza y generosidad, la afectividad, la ternura y el acto de tocar como transmisión afectiva. Es decir, un simple abrazo, una caricia o un beso pueden ser activadores de la oxitocina.
La hormona de la monogamia
Para algunos, la oxitocina es la hormona de la monogamia. En una investigación de la Universidad de Bonn, se administró esta hormona o placebo a través de un aerosol nasal a un grupo de varones heterosexuales. El objetivo era estudiar cómo reaccionaban al presentarles una mujer atractiva. Para ello, tenían que indicar qué distancia consideraban adecuada respecto a la mujer y cuál les parecía incómoda.
Los científicos descubrieron que en el grupo de voluntarios, los hombres casados o en pareja que habían recibido la hormona querían mantenerse a una mayor distancia de la mujer que aquellos que habían recibido el placebo. Sin embargo, entre los varones solteros o sin pareja no ocurría lo mismo: según sus autores, el estudio proporciona la primera evidencia de que la oxitocina puede tener un papel clave en la fidelidad de los hombres.
La oxitocina es la gran madre, rige las conductas amorosas hacia la progenie y es considerada la hormona del apego, ejerce el instinto que protege y colabora en el desarrollo del feto y su crecimiento. Por ejemplo, cuando la madre da el pecho a sus hijos, la oxitocina actúa en las glándulas mamarias causando la secreción de la leche hacia una cámara colectora, desde la que puede extraerse por succión del pezón.
Por otra parte, los bebés reconocen la voz materna que activa la producción de oxitocina que, a su vez, ejerce una influencia especialmente en el apego entre madre e hijo y en el comportamiento del bebé. La voz materna consuela y tranquiliza al niño que se siente protegido por su madre.
Algunas investigaciones muestran que los niveles de oxitocina están elevados en personas que enamoradas, principalmente, en el amor maduro de la relación.
Su función está asociada con el contacto y el orgasmo: posibilita detonar en las chicas estas actitudes femeninas y maternales que proporcionan una gran sensibilidad en el contacto romántico. Este es uno de los motivos por los que en las adolescentes proliferan las fantasías románticas.
En cambio, el varón adolescente, producto de los litros de testosterona circulantes en su torrente sanguíneo, está más ocupado en sexualizar el vínculo rápidamente. Pero esto no quiere decir que los varones no fantaseen románticamente, ni que no se enamoren. En esta dirección, la paternidad puede disminuir los niveles de testosterona en los hombres, dado que aparecen conductas amorosas y de protección que son provistas por la hormona oxitocina. Por tal razón, no son pocos los hombres que disminuyen su libido sexual de cara al embarazo de su mujer.
Mayores niveles de confianza
También hay algunas pruebas interesantes que demuestran los efectos de la oxitocina en la autoconfianza, generosidad y reducción del miedo social.
En un juego de inversiones arriesgadas, los sujetos experimentales que recibieron oxitocina administrada nasalmente mostraron un nivel más alto de confianza en una proporción dos veces mayor que el grupo control.
Dopamina y oxitocina
Manteniendo la génesis del Homo sapiens, la tendencia sociable de las hembras primitivas hacía que se mancomunaran en pos de defenderse de la agresión de algún macho cabrío.
En algunas especies de monos sucede este fenómeno: si algún mono macho de talla prominente increpa a una hembra, en su defensa sale al ruedo el grupo de monas que con sus chirridos alejarán al agresor. Tal vez, sea esta una de las razones por las que las mujeres se unen tan frecuentemente a conversar de forma tan íntima, cómplice y afectiva, una actividad que les proporciona un gran nivel de placer y que es estimulada por la dopamina.
La dopamina tiene muchas funciones en el cerebro, incluyendo papeles importantes en la conducta y la cognición, la motivación y la recompensa, el sueño, el aprendizaje, el humor, la atención, entre otros. Es comúnmente asociada con el sistema del placer del cerebro, suministrando los sentimientos de refuerzo para motivar una persona de forma proactiva para realizar ciertas actividades.
Además, la dopamina participa en experiencias naturalmente recompensantes tales como la alimentación, el sexo, algunas drogas y los estímulos neutrales que se pueden asociar con estos.
