El mito Teseo y el hilo de Ariadna
El mito de Teseo y el hilo de Ariadna es uno de los más conocidos de la mitología griega. Muchos escritores, entre ellos William Shakespeare y Jorge Luis Borges se inspiraron en su trama o en sus personajes para algunas de sus obras. Todo comenzó en Creta, cuando el rey Minos le pidió a los dioses ser coronado tempranamente como soberano.
Se dice que Poseidón escuchó su ruego e hizo que del mar saliera un bellísimo toro blanco como señal de que su deseo era concedido. Minos se comprometió a sacrificar al toro en honor al dios. Sin embargo, el animal era tan primoroso que el nuevo rey hizo que lo confundieran entre todo el ganado y sacrificó a otro toro para cumplir con el compromiso.
Poseidón se percató de la astucia de Minos. En venganza por intentar engañarlo, hizo que su esposa, Pasíafe, incubara una pasión insana. De repente, se enamoró del toro. Con la ayuda de Dédalo, quien la disfrazó como si fuera una vaca, logró que el bello toro blanco copulara con ella. De esa unión nació el Minotauro: mitad hombre, mitad toro.
… “cuando uno toma conciencia del misterio de la existencia y no lo entiende, pero por pura sinceridad y coherencia interior necesita respuestas hasta el dolor, entonces uno encuentra su dorado y maravilloso hilo de Ariadna”.
-Cyrano-
El Minotauro y Atenas
El Minotauro solamente se alimentaba de carne humana. A medida que iba creciendo se volvía más salvaje. Cuenta el mito de Teseo y el hilo de Ariadna que, para neutralizarlo, Minos le encargó a Dédalo la construcción de un laberinto con una única salida. Finalmente, el Minotauro quedó atrapado allí.
Entre tanto, el hijo mayor de Minos murió a manos de los atenienses. Minos lanzó grandes maldiciones sobre Atenas y le declaró la guerra. Para detener las calamidades que habían caído sobre la polis, los atenienses aceptaron las condiciones que Minos puso para su rendición. Debían entregarle, todos los años, siete hombres jóvenes y siete mujeres jóvenes.
Teseo era el hijo del rey de Atenas, Egeo. Cuenta el mito de Teseo y el hilo de Ariadna que los dos solo habían logrado reunirse luego de muchas vicisitudes. Teseo era famoso por su valor y arrojo. Además, tenía la fama de haber vencido siempre a todos sus enemigos. Por eso, cuando cumplió 18 años, se ofreció para que lo incluyeran entre los efebos a sacrificar. Aprovecharía para matar al Minotauro y acabar con los sacrificios.
El mito de Teseo y el hilo de Ariadna
Así fue como Teseo se embarcó rumbo a Creta. Al llegar, vio a Ariadna. Era la hija del rey Minos. Teseo se enamoró de ella al verla; un acontecimiento que fue recíproco. Los dos iniciaron una relación y Ariadna conoció cuáles eran las intenciones del joven. Sabía que, aunque lograra derrotar al Minotauro, no conseguiría después salir del laberinto.
Para evitar que esto ocurriera, le entregó a su amado un ovillo de hilos de oro. Así Teseo lo iría deshaciendo a medida que avanzara en el laberinto, para seguir su rastro de vuelta. De este modo, no iba a perderse. Teseo inició su misión. Primero hizo que el Minotauro le persiguiera para que la bestia se cansara. Luego, según cuenta el mito de Teseo y el hilo de Ariadna, le dio muerte.
Tal y como estaba acordado, encontró la salida gracias al hilo de Ariadna. Después los dos se embarcaron rumbo a Atenas, junto con la tripulación. Sin embargo, ya en camino fueron víctimas de una terrible tormenta. Esto les obligó a desembarcar en la isla de Naxos.
La separación
Hay varias versiones del mito de Teseo y el hilo de Ariadna. Una de las más conocidas señala que Dioniso, dios del vino y la fertilidad, vio a Ariadna y se enamoró de ella. Gracias a sus malas artes, logró que ella se borrara por completo de la mente y del corazón de su amado. Por eso Teseo partió, dejando a Ariadna en aquella isla.
Ariadna se casó con Dioniso y recibió como regalo de bodas una corona, que luego ascendió al cielo y se convirtió en la constelación de la corona boreal. Según el mito de Teseo y el hilo de Ariadna, esta última fue víctima de la cabeza de Medusa, durante una lucha que Dioniso sostuvo con Perseo. Dioniso logró ir al inframundo para sacarla de allí y llevarla a vivir con él al Olimpo para siempre.
Teseo, por su parte, regresó a Atenas en su barco. Le había dicho a su padre que de tener éxito en su empresa, izaría las velas blancas. De no ser así, serían izadas la velas negras. Sin embargo, en el momento del regreso, olvidó cambiar las velas negras por las blancas. Al ver el barco, su padre pensó que había muerto. Entonces se arrojó al mar. Compungido por lo sucedido, Teseo bautizó esas aguas con el nombre de su padre: mar Egeo.
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- Guerrero, O. F. (2012). El hilo de la vida. Diosas tejedoras en la mitología griega. Feminismo/s, (20), 107-125.