Cuando los valores se convierten en sagrados

Cuando los valores se convierten en sagrados
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 05 enero, 2018

Todos tenemos ideas o cosas que son importantes para nosotros. Pero algunas son tan importantes que acabamos por darles un valor. Estos valores van a tener una importancia especial, sobre todo cuando son compartidos por más gente. Son considerados profanos pero, en ocasiones, su esencia no va a poder ser cuantificada, negociada ni intercambiada. En estos casos se van a convertir en valores sagrados.

Estos valores sagrados deben respetarse de forma absoluta y protegerse por encima de todo y de todos. Cuando una preferencia se convierte en un valor sagrado también se convierte en un imperativo moral. Al ser un imperativo moral, se hace incomparable con otros valores e imposible de intercambiar por bienes materiales o inmateriales.

Cómo se forman los valores sagrados

Una preferencia por un objeto o idea se puede convertir en un valor sagrado de muchas y diversas formas. Sin embargo, cuando se trata de valores que son sagrados para todos los miembros de un grupo existen, principalmente, dos procesos. Ambos procesos parten de la percepción de que existe una amenaza.

Familia de compras

Según el primer proceso, las disputas entre grupos pueden llevar a que una preferencia sea amenazada. Esa amenaza va a llevar a que el grupo integre su preferencia dentro de un ritual, transformándolo así en un valor sagrado. Esto va a hacer que el mundo se divida en dos, lo sagrado y lo profano. A la vez, el valor sagrado va a unirnos con los miembros de nuestro grupo, separándonos más de las personas de otros grupos.

Por otra parte, de acuerdo al segundo proceso, cuanto mayor sea la amenaza, más van a ser los rituales que se realicen. Estos rituales, relacionados con el valor sagrado, se van a repetir más a menudo, lo cual va a servir para estrechar las relaciones con los miembros de nuestro grupo. Además, estos rituales van a servir para comprometerse con las normas del grupo.

¿Qué efectos tienen los valores sagrados?

Los valores sagrados van a influir en las decisiones que tomamos. Cualquier decisión que ponga en peligro o critique nuestros valores sagrados va a ser rechazada. Incluso aunque esta decisión sea improductiva. Además, los valores sagrados incorporan creencias morales, las cuales conllevan normas de conducta sobre lo que está bien y lo que está mal.

Por tanto, vamos a defender nuestros valores sagrados ante todo y para ello usaremos estrategias psicológicas. Algunas de estas estrategias son el ultraje moral y la purificación moral. El ultraje moral se refiere a experimentar aversión cognitiva, emocional y comportamental por valores contrarios o diferentes a los sagrados. Por su parte, la purificación moral consiste en llevar a cabo actos simbólicos que reafirmen el compromiso con el valor sagrado.

Hombre con el interior lleno de dinero

Las ventajas de los valores sagrados

Normalmente se tiende a pensar que nuestras conductas son racionales y que a la hora de tomar decisiones tenemos en cuenta el balance entre costes y beneficios. Lejos de estas ideas, muchas de las decisiones importantes que tomamos están guiadas por nuestras creencias sobre lo que está bien y lo que está mal. Con los valores sagrados sucede algo similar. Pese a que en muchas ocasiones librarnos de ellos sería lo racional, no lo vamos a hacer.

A pesar de ello, los valores sagrados tienen ventajas desde una perspectiva evolutiva. Por ejemplo, nunca vamos a vender un valor sagrado. No todo está en venta. Esta resistencia va a hacer que seamos más solidarios con las personas que comparten nuestro valor.

Al igual, los valores sagrados van a ser intemporales. Son importantes siempre, incluso aunque sean eventos sucedidos hace miles de años, por lo que vamos a mantener un compromiso con otras personas que consideran ese valor sagrado durante toda la vida.

Jerusalén

Jerusalén como un valor sagrado

Un ejemplo actual de los valores sagrados lo encontramos en Jerusalén. Esta antigua ciudad, disputada por palestinos e israelíes, se ha convertido en un valor sagrado para ambos grupos. En concreto, su estatus es el que se ha convertido en valor sagrado. Por ello, ofrecer dinero por entregar la ciudad al otro grupo no va a servir para nada.

Cuando el presidente Donald Trump reconoció Jerusalén como capital de Israel, lo que hizo fue amenazar el estatus de la ciudad. Esto fue visto por los palestinos como una amenaza a uno de sus valores sagrados, por lo que la respuesta fue el rechazo, que en algunos puntos se manifestó con violencia.

Esto lo único que hizo fue perpetuar el conflicto. Si lo que se busca es la resolución del conflicto, amenazar un valor sagrado no es el camino. La realización de concesiones simbólicas, sin beneficio material pero que reconocen los valores del otro, puede abrir el camino para resolver conflictos intratables.


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