Namaste, ¿qué significa?
Namaste es una palabra dotada de un mensaje tan hermoso como enriquecedor. Quienes practican yoga con frecuencia estarán ya más que habituados a pronunciar esta expresión en el final de la clase.
Estamos ante un vocablo originario del sánscrito que goza de una gran trascendencia espiritual en las culturas asiáticas. Si bien no se ha precisado una traducción literal en español, su significado general es un saludo respetuoso y una muestra de reverencia. Conozcamos más sobre esta bella palabra.
Un origen muy arcaico
Los orígenes de la palabra namaste son muy remotos y provienen de la cultura hindú, que abarca una gran diversidad de prácticas religiosas, dialectos y tradiciones. En India se hablan numerosos idiomas, entre ellos el sánscrito, que es considerado como una lengua sagrada y casi perfecta según los lingüistas debido a su notable riqueza fonológica.
Es más: El término «sánscrito» significa algo así como «perfectamente hecho». A su vez, y de acuerdo con un trabajo realizado en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, muchos autores lo han definido como «hecho con arte, elaborado».
Su gramática es admirable, y hasta no hace mucho era el vehículo de expresión y comunicación entre líderes religiosos brahmánicos y eruditos. Los hindúes utilizan la palabra namaste como forma de saludo y despedida.
Sirve también para dar gracias, para pedir permiso y para ofrecer respeto.
Raíces etimológicas del término
Pasemos a adentrarnos en la etimología de esta antigua palabra. Para empezar, hay que decir que namaste es una palabra compuesta. El término «namas» significa «saludo» o «reverencia», y proviene etimológicamente de «nam», que quiere decir «postrarse» o «inclinarse». Por su parte, el sufijo «te» es un pronombre personal, bastante parecido al equivalente en español, que por cierto, significa «a ti».
Entonces, si agrupamos ambos significados, descubrimos que namaste simboliza «te saludo» o «te reverencio». Sin embargo, aquí no se agota su denotación.
Los significados espirituales de Namaste
Vayamos más allá del aspecto semántico de este vocablo. Para comprender mejor su significado debemos profundizar en el universo filosófico-espiritual que posee el sánscrito. Veámoslo.
«Nada mío»
El término «namas» también puede ser interpretado como «nada mío». Por tanto, esta palabra vendría a simbolizar también la importancia de dejar a un lado el ego en una actitud de humildad frente al otro. Si este saludo lo realizamos desde el corazón, se establece una conexión genuina entre las personas. Un aspecto que va más allá de las expectativas y máscaras sociales.
«Tu espíritu y el mío son uno»
Este término también representa que todos estamos conectados y somos parte de un mismo universo. «Lo que a ti te hace feliz a mí me hace feliz. Lo que a ti te afecta a mí me afecta».
«La chispa divina que hay en mí, reconoce la chispa divina que hay en ti»
Hay otro matiz del significado espiritual de esta multifacética palabra. Nos referimos a la creencia de que existe una chispa divina en cada persona.
Entonces, cuando la palabra namaste está acompañada del mudra, estamos reconociendo la presencia divina de uno mismo en el otro. Si lo expresáramos con palabras, diríamos: «La chispa divina que hay en mí reconoce la chispa divina que hay en ti».
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Por otro lado, cuando pronunciamos la palabra namaste, en general la acompañamos de un gesto, un «mudra». Juntamos las palmas de las manos en forma de rezo y las llevamos al centro del pecho, justo al chakra del corazón. Según el budismo, esta posición nos permite reposar y hacer fluir nuestra energía para estar en armonía con el mundo.
En todos los casos, se trata de un vocablo que transmite un saludo o despedida cargados de respeto y amabilidad. Un gesto auténtico y sincero, liberado de todo prejuicio, que surge desde lo más profundo y bondadoso de nuestro ser.
Namaste y yoga
Tal como se indica en un trabajo publicado en la Revista Káñina, entre los términos sánscritos que se utilizan en la práctica del yoga, namaste es de los que se usa con mayor frecuencia.
En general, se la menciona al inicio o al cierre de una clase de yoga como una expresión de respeto y conexión entre el instructor y los estudiantes, así como entre los propios estudiantes.
No obstante, muchos instructores prefieren utilizar este gesto al finalizar la clase, cuando la mente está en un estado de mayor serenidad y el ambiente es más propicio. Esto ocurre después de haber ejercitado el cuerpo y alcanzado una sensación de relajación física y espiritual, lo que hace que esta expresión sea aún más significativa en ese momento.
¿Qué esperas para incluir esta palabra en tu día a día?
En este mundo occidental donde vivimos con prisa, estrés y ansiedad, apenas nos tomamos un momento para saludar a las personas con las que nos cruzamos cada día. Aunque parezca algo nimio, este simple gesto puede influir en la forma en la que nos relacionamos y experimentamos la vida.
Dicho esto, te invitamos a saludar teniendo en cuenta el sentido y propósito de este vocablo. Así podrás:
- Mejorar tus relaciones personales al honrar y respetar al otro, pues esta expresión implica reconocer lo mejor en ti y lo mejor en el otro. Empiezas, desde el momento que saludas, a tratar a los demás como a ti te gusta que te traten.
- Ser más positivo al notar la belleza espiritual que hay dentro de cada persona, ya que te sugiere centrarte en lo más bonito y puro que te ofrece cada persona con la que te vinculas.
- Dejar de juzgar y ser más compasivo. En lugar de reaccionar de forma negativa al sentirte atacado o herido por lo que alguien te diga, empezarás a verlo todo desde una consciencia más elevada. Tal vez esa persona que te habla esté sufriendo, tenga miedo o esté triste.
- Ser más meditativo y así contribuir a crear un mundo mejor. Cuando enuncias este vocablo honras el lugar en el otro, en cual mora el universo entero, allí donde habitan el amor, la verdad, la luz y la paz.
Di namaste, transforma tu vida
A partir de ahora, querido lector, cuando escuches o digas esta palabra, recuerda que, según esta cultura ancestral, estarás participando conscientemente en el proceso de evolución espiritual que este término tan especial busca estimular en tu interior.
Con su pronunciación, acompañada de su particular gesto, transmitirás que tu deseo es favorecer un encuentro real, impregnado de respeto a la otra persona, sea de la raza, edad o género que sea, ya que namaste solo entiende desde el ser.
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