Ansiedad por comer dulce

Cada persona puede tener preferencia por unos sabores o alimentos diferentes. Sin embargo, cuando el deseo de comer dulce se vuelve incontrolable, estamos ante un problema que requiere atención.
Ansiedad por comer dulce
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 05 octubre, 2020

Un dicho popular afirma: “para gustos, colores”; algo que fácilmente podría extenderse a: “para gustos, sabores”. Es común que cada uno de nosotros sintamos preferencia por un tipo de gustos y alimentos. Sin embargo, muchas personas experimentan una ansiedad por comer dulce que va más allá de esa predilección natural.

Todos conocemos los efectos perjudiciales de una alimentación basada en exceso en este tipo de productos. Sin embargo, el imperioso deseo de consumirlos parece irrefrenable. Por eso, si queremos combatir esta nociva necesidad, hemos de comprender por qué se produce.

¿Qué es la ansiedad por comer dulce?

En primera instancia es necesario definir en qué consiste la ansiedad por comer dulce ya que ingerir alimentos ricos en azúcares no es, en sí mismo, negativo. La glucosa es necesaria para el correcto funcionamiento del organismo; es nuestra principal fuente de energía.

Lo que ocurre es que no todos los tipos de azúcar son beneficiosos. Y quienes suelen experimentar ansiedad por comer dulce tienden a elegir los más perjudiciales; esto es, bollería y otros alimentos industriales y procesados.

Además, no se trata de una alimentación consciente y voluntaria, sino impulsiva. El deseo por comer dulce aparece y resulta casi imposible combatir. Así, tras haber sucumbido a dicho impulso, la persona experimenta un alto nivel de culpabilidad.

Mujer comiendo donut

¿Cuáles son las causas?

No es posible identificar una única causa que dé cuenta del origen de la ansiedad por comer dulce. En cada caso intervienen diversos factores; sin embargo, los más comunes son los siguientes:

Altos niveles de estrés

Muchas personas, al atravesar periodos de especial nerviosismo o tensión psicológica sienten que el estómago se les cierra y apenas pueden comer. Sin embargo, en otros muchos casos el estrés desencadena la necesidad de ingerir azúcar.

Esto tiene su explicación en el hecho de que el estrés es una reacción natural del organismo que nos prepara para actuar ante situaciones puntuales de peligro. Sin embargo, cuando el estrés es sostenido, nos mantenemos en alerta durante un largo periodo de tiempo, consumiendo así todos nuestros recursos energéticos.

En este caso, el cuerpo pide la glucosa que necesita para reponerse y seguir funcionando. Y es aquí cuando una mala elección nos lleva a seleccionar productos azucarados de baja calidad.

Causas emocionales

También es muy frecuente que la necesidad de comer dulce aparezca cuando el individuo se siente más triste o decaído. De algún modo, se trata de llenar el vacío emocional que se siente en el momento con los alimentos altos en azúcar.

Pero, de nuevo, esto cuenta con una explicación. Al comer este tipo de productos, se activa el circuito de recompensa cerebral. Es decir, el organismo comienza a liberar dopamina; lo cual nos hace sentir más felices y plenos momentáneamente. No obstante, en un corto espacio de tiempo, la sensación desaparece y necesitamos ingerir azúcar de nuevo, desarrollando una especie de adicción por ese tipo de alimentos.

Aburrimiento

Aunque parezca mentira, no en pocas ocasiones confundimos hambre y aburrimiento. Así, cuando estamos sin nada en que ocuparnos es frecuente que terminemos comiendo sin tener hambre, escogiendo además los alimentos menos saludables y con niveles más altos en azúcares.

Mujer deseando comer un pastel

¿Cómo combatir la ansiedad por comer dulce?

Comer dulce de forma impulsiva, excesiva y descontrolada tiene serias consecuencias para la salud. Por ello, es importante que busquemos la atención y el tratamiento más adecuado para dicho problema; algo que generalmente incluirá la intervención de diversos profesionales, como psicólogos y nutricionistas.

Una de las tareas más importantes consiste en aprender a identificar los distintos estados emocionales. Pregúntate: ¿realmente tengo hambre o simplemente estoy triste, aburrido o estresado?

Una vez establecido que el hambre no es el problema, será necesario adquirir estrategias más adaptativas para lidiar con la ansiedad o la tristeza. No es saludable utilizar la comida como un regulador del estado de ánimo por lo que resulta imperativo desarrollar modos de afrontamiento más apropiados.

Por último, también es importante recordar que el objetivo no es restringir por completo la ingesta de azúcares. Por lo mismo, las dietas demasiado restrictivas no son una buena alternativa, ya que únicamente incrementarán la sensación de ansiedad por comer dulces. Una alimentación equilibrada y la atención de profesionales cualificados constituyen la mejor intervención.


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  • Fleta, Y., & Giménez, J. (2020). Alimentación consciente: Reduce tu ansiedad y mejora tu dieta. GRIJALBO ILUSTRADOS.
  • López Montoyo, A., & Cebolla i Martí, A. J. (2016). Comer por aburrimiento: relación entre tendencia al aburrimiento y estilos de ingesta en población general.

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