Ejercicio de la mente sabia en la terapia dialéctica conductual

Una mente sabia te aporta un espacio de calma y equilibrio en el que solo fluye la verdad. Es desde ese enfoque que combinan la lógica con la intuición, y desde donde puedes tomar las mejores decisiones. ¡Descubre cómo desarrollarla!
Ejercicio de la mente sabia en la terapia dialéctica conductual
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 29 febrero, 2024

La doctora Marsha Linehan es una psicóloga reconocida por desarrollar la terapia dialéctica conductual o TDC que suele utilizarse para el tratamiento del trastorno límite de personalidad.

Linehan tiene una idea muy interesante que suele señalar a menudo en sus trabajos. La mayoría de nosotros somos conscientes de que tenemos el corazón roto, pero no nos damos cuenta de que disponemos también de un gran potencial para desarrollar una mente sabia.

Gracias a ese enfoque mental manejaríamos mejor el dolor y el malestar cotidiano. Esa mente hábil, sintonizada con nuestras necesidades y capaz de combinar la lógica con la intuición, nos permitiría tomar mejores decisiones. Porque, aunque estemos un poco rotos por dentro, de entre esas fracturas puede emerger esa aleación capaz de sanarnos para poder avanzar.

Todos podemos entrenar el cerebro para llevarlo al máximo de sus posibilidades y lograr que actúe como nuestro aliado. Veamos cómo llevar a cabo un sencillo ejercicio para despertar esta competencia.

“La mente sabia casi siempre está tranquila. Tiene cierta paz. Es donde la persona sabe algo de manera centrada”.

Dra. Marsha Linehan

rostro simbolizando la mente sabia
La terapia dialéctica conductual (TCD) nos permite desarrollar una vida que merezca la pena vivir. La mente sabia es un componente básico en este enfoque.

¿Qué es la terapia dialéctica conductual (TDC)?

La terapia dialéctica conductual surgió en los años 70 ante las limitaciones que, en ciertos casos, presentaba la clásica terapia cognitiva-conductual.

La doctora Marsha Linehan desarrolló este enfoque terapéutico para poder tratar a los pacientes con mayores problemáticas. Ejemplo de ello son las conductas suicidas y autolesivas, el abuso de sustancias, la depresión en personas mayores y el trastorno límite de personalidad (TLP).

Una investigación de la universidad de Simon Fraser, en Canadá, destaca que este tratamiento integra corrientes de la propia terapia cognitiva-conductual, combinada con la teoría biosocial, la filosofía dialéctica, la atención plena y la regulación de las emociones. Asimismo, uno de los aspectos más interesantes de esta terapia es que no se focaliza de manera directiva en lograr que el paciente cambie.

A menudo, esa insistencia lo que consigue es que la persona se sienta culpable por lo que sufre y le sucede. En cambio, el terapeuta dialéctico conductual favorece primero la aceptación de uno mismo y de aquello que le rodea. Después, se insta al cambio aportando herramientas muy válidas e interesantes.

La evidencia científica nos demuestra que aquellos pacientes ingresados reciben antes el alta cuando se les aplica la terapia dialéctica-conductual.

La mente sabia dentro de este enfoque terapéutico

Desarrollar una mente sabia es uno de los propósitos terapéuticos de la propia terapia dialéctica conductual. Se trata de conseguir que la persona sea capaz de actuar y decidir desde ese filtro intermedio entre la lógica y la emoción, entre el pensamiento racional y el intuitivo.

  • La mente sabia nos permite razonar e interpretar lo que nos rodea desde un espacio de calma.
  • La mente sabia facilita el poder dominar nuestros impulsos para decidir y actuar de un modo más centrado y reflexivo.
  • Gracias a ella podemos navegar mejor por los problemas, ya sean grandes o pequeños. Nos permitirá poner en práctica estrategias que antes nos ayudaron en situaciones similares o bien dar forma a nuevas conductas que faciliten el avance.
  • Nos facilita el poder escucharnos, conectar con nuestras necesidades y analizar mejor lo que nos rodea mediante una atención plena.
  • La mente sabia se rige por la comprensión, la intuición y la autoconciencia.

