El Neidan o la alquimia interna, según el Tao
El Neidan es un concepto que forma parte de la tradición taoísta y que se describe como “alquimia interna”. Hace referencia a un proceso de transformación interior con el objetivo de elaborar el “elixir de la inmortalidad”, según la creencia china.
Desde el punto de vista mitológico, la persona que completase el proceso habría conquistado la vida eterna. Desde una perspectiva más terrenal, tendría que ver con poner en marcha procesos que mantienen sano el cuerpo, la mente y que hacen que la vida se alargue.
El Neidan, al que también se le escribe como Nei Dan, es una palabra china compuesta por la raíz “nèi” que significa adentro o en lo interno; y la raíz “dān”, que hace referencia al concepto de elixir o alquimia. Por eso, esta palabra se traduce como “alquimia interna”.
“La verdadera alquimia era el amor. Por medio de él se enciende el fuego dentro de los corazones. Por medio de él se ilumina el pensamiento. Por medio de él se mantienen con vida aquellos que se han ido”.
-Laura Esquivel-
El Neidan y la transformación interior
Mediante el Neidan se llevan a la práctica una serie de procesos psicofisiológicos. El objetivo es propiciar la armonía del cuerpo y de las emociones; por extensión, de la vida. Esto llevaría a un estado de serenidad que los taoístas llaman “estar de acuerdo con el Cielo”.
La alquimia interna debe llevar el cuerpo humano a un estado primordial, cuya naturaleza es espiritual. Esto se logra en gran medida mediante la “medicina primordial”. A diferencia de la medicina china tradicional, esta no se vale de elementos externos, como plantas o ciertas prácticas, sino que emplea elementos intrínsecos a nosotros.
Dicho de otro modo, los procesos que se adelantan con el Neidan hacen que el cuerpo cure al cuerpo y la mente cure a la mente, sin que sea necesaria la mediación de un factor externo. Por eso se le denomina “alquimia interna”. ¿Cómo se logra esto? A través de lo que en el Tao se conoce como “los Tres Tesoros”.
Las triadas del universo
El Neidan parte de la idea de que existe una correspondencia entre el Cielo y la Tierra. Según esta visión, el cuerpo humano tendría un paralelismo con el funcionamiento del universo entero. Así pues, cada cuerpo es un pequeño universo en el que hay elementos y reglas de movimiento que coinciden con las del cosmos.
El taoísmo señala que en el universo hay tres grandes procesos o atributos, que definen el devenir de todo. Tales atributos son: la creación, la destrucción y el equilibrio. Esta sería la triada o trinidad esencial, que se manifiesta en nuestro mundo como el Cielo, la Tierra y la Humanidad.
A su vez, dicha trinidad también tiene su expresión en el campo de la energía. En ese caso, los tres elementos son el Yin, el Yang y el Tao. El Yin es el principio esencial femenino, la oscuridad, la pasividad y la Tierra. El Yang es el principio esencial masculino, la luz, lo activo y el Cielo. El Tao es el principio que contiene y balancea ambas energías.
Los Tres Tesoros
Es en esa lógica de las triadas que aparece el Neidan o alquimia interna. Cada ser humano posee Tres Tesoros, los cuales se corresponden con los tres principios de la energía, del mundo y del universo. Tales tesoros son el Jing, el Chi y el Shen y están presentes incluso antes de nacer.
El Jing equivale a la esencia, el chi a la energía y el shen, al espíritu. En el momento en el que la persona adquiere una forma en el mundo, es decir, luego del nacimiento, esos tres elementos también lo hacer y se manifiestan en diferentes planos físicos.
De este modo, el Jing termina encarnado o representado por el cuerpo de forma integral. El chi se convierte en la respiración del ser humano. Finalmente, el shen toma forma en la mente. Del equilibrio en esos tres aspectos resultaría “la vida eterna”.
La alquimia interna
Todo lo relacionado con el Neidan está consignado en diferentes libros, algunos de ellos muy antiguos. En todos se menciona que la alquimia interior se logra mediante la armonización y equilibrio entre los Tres Tesoros. Según el Libro del equilibrio y de la armonía, que data del siglo XVIII, la forma de lograr la alquimia interna, y con ella la longevidad y, eventualmente, la vida eterna, es siguiendo estos principios:
- Completar la esencia. Significa satisfacer el cuerpo para eliminar el deseo.
- Completar la energía. Solo se logra después de haber completado la esencia. Supone nutrir la mente, eliminando los pensamientos.
- Completar el espíritu. Implica unir el cuerpo y la mente, mediante la ausencia de deseo y de pensamiento, para así recuperar el vacío.
Por lo tanto, si estos tres procesos se completan, y además se logra un equilibrio entre el yin y el yang, a través del Tao, se consigue la salud y la longevidad. El desequilibrio entre esos elementos conduce a la enfermedad y a la muerte.
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- Valdenegro, A. (2013). Cuidado de sí y más allá: pitagorismo, budismo y taoísmo. Revista Fermentario, 2(7).