Cuando el amor se convierte en obsesión
Para la mayoría de la gente, el amor es un sentimiento maravilloso y gratificante. Es ese estado en el que nos vinculamos a alguien en libertad para crear un proyecto en común. Ahora bien, en otros casos el amor es poco más que una obsesión. Son situaciones donde aparece un deseo casi maníaco de poseer a la otra persona. Estos signos perfilan a individuos inseguros y celosos, con muchas carencias, las mismas que proyectan en la relación.
Esta forma de actuar con respecto al otro provoca que las relaciones con otras personas se vean resentidas. Se sienten obsesionados por su pareja o por la persona que desean. Llegan, incluso, al límite de perseguirla, de acecharla, de controlarla para saber dónde está a cada momento. Tienen un miedo atroz a que esa persona se pueda ir de su lado.
La obsesión por una persona es un deseo de poseer a la pareja como si fuera de nuestra propiedad.
Más allá de ver estas situaciones como algo puntual, hay un aspecto que conviene tener muy presente. Debemos saber diferenciar el amor saludable del obsesivo. Este último da forma a conductas delirantes que desgastan y destruyen por completo una relación. Aún más, en un 1% de los casos podemos estar incluso ante un trastorno mental. Veamos más datos a continuación.
¿Qué es el amor obsesivo?
En una relación, el amor obsesivo significa que alguien ha ido más allá del cariño y el respeto, y ha pasado a vulnerar los derechos de la pareja (o la persona de la cual se ha enamorado sin que esta le corresponda). Asimismo, hay casos en que este tipo de condición afectiva puede derivar incluso en violencia, agresión física o psicológica.
El amor sano y enriquecedor del que hablábamos hace un momento jamás cruzará estos límites. No solo hay un compromiso, lo que hay por encima de todo es respeto por la otra persona. Respeto a su privacidad, a su libertad personal, a su forma de ser y actuar. En el momento en que alguien sortea estas barreras personales, aparece la inquietud y la sensación de amenaza.
No obstante, hay un detalle que suele darse en muchas ocasiones. En caso de que mantengamos una relación con una persona con un comportamiento afectivo-obsesivo, es común que distorsionemos muchos de estos comportamientos.
Hay quien, por ejemplo, confunde celos con amor e incluso la necesidad de control con pasión. Debemos ser objetivos y sensibles ante este tipo de dinámicas sabiendo diferenciar el amor auténtico y respetuoso del que es claramente obsesivo.
Algunos indicadores del amor obsesivo
Para tener una idea más clara de cómo se manifiesta el amor obsesivo, a continuación presentamos las señales más comunes:
- La creencia de que la única forma de ser pleno y feliz es estando con la pareja.
- Conductas neuróticas y compulsivas para mantener el contacto con la pareja. Por ejemplo: llamadas o visitas constantes.
- Peleas o acusaciones falsas que se tornan cada vez más violentas.
- Control excesivo de la apariencia, amistades y actividades del otro.
- Negación de que la relación llegó a su fin.
- Amenaza o manipula a la pareja cuando no obtiene lo que quiere. Algunas frases típicas son «si en verdad me quieres, haz esto por mí» o «si no haces lo que te digo, atente a las consecuencias».
- Una intensa preocupación por la relación que es desproporcionada con respecto al tiempo que las personas se conocen
- Negación a escuchar los sentimientos de la otra persona o aceptar cualquier límite que intente crear.
Otras señales pueden incluir diferentes tipos de comportamiento celoso.
Celos obsesivos
Las personas con celos obsesivos tienen pensamientos de celos excesivos junto con comportamientos compulsivos. Las personas con celos obsesivos pueden reconocer que sus pensamientos son irracionales. Los síntomas de los celos obsesivos son más extremos que la emoción normal:
- Pensamientos de celos intrusivos y excesivos, en los que puede ser difícil dejar de pensar.
- Limitar la libertad de la otra persona.
- Verificar constantemente el comportamiento del otro.
Celos delirantes
Según un artículo , este tipo de celos ocurren cuando una persona tiene la certeza absoluta de que su pareja le está siendo infiel, pero no tiene evidencia de ello. Los celos delirantes son un tipo de trastorno psicótico, al que las personas también pueden referirse como síndrome de Otelo.