Por último, cabe señalar que desde la terapia dialéctica conductual (TDC) se insiste en que este recurso necesita de un adecuado entrenamiento. Cuando nos enfrentamos a momentos difíciles, es común reaccionar de manera sobredimensionada o bien, de un modo demasiado lógico. Este recurso nos guiará, poco a poco, hacia ese necesitado punto intermedio.

Desarrollar una mente saba nos permitirá tener la sensación de que estamos logrando un mayor control sobre nuestra vida. Algo así mejora de manera notable el bienestar al actuar y decidir de manera más centrada y reflexiva.

Mujer distraída pensando con la mente sabia
La mente sabia nos permite dejar de actuar de manera impulsiva para tomar decisiones más meditadas.

Ejercicio para desarrollar la mente sabia

Imaginemos por un momento un diagrama de Venn (ese donde diversos círculos se unen entre sí). La mente sabia es ese punto central en el que confluyen la mente emocional y la racional. Alcanzar ese espacio de perfecto y mágico equilibrio se logra con la práctica cotidiana y con una serie de prácticas muy básicas. Analicémoslas.

1. Visualiza

La doctora Marsha Linehan utiliza una metáfora que podemos usar como visualización para despertar la mente sabia:

  • Imagina un pozo en cuyo fondo hay un agua clara y refrescante a la que deseas llegar.
  • Para descender hasta allí debes atravesar numerosos obstáculos. En primer lugar, hay una trampilla que está cerrada con varios candados con complejas combinaciones. Para abrirlos, deberás utilizar tu inteligencia.
  • Cuando lo logres y puedas ya introducirte para descender, te encontrarás con un espacio reducido y agobiante. En ese contexto, no tienes otra opción que manejar el estrés y las emociones difíciles, para e ir bajando con calma hasta poder alcanzar esa agua tan deseada.

 2. El río de tus pensamientos

En este momento, ya comprendes que alcanzar ese enfoque profundo de pensamiento sabio, requiere de un trabajo meticuloso. Bien, ahora lo que haremos es coger un cuaderno y un lápiz:

  • Escribe los pensamientos que te vienen a la mente.
  • Deja que aparezcan como quien atiende el fluir de un río. No juzgues lo que llega a tu mente, no te critiques o avergüences por lo que veas.
  • Acepta todo pensamiento y escríbelo en tu libreta. Es momento de observar cada dimensión que surge de tu interior.

3. Amabilidad y empatía

Sé amable contigo mismo y con todo ese conjunto a menudo difuso, negativo y hasta caótico de los pensamientos que te dominan. Es comprensible que al analizarlos, te sientas dominado por diversas emociones: miedo, ansiedad, frustración. Ten en cuenta que no eres los pensamientos y las emociones que experimentas, eres la persona que elige qué hacer con ellos.

Lo primero que deberás hacer es ser amable contigo mismo, dejar de castigarte, de reaccionar contra ti mismo. Empatiza con tu ser interno y toma conciencia de que necesitas dar respuesta a tus problemas.

4. Dos preguntas

En este instante, comprendes ya que no puedes seguir reforzando ideas y conductas que te conducen al malestar. ¿Qué tal si seguimos avanzando?

La terapia dialéctica conductual se vale también de la atención plena en sus tratamientos. Por ello, es recomendable que focalices siempre tu atención en el instante presente, en el aquí y ahora. Desde ese espacio, hazte dos preguntas:

  • ¿Cómo debo abordar este problema?
  • ¿Qué necesito para hacer ese cambio y sentirme mejor?

Todos podemos apelar a nuestra experiencia y también a esa intuición capaz de revelarnos cuál es el mejor camino que deberíamos tomar. A veces, la mejor opción es pedir ayuda profesional, no hay duda.

Sin embargo, en nuestro día a día siempre hay estrategias que podemos aplicar preguntando a esa mente sabia que, como el duende mágico en un pozo, puede darnos la respuesta que necesitamos.


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  • Chapman AL. Dialectical behavior therapy: current indications and unique elements. Psychiatry (Edgmont). 2006 Sep;3(9):62-8. PMID: 20975829; PMCID: PMC2963469.
  • Gratz, K. L., Tull, M. T., & Wagner, A. W. (2005). Applying DBT mindfulness skills to the treatment of clients with anxiety disorders. In Acceptance and mindfulness-based approaches to anxiety (pp. 147-161). Springer, Boston, MA.

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