La combinación entre oxitocina y dopamina proporcionan el placer de la intimidad en el universo de la mujer, principalmente, cuando el estrógeno está en alza.
La oxitocina en las adicciones y el amor
De acuerdo a algunos estudios en animales, la oxitocina inhibe el desarrollo de tolerancia a varias drogas adictivas (cocaína, opiáceos, alcohol) y reduce los síntomas de abstinencia, como también proporciona cierta equilibrio en las emociones y corroe los estados de ansiedad, pánicos, agorafobias, fobias, estrés, etc…
Se ha observado la desaparición o disminución de conductas de fobia social debido al aumento de los niveles de oxitocina y también podría ayudar a tratar ciertos trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia o el autismo.
Oxitocina y vasopresina
En función de lo emocional y social, otra hormona -la vasopresina- complementa las acciones de la oxitocina en la pareja, ya que actúa en el comportamiento de defensa de territorio, que demarca las fronteras de lo que se considera el lugar propio, lo particular e íntimo.
En estudios neuroendocrinos se ha constatado que, en buena medida, el vínculo de pareja maduro que perdura a lo largo de diversas etapas reproductivas depende de las hormonas oxitocina y vasopresina (se incrementa en el cerebro durante la copulación y el nacimiento de la crías).
La vasopresina es la hormona que ayuda a mantener el vínculo de pareja, activa los comportamientos de defensa agresiva de la misma y del territorio familiar, lo que impide además que la hembra copule con otros machos y así se garantiza la inversión parental.
La oxitocina en el amor
El amor puede considerarse una droga adictiva y tiene algunos efectos secundarios importantes. Tal y como señala un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein, cuando el amor se rompe, igual que cuando una persona es adicta a la droga, las consecuencias de la adicción son tan fuertes que pueden desembocar en graves conductas depresivas y obsesivas.
En este sentido, el amor puede provocar dependencia emocional, puesto que en el estado amoroso proliferan una serie de compuestos químicos y hormonas como la dopamina, la oxitocina y la serotonina. Por tal razón, en el amor se provoca excitación; estamos llenos de energía, motivados y con pocas horas de sueño nos reponemos fácilmente.
Algunos autores sostienen que cuando la cascada química desciende, hay muchas personas que lo interpretan como una pérdida de amor. Lo que realmente sucede es que los receptores neuronales ya se han acostumbrado a ese exceso de flujo químico y el enamorado necesita aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo.
- El cerebro necesita un proceso de recuperación para volver a los niveles hormonales normales y hace falta dejar pasar el tiempo para recuperar la estabilidad.
En este sentido, la oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción. Actúa cambiando las conexiones de los miles de millones de circuitos neuronales.
Por otro lado, no podemos olvidar que la oxitocina es una sustancia endógena, es decir, es segregada por nuestro cerebro y actúa como el consumo de droga: libera transmisores como la dopamina, la noradrenalina o la serotonina. Estos neurotransmisores permiten la inundación del cerebro de feniletilamina (un compuesto químico de la familia de las anfetaminas). El chocolate es rico en este compuesto, por eso es habitual que durante el mal de amores ¡se consuman cantidades excesivas!
Por ejemplo, la oxitocina, también juega un factor importante en los celos. Cuando somos traicionados, perdemos la confianza y los niveles de oxitocina descienden y los de cortisol aumentan (ya que el estrés es un factor que acompaña a los problemas y el cortisol es su protagonista).
De todas maneras, no podemos entender la segregación de neurotransmisores u hormonas solamente desde un sentido biológico. También los comportamientos, pensamientos, creencias, valores y emociones, ideas, prejuicios, la experiencia de vida o las fantasías pueden provocar mayor o menor segregación de químicos.
Neurotransmisores y hormonas como la serotonina, las endorfinas y la oxitocina son una tríada que ayudan a disminuir los altos niveles de cortisol en el estrés. Por tanto, el deporte, los espacios de tranquilidad y los vínculos afectivos (familia, amigos) producen el beneficio de combatir el estrés y conseguir un estado de bienestar y felicidad. Por favor… ¡sea oxitocínico!
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