Dormir mal provoca una fuerte sensación de soledad
La soledad y los problemas de sueño son dificultades crecientes en el mundo. La primera ha aumentado notablemente; países, como el Reino Unido, ya tienen un “Ministerio de soledad”. Y dormir mal también se ha convertido en un hecho muy habitual en todo el mundo.
La novedad está en que un estudio encontró un nexo entre ambos fenómenos. Al parecer, dormir mal provoca una fuerte sensación de soledad. Aunque el estudio no lo menciona, se sabe que cuando una persona no se lleva bien con su soledad, tiende a tener problemas de sueño.
Dormir mal dispara toda una tormenta de sensaciones. Es claro que la falta de sueño incide en el estado de ánimo: hace que disminuya nuestra motivación, que nos sintamos más irritables y que seamos menos hábiles a la hora de dirigir y mantener nuestra atención. El estudio sobre el que hablaremos enseguida muestra que también incrementa la sensación de soledad.
“Dormir es la mejor meditación”.
-Dalai Lama-
El estudio de la Universidad de Berkeley
El estudio sobre la relación entre dormir mal y la sensación de soledad fue dirigido por neurólogos Eti Ben-Simon y Matthew Walker, de la Universidad de California (Berkeley). Los resultados se publicaron en la revista Nature Communications , en 2018.
Un estudio previo con 140 voluntarios ya había evidenciado que tras una noche de privación de sueño, las personas acusaban una sensación de estar aislados y de que no tenían a nadie con quien hablar. Ben-Simon y Walker querían corroborar y precisar esos hallazgos.
Para hacerlo, les pidieron a 18 jóvenes que durmieran toda una noche en casa, sin interrupciones. Al día siguiente debían pasar toda la noche en vela en un laboratorio. Para lograrlo, les pusieron una gran cantidad de actividades, de modo que no pudieran conciliar el sueño ni por un minuto.
Después, se les puso un vídeo. En él se veía a una persona que caminaba hacia ellos, desde una distancia de 3 metros. Se les pidió que presionaran un botón cuando sintieran que esa persona estaba demasiado cerca. Los resultados mostraron que, en promedio, los voluntarios se mantenían alejados un 15 % más en comparación con otro grupo que sí había dormido la noche anterior.
Los efectos de dormir mal
Los investigadores también encontraron que en los cerebros de los voluntarios se activó una zona asociada con la sensación de amenaza, a medida que la persona del vídeo se aproximaba a la cámara. En otras palabras, sentían en mayor medida la proximidad de los demás como un riesgo.
Así mismo, se observó una disminución de la actividad en las zonas del cerebro vinculadas con la socialización. Esto significa que se sentían menos motivados a interactuar con otros.
A su vez, los voluntarios manifestaron sentirse más solos. En palabras de uno de los investigadores: “Cuanto menos dormimos, menos queremos interactuar con los demás; por el contrario, rehuimos de la vida social, lo cual potencia las consecuencias interpersonales que provoca la falta de sueño”.
Otro experimento revelador
Eti Ben-Simon y Matthew Walker llevaron el experimento a una segunda fase. En esta se acudió a 1000 voluntarios. A todos ellos se les presentaron vídeos en donde aparecían los 18 voluntarios del experimento anterior. Cada grabación duraba poco más de un minuto y en ellas cada uno de los 18 voluntarios hablaba acerca de temas casuales, guiados por un cuestionario de 10 preguntas.
La mitad de los vídeos se había grabado tras una noche de sueño y la otra mitad, después de pasar la noche en vela. A los espectadores no se les informó de esto. Simplemente se les mostraron los vídeos, estableciendo un orden aleatorio -sin tener en cuenta si habían sido grabados tras la noche de sueño o grabados tras una noche sin dormir-.
Luego se les preguntó cuáles de los participantes se veían más solitarios; la mayoría de los espectadores identificaron a los que no habían dormido. Así mismo, expresaron que no veían en ellos motivación u orientación a interactuar con esas personas.
Los resultados del estudio
En la última parte del experimento se les pidió a los 1000 voluntarios que informaran sobre sus propios sentimientos tras ver los videos de los 18 participantes iniciales. El resultado fue que al ver a quienes no habían dormido, también aumentaba el sentimiento de soledad en los espectadores.
Los investigadores señalaron que, hasta cierto punto, el sentimiento de soledad era “contagioso”. Varios expresaron que inexplicablemente se sentían más solos después de ver el vídeo de una persona privada de sueño.
La conclusión es que dormir mal predispone negativamente la socialización con los demás y, de manera adicional, provoca sentimientos de rechazo en otros. La buena noticia es que una sola noche de sueño es suficiente para que los efectos que hemos enumerado desaparezcan.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- López, M. F. (2018). Cómo dormir mejor: Guía práctica para mal dormidos. EDICIONES B.