Cuestionamiento socrático para tus creencias limitantes
Las personas estamos hechas de sueños, deseos e infinitos miedos que vetan las dos primeras dimensiones. Bien es cierto que los temores facilitan nuestra supervivencia y que gracias a ellos podemos sobrevivir como especie. Sin embargo, debemos admitir que buena parte de esas dimensiones están conformadas de creencias irracionales, de ideas del todo limitantes.
Nos da miedo fracasar, «meter la pata» en casi cualquier circunstancia. Nos asusta hacer el ridículo, mirar al futuro y ver ese horizonte dominado por una gran incertidumbre. No saber qué puede pasar mañana aniquila en muchos casos nuestro potencial presente. Es obvio que, como seres humanos, jamás nos libraremos de todos y cada uno de nuestros miedos.
Al fin y al cabo, buena parte de ellos cumplen un papel fundamental. Sin embargo, debemos racionalizarlos, pasarlos por el filtro de la objetividad y hasta del sentido común. Un modo de deconstruir nuestras percepciones limitantes es mediante el diálogo socrático con uno mismo. Profundizamos en esta estrategia tan saludable a continuación.
«Sé que no me creerán, pero la forma más alta de excelencia humana es cuestionarse a uno mismo y a los demás».
-Sócrates-
¿Qué es el cuestionamiento socrático?
El cuestionamiento socrático es un método basado en el diálogo y las preguntas reflexivas que nos permite meditar en ciertas suposiciones, explorar conceptos complejos y desarrollar un pensamiento más crítico. Esta herramienta fue desarrollada por Sócrates para interrogar a sus alumnos sobre sus creencias.
Para el filósofo de Atenas, el auténtico conocimiento solo se alcanzaba cuando personas con diversas perspectivas dialogaban entre sí. No nos extrañará que dicho enfoque sea en la actualidad una de las piedras angulares de la terapia cognitiva conductual (TCC). Los profesionales se entrenan para plantear preguntas abiertas que promuevan en el paciente la reflexión y la introspección.
Una investigación de la Universidad de Calgary destaca la utilidad del diálogo socrático para desentrañar esas creencias y valores arraigados en nuestro interior que modulan cada pensamiento, emoción y buena parte de nuestras conductas. Estamos ante una herramienta idónea para facilitar el cambio y un enfoque mental más saludable.
El cuestionamiento socrático no busca confrontarnos ni generarnos incomodidad. Su propósito es incitarnos curiosidad por reflexionar en nuestras creencias y perspectivas y valorar si deberíamos ajustarlas, asumir unas ideas más luminosas y beneficiosas para nosotros.
Creencias limitantes: ¿cómo desactivarlas con esta técnica?
Todos tenemos creencias limitantes, cada uno de nosotros fabricamos a diario más de un pensamiento que aprisiona nuestro potencial humano. Ahora bien, que aparezcan en nuestra mente no es un problema, el desafío llega cuando damos valor y veracidad a ideas del todo distorsionadas y negativas para nosotros mismos.
No podemos dejar de lado que estudios como los efectuados en la Universidad de Stanford destacan que las creencias limitantes son los cimientos de muchos trastornos psicológicos, tales como la ansiedad o la depresión. ¿Y si actuamos de manera preventiva? Aplicar el cuestionamiento socrático para desactivar esas percepciones trampa que nos abocan a la infelicidad está en nuestras manos.
Habilitarnos en el arte de la autorreflexión y el pensamiento crítico no duele, no genera malestar: nos transforma. Nadie podrá adaptarse a un mundo complejo y cambiante si primero no practica ese autoconocimiento desde el que encender las virtudes y eliminar esas malas hierbas que nos limitan. Veamos cómo llevar a cabo esta estrategia:
1. Registra tus creencias limitantes e ideas negativas
Tomar conciencia de que todos producimos ideas y pensamientos que vetan nuestro bienestar es el primer paso. Llevar un registro de ellos es crucial y nos permitirá trabajar con mayor efectividad el cuestionamiento socrático.
