David Berkowitz, el asesino del calibre 44
El día de Nochebuena de 1975, David Berkowitz estaba decido a matar. Se había fijado en una chica de 14 años que estaba patinando en la pista de hielo con sus amigos. Cuando la joven iba de camino a su casa, la abordó y la apuñaló varias veces. Sin embargo, gracias a la fortuna de llevar un abrigo fuerte y resbaladizo, la víctima logró escapar.
David había contenido una rabia en su interior que estaba a punto de abrirse paso. Esa noche había nacido un nuevo asesino en serie.
Infancia y adolescencia
David Berkowitz nació el 1 de junio de 1953 en Nueva York (Estados Unidos). Su verdadero nombre era Richard David Falco. Su madre lo entregó en adopción al matrimonio formado por Nathan y Pearl Berkowitz, debido a la negativa de su segundo marido a tener más hijos.
Desde que era pequeño, se sintió diferente a los demás. Fue un niño tímido y con gran capacidad para la mentira. Además, no era un buen estudiante y tenía pocas relaciones sociales. Con tan solo 14 años, David perdería a su madre adoptiva, quien fallece a causa de un cáncer.
La personalidad de David Berkowitz cada vez era más compleja, a lo cual se unían sentimientos de soledad y rechazo social. Cuando su padre adoptivo decide casarse cuatro años después de la muerte de su esposa fallecida, David sufrirá un cambio aún más radical en su forma de ser y comportarse.
Alistamiento en el ejército
David Berkowitz decide alistarse en el ejército, y le destinan a Corea durante tres años, donde recibe un extenso entrenamiento militar y además se convierte en un tirador profesional. En el año 1974 regresará, pero nada será como antes, el que un día fuera su hogar se habrá convertido en algo distante y extraño por el que no sentía añoranza.
Debido a las discusiones y mala relación con su padre, decide independizarse y mudarse a su propio apartamento en otra zona del Bronx.
En esa época decide buscar a sus padres biológicos, y consigue encontrar a su hermana Rosalyn, y a su madre. Se reunirá con Rosalyn, pero con el paso del tiempo David se distanciará de ella. Durante esa época, cometerá el primer ataque.
El “Hijo de Sam”
Cuando atacó por primera vez a una chica que iba de camino a su casa con un cuchillo sin lograr su intención de matarla, se dio cuenta de que el encuentro había sido demasiado físico para su gusto. La próxima vez sería más sencillo: utilizaría un revolver muy concreto, un Bulldog calibre 44.
Los ataques indiscriminados de David Berkowitz
El 29 de julio de 1976, se acercó a dos chicas, Donna y Jody, de 18 y 19 años respectivamente, que se estaban despidiendo en la calle. Llevaba una bolsa de papel marrón y dentro su revólver, lo sacó y sin mediar palabra disparó a las dos. Ninguna sobrevivió.
La policía barajó la posibilidad de que la mafia estuviese detrás del asesinato, pues en esa época en la zona del norte del Bronx predominaban las familias italianas y no era raro encontrarse con ajustes de cuentas.
Sin embargo, esa primera hipótesis se descartó y un primer retrato robot de David Berkowitz salió en los medios de comunicación: hombre blanco, cabello oscuro, complexión normal, entre 25 y 32 años y 1,80 m de altura.
El 23 de octubre volvería a actuar. Rosemary Keenan y Carl Denaro, de 18 y 20 años respectivamente, estaban sentados en su coche cuando David Berkowitz se acercó a ellos y les disparó cinco veces a través de la ventanilla. El retroceso del arma malogró su puntería, de esta forma Carl sufrió leves lesiones y Rosemary no sufrió ni un rasguño.
El 27 de noviembre, se acercó a Donna DeMasi y Joanne Lomino, dos adolescentes de 16 y 18 años respectivamente, y el ataque fue similar. En este caso, uno de los tiros traspasó el cuello de Donna, pero no revistó gravedad alguna. Por otra parte, uno de los tiros a Joanne le atravesó la columna vertebral y la postró en una silla de ruedas de por vida. Un vecino vio cómo David huía y fue tras este ataque que lo relacionaron con el primero que había cometido.
El siguiente ocurriría dos meses después, acabaría con la vida de Christine Freund, de 26 años. Cuando la unidad de balística compra los proyectiles, comprobaron la coincidencia: todos provenían de un revólver Bulldog calibre 44.
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Búsqueda de atención
Finalmente, siguiendo el mismo modus operandi, acabaría con la vida de Virginia Voskerichian, y también la de la pareja formada por Valentina Suriani y Alexander Esau. En este último tiroteo, además dejó una carta dirigida al encargado del caso, Joe Borelli. Era su primer contacto con la policía.
Entre divagaciones incoherentes y con tono febril, la carta expresaba su determinación a seguir asesinando. Además, se burlaba de la policía por sus infructuosos esfuerzos para capturarlo.
“Soy un monstruo. Soy el Hijo de Sam. Sam adora beber sangre. “Sal fuera y mata”, me ordena el padre Sam.”, decía la misiva.
No fue la única vez que contactó con la policía, continuó haciéndolo en muchas más ocasiones. En algunas de ellas llegó a expresar que se sentía poseído por satán.
Una multa en su parabrisas
El 31 de julio de 1977 cometió su último asesinato. Se acercó a un automóvil que estaba estacionado cerca de un parque, dentro estaba una pareja. El tiroteo acabó con la vida de la pareja formada por Stacy Moskowitz y Robert Violante.
Aquella noche hubo testigos que dieron una descripción más precisa del asesino. A ello se sumó la descripción de Cecilia Davis, quien le reconocería debido a su mal comportamiento tras comprobar que tenía una multa en su parabrisas.
La policía empezó a encajar piezas y a cotejar los datos con las pruebas que ya tenían de casos anteriores, y también con las sanciones que habían sido puestas el día del asesinato.
Funcionó. Un agente había puesto una multa a la matrícula 561-XLB. El coche estaba registrado a nombre de un tal David Berkowitz. Ya tenían un sospechoso.
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Condena
El 10 de agosto de 1977 fue detenido, después no tardaría en confesar sus crímenes. Culpó al perro de su vecino de ordenarle los actos que había cometido. También afirmó escuchar voces demoniacas en su interior para que no dejase de hacerlo y continuara matando.
En 1978, se elaboró un informe pericial que detallaba un diagnóstico de esquizofrenia paranoide. La acusación rebatió el estudio y alegó que era plenamente consciente de sus actos. De esta forma, David Berkowitz fue condenado a cadena perpetua.
No serían las últimas noticias de David Berkowitz. El 10 de julio de 1979, un recluso le atacó y le clavó una cuchilla de afeitar desde la garganta hasta la nuca. Necesitó 56 puntos de sutura.
Tras aquello, intentó reformarse a través de la religión cristiana. Finalmente, “volvimos a verle” en la televisión recientemente gracias a la serie Mindhunter. En la actualidad, sigue cumpliendo su condena.
Imagen principal de David Berkowitz interpretado por Oliver Copper en la serie Mindhunter
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- «Mindhunter»: La historia real de «Hijo de Sam», el asesino de Nueva York de mujeres con pelo largo
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