John Wayne Gacy, el payaso asesino

Mientras mantenía distraída a toda una comunidad bajo una imagen honorable y divertida, el conocido como payaso asesino escondía su otra cara: la de la maldad. ¿Cómo es posible que pudiese pasar desapercibido de tal manera ante toda una comunidad?
John Wayne Gacy, el payaso asesino
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Vanessa Viqueira

Última actualización: 15 septiembre, 2023

Cuando en 1978 los habitantes de la tranquila comunidad de Norwood Park (Chicago) descubrieron que uno de sus vecinos, John Wayne Gacy, era un asesino en serie, no se lo podían creer. Era un ciudadano ejemplar, un pilar de la comunidad y además tenía éxito en sus negocios. ¿Quién iba a sospechar de él?

Sin embargo, cuando ese 22 de diciembre de 1978 la policía comenzó a desenterrar restos humanos ocultos bajo el cemento en el número 8213 de West Summerdale Avenue, la incredulidad se convirtió en indignación. En pocos días llegaron a descubrir hasta 29 cadáveres, una cifra que finalmente alcanzaría 33 víctimas en total.

Infancia y adolescencia

John Wayne Gacy nació el 17 de marzo de 1942, en Chicago (Illinois). Su infancia no fue agradable. Su padre era alcohólico y maltrataba a su esposa e hijos, incluido al pequeño John, al cual despreciaba y golpeaba.

Cuando tenía nueve años sufrió abusos sexuales por parte de un amigo de la familia, pero guardó silencio. De igual manera, sus compañeros de colegio no lo dejaban en paz, y todo ese bullying provocó que el pequeño John se encerrase más en sí mismo.

A todo ello se le sumaban los constantes problemas de salud que sufría. Eran frecuentes los mareos, que bien podían deberse a un accidente que sufrió a los nueve años cuando se cayó de un columpio y se golpeó con fuerza la cabeza, o bien a los fuertes golpes que su padre le propinaba.

Lo cierto es que todo se tradujo en un coágulo en el cerebro que le hacía perder la conciencia de manera momentánea, y también le impedía concentrarse.

Vida adulta y comunitaria

Con 18 años, John Wayne Gacy decidió poner tierra de por medio con su familia y se trasladó a Las Vegas (Nevada) donde comenzó a trabajar como conserje en una funeraria. Este trabajo acrecentó su fascinación por la muerte, pues eliminó de su mente el tabú acerca de estar cerca de un cuerpo inerte.

Logró graduarse en una escuela de negocios y, en 1964, contrajo matrimonio con Marlynn Myers, con la que tuvo dos hijos. La familia se mudó a Iowa, donde John dirigió varias franquicias de la cadena KFC, propiedad de su suegro.

En la década de 1970, de acuerdo con un artículo de Biography, diversificó su carrera profesional al convertirse en contratista en el mundo de la construcción y, además, se implicó en la política, alcanzando el cargo de capitán de distrito demócrata en la periferia de Chicago. Hay quienes opinan que su incursión en el ámbito político fue, en parte, para desafiar a su padre, un hombre que solía ridiculizar sus inclinaciones políticas.

La comunidad de aquel entonces valoraba mucho a John. No solo estaba inmerso en la cultura local organizando eventos, sino que también se sumergía de lleno en la política y colaboraba con organizaciones como Jaycees. Según indican en Biography, esta fue la etapa dorada de su vida, tanto que logró el reconocimiento de su padre. Incluso, consideró la idea de postularse a cargos políticos más altos, viendo un horizonte sin límites.

A pesar de todo su éxito, John tenía una faceta menos conocida: era parte del club de payasos «Jolly Joker» en Chicago. Se vestía y maquillaba como payaso para animar fiestas y eventos benéficos. Una anécdota reveladora surge de un comentario que hizo a detectives años después, habló sobre su alter ego aludiendo a que «Los payasos pueden salirse con la suya».

Recorrido criminal

Primer ataque y primera condena de John Wayne Gacy

La primera víctima reconocida de John Wayne Gacy fue Donald Voohees, de 15 años, a quien engañó prometiéndole que verían una película pornográfica en su domicilio. Es cierto que puso la cinta pornográfica, pero también le presionó para que le practicase sexo oral, algo que Donald contaría a sus padres y estos denunciarían a John ante las autoridades.

