El mito de Cronos, una historia sobre el miedo humano
El mito de Cronos es uno de los más impresionantes y reveladores de la Grecia antigua. Narra una historia fascinante que, como ocurre en muchas de las obras en las que prima la imaginación, tiene mucho más de verdad que de fantasía. Esa verdad no se refiere a los hechos narrados, sino a cómo expone la realidad inconsciente de los seres humanos.
Recordemos que, por el papel que desempeñan, para el psicoanálisis mitos y sueños juegan en una misma liga. Mientras que estos últimos revelan la realidad inconsciente de un individuo, los primeros mostrarían la realidad inconsciente de una sociedad. En ambos, los hechos carecen de realidad, pero al interpretarlos sí hablarían o se referirían a emociones, deseos y temores que pertenecen al inconsciente.
Desde ese punto de vista, el mito de Cronos es uno de los más interesantes. Habla acerca de esa faceta terrible en la figura del padre , así como de los deseos reprimidos de los hijos por acabar con su tiranía para poder ser ellos mismos. La madre, por su parte, aparece como la gran aliada de los hijos para cumplir con ese propósito.
“El ayer vuelve nuevamente con más fuerza y sigue arrastrando. Para quienes no han cerrado la historia, el tiempo siempre regresa”.
-Eduardo Casas-
El mito de Cronos
El mito de Cronos nos habla del comienzo de todo lo existente, desde el punto de vista griego. En un principio está Gea, la tierra, y su esposo Urano, el cielo. Urano es el gobernante único de todo el universo. Urano concebía hijos con Gea , pero los dejaba prisioneros en el vientre de esta y no les permitía ver la luz.
Los hijos ya crecidos en el vientre, le ocasionaban a Gea terribles dolores y convulsiones. Los partos que no podía concretar la hacían retorcerse de dolor y estremecerse. Sus hijos , dentro de ella, luchaban por nacer y respirar libremente.
Esto hizo que Gea se llenara de odio contra Urano y comenzara a pensar en la manera de deshacerse de él. Convocó a sus hijos y les pidió que mataran al padre con una guadaña de pedernal. Los hijos se convirtieron en rehenes del odio entre sus padres. Solo Cronos, el menor, decidió complacer el deseo de su madre.
La castración y el parricidio
Gea le tendió una trampa a Urano. Le hizo creer que le daría un abrazo. Era el abrazo entre el cielo y la tierra, entre el mundo de las ideas y el instinto básico. Urano accedió y entonces Cronos tomó la guadaña y lo castró. El órgano viril es abordado como el símbolo de poder y la castración como la pérdida del mismo.
De la sangre derramada por Urano nacieron criaturas terribles. Seres gigantes, cíclopes, monstruos y demonios, pero también las ninfas, que inspiran las obras de arte. ¿Serán esos monstruos los miedos que persiguen al ser humano cuando se “deshace” física o psicológicamente del poder del padre? ¿Serán las ninfas esa posibilidad de crear algo nuevo cuando ya que el padre no está para marcar los límites?
Gea y Cronos estaban felices. Desde entonces, Cronos ocupó el lugar de su padre y comenzó a reinar en el universo. Se convirtió en el esposo de su hermana, Rea.
La madre, que tenía el don de predecir, supo que Cronos también sería destronado por uno de sus hijos y se lo hizo saber. El temor a esto y un ansia insaciable, hizo que Cronos empezara a devorar a todos sus hijos nada más nacer.
Un círculo de repeticiones
Si Cronos y sus hermanos habían quedado presos en el vientre de su madre, ahora los hijos de Cronos quedaban presos en el estómago de su padre. Al devorarlos, los hijos permanecían confinados al mundo oscuro y frío que había en el interior de ese padre temeroso de perder su poder. Rea, como antes Gea, no estaba conforme con esa situación.
También Rea urdió un plan para deshacerse de Cronos con la ayuda de sus hijos. La historia se repetía. Cuando nació el hijo menor, Zeus, ella lo ocultó. Le dio a Cronos unas piedras envueltas, haciéndole creer que eso era el pequeño. El padre lo engulló. Mientras tanto, Zeus creció y llevó a cabo la voluntad de su madre. Le dio un brebaje a su padre y este vomitó a todos sus hermanos. Luego fue desterrado.
En el mito de Cronos hay una historia típicamente edípica, a la luz del psicoanálisis. También hay una bella metáfora, ya que Cronos simbolizaba al tiempo. El tiempo que todo lo devora. El tiempo que hace que los daños causados y recibidos vuelvan al autor de los mismos. El tiempo, que nada perdona.
Datos interesantes sobre Cronos
Para concluir, mencionamos algunas curiosidades sobre esta deidad:
Cronos en la mitología romana
En la antigüedad, Cronos fue identificado con el dios romano Saturno. Pero, mientras los griegos consideraban a Cronos una fuerza cruel y tempestuosa de caos y desorden, los romanos adoptaron una visión más positiva de esta deidad, al refundirla con su dios indígena Saturno y señalarlo como el dios de la agricultura y la cosecha.
De hecho, Saturno representó un papel fundamental en la mitología y religión romana, donde se le rendía culto a través de la fiestas saturnales.
Cronos y su influencia en cultura occidental
La asociación de Cronos con la edad dorada de la mitología griega hizo que éste se convirtiera en el dios del “tiempo humano”, haciendo referencia a los calendarios, las estaciones y las cosechas
Asimismo, su variante romana, Saturno, ha tenido una gran influencia en la cultura occidental. Por ejemplo, el séptimo día de la semana judeocristiana se llamaba en latín Dies Saturni (“Día de Saturno”); de allí a que dicho día sea nombrado Saturday en el idioma inglés.
Por su parte, en astronomía, el planeta Saturno recibe su nombre del dios romano, siendo el más externo de los objetos celestes visibles sin ayuda.
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- Suárez, D. P. (2003). El mito de las edades como metáfora de los procesos de integración y exclusión. Studia Historica: Historia Antigua, 21.