Los síntomas son:
- Convicción de que la pareja está siendo infiel.
- Delirios persistentes sobre la infidelidad de la otra persona.
- Preocupación por la infidelidad.
- Pensamientos y emociones paranoides e irracionales.
- Comportamiento inaceptable o extremo.
¿Qué hay detrás de una persona con un comportamiento obsesivo en el amor?
Lo señalábamos al inicio, generalmente una parte de estos comportamientos tienen detrás algún tipo de problema psicológico. Veamos algunos ejemplos:
- Las personas con un trastorno obsesivo-compulsivo pueden evidenciar esta conducta: son perfiles caracterizados por una baja autoestima y con la necesidad permanente de que otros llenen sus vacíos emocionales y resuelvan todos sus problemas. Se sienten además atrapados por sus miedos y marcadas inseguridades. Son individuos también que en un momento dado pueden ver o conocer a alguien y empezar a obsesionarse.
- Personas con trastornos del apego: es otro factor llamativo que explicaría también la conducta obsesiva en el amor, ahí donde alguien proyecta en sus relaciones los trastornos del vínculo originados en la primera infancia.
- Erotomanía o síndrome de Clerambault: se trata de un trastorno donde alguien piensa que hay una persona tremendamente enamorada de él o ella. Eso le da pie a desplegar conductas de seducción, acoso y persecución.
Todo lo que nos ocurre en la infancia tendrá su repercusión en nuestras relaciones en la vida adulta.
Cómo tratar con la obsesión por una persona
Al igual que el resto de los trastornos psicológicos, es importante hacer frente al problema. Pero, para ello, debe de ser la persona que sufre el trastorno obsesivo quien quiera acabar con él, quien dé el paso definitivo hacia esa búsqueda de ayuda profesional y especializada. Si lo fuerzan otras personas, no será efectivo.
Por otro lado, si somos nosotros mismos quienes hemos caído en ese estado de obsesión por alguien, es momento de tomar conciencia y afrontar el problema. Estos son los pasos que deberíamos dar.
Poner distancia
Aléjate del problema y deja marchar a la persona. Esto es especialmente importante si has empezado a evidenciar conductas de acoso, persecución y vigilancia. Asume, acepta y reflexiona sobre tu comportamiento no es el correcto y establece una decisión firme: cesa en esta dinámica. Por respeto a la otra persona y por ti mismo.
Ponerse en el lugar del otro
Mira en tu interior y entiende la postura de la otra persona. Empatiza y entiende que el amor no es sinónimo de posesión. Si la posesión entra en escena (y se convierte en una necesidad para ti) es una señal de advertencia de que es una conducta insana, peligrosa y dañina para todas las partes.
Confiar en uno mismo
Trabaja tu autoestima y la confianza a dos bandas. Tanto en tu propia persona como en los demás. Entiende que la baja autoestima es la causa de este tipo de trastornos. Por ello, elige las actividades que te ayuden a sentirte bien, que te aporten bienestar y confianza en ti mismo para favorecer tu desarrollo emocional y personal.
Ser activo
Elige un pasatiempo que te guste, porque además de desarrollar una habilidad que te dará más confianza, te ayudará a superar ese sentimiento de impotencia y abatimiento, canalizando toda tu energía en sobresalir en esa actividad. Realiza algún deporte, proponte nuevos objetivos y abre un poco más tus círculos sociales. Procura relativizar pensamientos, liberar tu mente…
Pedir ayuda
Busca la ayuda profesional, de amigos y familiares. Un profesional puede escuchar tus problemas y buscar así la raíz de los mismos para consensuar entre ambos un plan de acción. La atención individualizada o por medios de grupos de apoyo suele dar muy buen resultado en estos casos.
Por otro lado, si tienes un círculo positivo de amigos, el impacto será también muy enriquecedor si das el paso y te abres a su lado a iniciar nuevos planes, actividades con las que canalizar la ansiedad y esos pensamientos intrusivos que dan forma al ovillo de la obsesión.
“La obsesión por una persona se confunde con amor, cuando el amor se confunde con pertenencia”.
-Anónimo-.
Para concluir, recuerda que el amor auténtico, el más significativo, no conoce ataduras ni límites ni comprobaciones constantes. El amor debe ser libre.
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