Dormir la siesta para combatir el estrés
El estrés es uno de los problemas de salud más frecuentes en las sociedades occidentales. Las cargas laborales y el ritmo de vida actual hacen que entre el 30-40 % de la población sufra de esta condición que puede tener serios efectos perjudiciales sobre el cuerpo y la mente. Se han identificado diferentes técnicas y estrategias para hacerle frente; sin embargo, ¿sabes cómo puede ayudarte la siesta para combatir el estrés? Te lo explicamos a continuación.
En primer lugar, cabe mencionar que el estrés es un estado que ocurre cuando las demandas del medio superan las capacidades de afrontamiento de la persona. Es decir, que el individuo se siente incapaz de responder adecuadamente a las exigencias y circunstancias que se le presentan. Cuando el estrés se prolonga en el tiempo no solo causa malestar psicológico sino que además puede provocar problemas cardiacos, diabetes y un debilitamiento del sistema inmune.
Por norma, no es sencillo o no es buena idea terminar con los desencadenantes del estrés -no entregar un informe, no asistir a una reunión, no ir al dentista, etc.-. El trabajo, la familia, las obligaciones y compromisos son, muchas veces, ineludibles. Por ello, la solución pasa por encontrar recursos que nos ayuden a afrontarlos, de manera que nuestra respuesta de estrés se reduzca. Y, según algunos hallazgos, dormir la siesta puede ser uno de ellos.
La relación entre estrés y sueño
Para muchas personas, decir que para combatir el estrés hay que dormir puede resultar contradictorio. Y es que, generalmente, la ansiedad y la presión psicológica generan insomnio o derivan en un sueño superficial y poco reparador. Para la mayoría, cuando el estrés crónico se instala, el descanso comienza a ser deficiente tanto en cantidad como en calidad.
Sin embargo, en algunos individuos se da el efecto contrario; es decir, el estrés produce sueño. De este modo, si logran apartar las preocupaciones y los pensamientos repetitivos y duermen, despiertan renovados y con una mayor capacidad para hacer frente a las demandas ambientales.
¿Por qué es útil dormir la siesta para combatir el estrés?
Varios estudios han analizado la relación entre estrés y sueño, llegando a la conclusión de que este último puede constituir una herramienta eficaz para gestionar ese estado de tensión interna. Por ejemplo, una investigación publicada en la International Journal of Behavioral Medicine afirma que dormir una siesta puede ayudar a acelerar la recuperación cardiovascular tras una situación de estrés mental.
De los 85 universitarios participantes, todos ellos mostraban elevaciones de su presión arterial y ritmo cardiaco al inicio de la jornada. Factores de riesgo seguramente potenciados por un descanso insuficiente. No obstante, quienes tomaron una siesta mostraban medias más bajas de ambos marcadores tras exponerse a una tarea de reactividad al estrés mental que aquellos que no durmieron. Es decir, su recuperación cardiovascular tras una situación estresante fue más rápida.
Por otro lado, se estudió si las siestas podían proporcionar algún beneficio en la reducción de los síntomas de ansiedad en el tratamiento de pacientes con fobia social. Los resultados indican que aquellos participantes que durmieron tras la sesión de exposición mostraban una menor reactividad fisiológica ante el estrés social.
Además, la estrategia de dormir la siesta para combatir el estrés también parece tener cierto sustento biológico. Enfrentar una situación estresante consume muchos recursos, empezando por la glucosa con la que pueda contar nuestro organismo; por eso, muchas personas sienten la necesidad de comer dulce cuando experimentan tensión psicológica. Así, echar una pequeña siesta ayuda al cuerpo a mantener su homeostasis energética.
¿Todos podemos emplear la siesta para combatir el estrés?
La evidencia anterior surgiere que dormir durante un corto periodo de tiempo durante el día puede ayudar a gestionar el estrés. Sin embargo, esta puede no ser una herramienta útil para todo el mundo. En efecto, aquellos que responden al estrés quedándose dormidos, obtienen del sueño una liberación mental que les permite abordar nuevas tareas sin ese estrés acumulado. Por lo mismo, les ayuda a rendir mejor el resto de su jornada.
No obstante, para algunas personas dormir la siesta resulta perjudicial. Son muchos quienes se despiertan desorientados, malhumorados y menos ágiles mentalmente que cuando se durmieron. Y, para otros, sencillamente no es posible conciliar el sueño en mitad del día sintiendo la presión de las tareas pendientes. Por ende, cada individuo ha de explorar distintas opciones para gestionar el estrés y seleccionar aquellas que mejor se adapten a su personalidad.
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