El cortejo: una costumbre perdida con aspectos positivos
Si hay algo que ha cambiado de una forma radical en los últimos tiempos es la forma de entablar relaciones amorosas. El cortejo, por ejemplo, o es una especie en vía de extinción, o ya está extinguido en algunos casos. La cultura de la velocidad a ultranza ha invadido hasta los terrenos más insospechados, entre ellos, el amor.
Precisamente “la rapidez en el enganche” es una de las características que define a una gran cantidad de relaciones en el mundo de hoy. Pareciera que el cortejo ya no es necesario. Y, sin embargo, son muchísimas las parejas que se hartan por la falta de emociones y de magia. En otras palabras, de romanticismo.
“Y es que el amor no necesita ser entendido, simplemente necesita ser demostrado”.
-Paulo Coelho-
El cortejo no es exclusivo de los seres humanos. La mayoría de las especies de animales tienen rituales de cortejo. Pese a que por instinto se unen casi exclusivamente para aparearse y tener descendencia, no realizan este acto sin un preámbulo. La función de este cortejo es comunicarse, sincronizarse y preparar el terreno biológicamente con el objetivo de que la fertilidad sea la máxima posible.
Entre los humanos, en cambio, el cortejo ha perdido mucho prestigio. Se le considera un adorno innecesario. La consigna es: “vamos a lo que vamos”. No hay conquista amorosa en estricto sentido, sino algunas señales cruzadas que dan lugar a una relación cuyo destino es casi siempre efímero. Muchas veces, ni siquiera están seguros de gustarse. ¿Cuáles son esos gestos de cortejo que hoy están a punto de ser parte del pasado? Aquí están algunos de ellos.
Las flores, un clásico del cortejo
Las flores son un lenguaje universal y forman parte esencial del cortejo amoroso. Cuando alguien recibe flores de regalo, sin que haya una celebración o conmemoración, también recibe un mensaje amoroso directo. Son un halago y, al mismo tiempo, una forma elegante de expresar interés.
Regalar flores exige algo de coraje hoy en día. Para muchos es un símbolo de lo cursi e incluso piensan que podrían generar rechazo. Quizás un rechazo aparente porque difícilmente se puede ver con malos ojos un obsequio tan lindo. Y exigen coraje también porque marcan un punto de inflexión: declaran abiertamente que se tiene interés amoroso en el otro y por lo tanto no dejan de ser una muestra de vulnerabilidad.
Los teléfono móviles no son románticos
Hay tanto miedo al rechazo que muchos buscan pretextos para manifestar directamente el interés que sienten por alguien. Los teléfonos móviles son como anillo al dedo para ese propósito. Permiten mantener una atención intermitente. Si todo va bien, se ignora el aparato. Si hay algo de tensión o el asunto no fluye, se vuelcan los ojos sobre el móvil para eludir la situación.
Apagar el teléfono y guardarlo puede ser un lindo gesto de cortejo. Significa que pondrás todo el interés y toda la atención en la persona que tienes delante. Significa también que no estás jugando a esconderte y que sabes lo que quieres. Cuando deseas conquistar a alguien, nada mejor que hacerle ver y sentir que es importante para ti.
¿Qué venimos siendo?
Actualmente es muy usual que dos personas involucradas en una relación amorosa no sepan realmente qué clase de vínculo los une. Se supone que todo debe irse dando y que ponerle un nombre de alguna forma limita las posibilidades o supone un compromiso. Sin embargo, dejar abierto el significado de la relación en realidad no es una buena idea ya que no hay terreno mejor abonado para los malentendidos que ese.
Que manifiestes interés directo en alguien no quiere decir que vayas a disparar la expectativas del otro. Tampoco que vas a vivir un episodio al mejor estilo de “Atracción fatal”. Por el contrario, definir la relación claramente contribuye a que no aparezcan motivos para sentir ansiedad o hacer conjeturas equivocadas. Expresar lo que quieres de un vínculo es una forma de generar confianza y permite que todo fluya más espontáneamente.
Las palabras lindas
Un “me gustas” no siempre expresa lo que verdaderamente sientes o quieres. Tampoco dice demasiado a la persona que lo escucha. Es una de esas expresiones estandarizadas que resumen la idea de que quieres tener una relación con la otra persona, pero no aportan mucho más significado que eso.
Las palabras lindas y significativas nunca pasarán de moda. Muchas personas admiran sinceramente al otro, pero no lo dicen. Bien sea porque no están acostumbrados a expresar o porque temen excederse, o que el otro asuma una posición de poder. No debería existir ese miedo. Durante el cortejo, las palabras lindas deberían ser la constante. Alimentan, nutren y le dan magia a una relación.
Lo que hace importante al cortejo es que le imprime una atmósfera especial a una relación. No solo es un precedente que la hace más mágica, sino que también fija unas pautas afectuosas y de respeto en el vínculo. Rescata esa ternura que tanto bien nos hace a todos, especialmente es una época en la que el es escaso afecto. Por eso quizás el cortejo sea una de esas costumbres que valga la pena recuperar.