Tras ser detenido y acudir al tribunal, fue un examen psiquiátrico el cual dictaminó que sufría un trastorno de personalidad antisocial, aunque John fue declarado responsable de sus actos. Por ello, fue sentenciado a diez años de prisión. Era diciembre de 1968, y jamás volvería a ver su esposa ni tampoco a sus hijos.

Y así transcurrieron los años, como un preso modélico que irradiaba ejemplaridad. Tal vez por esto solo llegó a cumplir 18 meses en prisión, obteniendo la libertad condicional con doce meses de vigilancia.



Un asesino disfrazado de payaso, ¿quién lo diría?

Regresó a Illinois, donde nadie conocía sus antecedentes penales. Allí se volvió a casar, con Carole Hoff, una amiga del instituto. Pero sus impulsos sexuales no cesaron y en 1971 volvió a atacar a un adolescente, quien a pesar de denunciar a John, no se presentó a ratificarla.

John Wayne Gacy se disfrazaba de «Pogo, el payaso», para divertimento de niños y niñas. Sin embargo, mientras mostraba su cara más simpática, violaba y asesinaba. De esta forma, sus andanzas sexuales prosiguieron mientras permanecía escondido detrás de un disfraz del honorable y divertido payaso Pogo, que en nada se correspondía con el verdadero John Wayne Gacy.

Uno de los primeros jóvenes en morir fue Timothy McCoy, de 16 años, quien aguardaba en una estación de autobuses. John le invitó a dormir en su casa, y a la mañana siguiente le asestó varias puñaladas en el pecho. Una vez detenido, recordaría al respecto: «Ver cómo la sangre le salía del cuerpo me excitó».

Los asesinatos continuaron. Su modus operandi era siempre el mismo: convencía a jóvenes con ofertas de trabajo, proporcionarles sustancias ilegales o visualizar películas pornográficas. Luego, los dormía con cloroformo y una vez inconscientes, los jóvenes eran torturados, agredidos sexualmente y asesinados mediante estrangulación.

El principio del fin: un cementerio de cadáveres

Cuando Jeffrey Rignall, al que John había secuestrado, drogado, agredido sexualmente y abandonado en un parque público en 1978, denunció lo que había ocurrido ante las autoridades, lo ignoraron. Pero no desistió, localizó el coche de John Wayne Gacy y avisó a las autoridades, quienes en un principio lo arrestaron, para después dejarle libre a la espera de juicio.

A pesar de ello, John no pudo contener sus impulsos, y volvió a actuar, pero esta vez sería el principio del fin. Secuestró al joven Robert Piest, de 15 años, a quien había ofrecido un trabajo en su empresa de construcción.

Su madre, que estaba al tanto de este hecho, informó a las autoridades de las últimas personas con las cuales su hijo había tenido contacto. De esta manera, los investigadores interrogaron a John Wayne Gacy, encontrando múltiples contradicciones e incongruencias, además de un largo historial de antecedentes.

Las autoridades registraron su domicilio, el cual desprendía un fétido olor que los vecinos ya habían notado y comentado a John. Allí encontraron multitud de pruebas incriminatorias y objetos de los jóvenes desaparecidos (documentos de identidad, ropa, joyas). El 22 de diciembre de 1978, John Wayne Gacy fue detenido.

Cuando empezaron revisar la parte trasera del garaje, localizaron un cementerio de cadáveres, se encontraron los restos de 29 jóvenes en total. Poco después, cuatro cuerpos más serían descubiertos en el río Des Plaines, a solo unos pocos kilómetros de su hogar. La cifra ascendía a un total de 33 jóvenes asesinados.



Condena y final

John Wayne Gacy se declaró inocente ante el juez, alegando sufrir enajenación mental, si bien, esta teoría se desmontó durante las sesiones del juicio con los informes periciales. De esta manera, el 13 de marzo de 1980, John Wayne Gacy fue sentenciado a muerte por doce asesinatos, cuando en Illinois se acababa de reintroducir la pena capital.

Durante los últimos años de su vida se dedicó a vender pinturas y dibujos que realizaba en prisión bajo el apodo de Pogo. Además, concedió varias entrevistas de gran valor forense. Todo finalizó el 10 de mayo de 1994. Ese día, John Wayne Gacy fue ejecutado mediante inyección letal.


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