Ten presente que las creencias limitantes hablan la voz del miedo y de la autocrítica. El temor al fracaso, a que todo salga mal, pensar que no somos válidos, que haremos el ridículo o que el mañana solo nos traerá fatalidades son claros ejemplos de ello.
2. Aclaración: ¿a qué nos referimos con esa idea?
«Mejor no me presento a esa entrevista de trabajo porque sé que no me cogerán», «mejor me olvido de enviarle un mensaje a esa persona porque sé que no le gusté en nuestra primera cita».
La aclaración tiene como propósito razonar esa idea o esa percepción que surge de pronto en nuestra mente. Implica explicar un poco más esa percepción, describirla y darle más forma. Por ejemplo: «tengo la sensación de que si me presento a esa entrevista haré el ridículo o algo me dice que no le gusté demasiado a esa persona en nuestra cita».
3. Evidencia y respaldo de esas ideas
El cuestionamiento socrático busca también que busquemos evidencias que den una validez objetiva a nuestras concepciones. Tal ejercicio requiere activar nuestro pensamiento crítico y analítico, un paso sin duda esencial.
«¿Qué razones tengo para pensar que me rechazarán en esa entrevista? ¿Por qué haré el ridículo, es que no tengo competencias suficientes para cubrir ese puesto laboral?/ ¿Qué hechos objetivos me hacen pensar que le di tan mala impresión a esa persona con la que tuve una cita?».
4. Puntos de vista alternativos
El cambio hacia el bienestar no será posible si no nos esforzamos por dejar atrás patrones de pensamiento desgastantes, para sustituirlos por enfoques más ajustados. Algo así implica comprometernos en el cambio. Porque no basta con cuestionarnos y detectar ideas dañinas si después no hacemos nada al respecto.
Plantearnos ideas alternativas que corrijan esas percepciones irracionales nos permitirá ensanchar la mente, traer luz. Debemos dar forma a nuevas posibilidades, a nuevos enfoques mentales más útiles.
«¿Qué puedo perder si me presento a esa entrevista de trabajo? ¿Y si en lugar de pensar que haré el ridículo confío un poco más en mi potencial y mi experiencia?/ ¿Qué pierdo enviándole un mensaje a esta persona para ver así qué me responde? Al fin y al cabo, yo me lo pasé bien en esa cita. ¿Quién no dice que él/ella esté esperando a que yo dé el primer paso?».
El cuestionamiento socrático requiere comprender el porqué de nuestras creencias, confrontarlas para saber si nos son útiles y, a continuación, plantear una alternativa.
5. Implicaciones y consecuencias
Cuestionar y cuestionarnos a nosotros mismos despierta el pensamiento crítico y reflexivo; lo sabemos. Aún más, logra también abrirnos nuevas perspectivas. Lo consigue porque quien indaga y se cuestiona sus creencias toma conciencia de que mucho de lo que daba por sentado no era del todo cierto, ni beneficioso.
Para alcanzar ese punto óptimo de autodescubrimiento es necesario pensar qué consecuencias podría tener cambiar nuestras creencias y percepciones desgastantes. ¿Nos beneficiaría? ¿Nos haría sentir mejor? ¿Podría traer cambios positivos a nuestra vida?
«Si me atreviera a presentarme a esa entrevista de trabajo, cabe la posibilidad de que consiga el empleo. Si no lo logro, me sentiría también mejor conmigo mismo porque he dado ese paso/ Si envío el mensaje a esta persona que me gusta, puede que volvamos a citarnos. Si esto no sucede, me sentiré bien conmigo mismo por haberlo intentado».
La mente está conformada por suposiciones que se arraigan a lo más profundo de nuestro ser. Algunas nos impiden tener la vida que deseamos de verdad. Lo complicado es que no siempre somos conscientes de que ciertas creencias son el cimiento que edifica el muro de una depresión o la trampa de la ansiedad.
Aprendamos a cuestionarnos de vez en cuando, dediquemos tiempo en nuestro día a día para hablar con nosotros mismos y, como Sócrates, desafiarnos para despertar y adquirir conocimiento.
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