Elisabeth Kübler-Ross: la psiquiatra que nos dio lecciones sobre la muerte
Elisabeth Kübler-Ross cambió la forma en que occidente observaba, trataba y entendía la muerte. Ella la humanizó e introdujo los cuidados paliativos. Nos enseñó también a afrontarla con su célebre teoría sobre las fases del duelo y nos recordó que ese final no era tan terrible para el que se marchaba. Marcó tendencia y nos dejó un legado indiscutible, uno que sigue muy presente.
Esta psiquiatra de origen suizo llegó a ser honoris causa en 28 universidades. En un documental que mostró gran parte de su trabajo, medio mundo pudo ver con expectación cómo la doctora Ross acompañaba en sus últimos momentos a moribundos y también a niños con enfermedades terminales. Su sensibilidad era absoluta y el modo en que confería alivio, e incluso esperanza, a quien se iba y a quien se quedaba hizo historia.
Llegaron a ponerle el sobrenombre de la “la madre de la muerte”, pero en realidad, fue la “madre de la vida”. Porque si hubo algo que nos enseñó fue a entender que la pérdida humana es parte de nuestra existencia. La clave está en disfrutar al máximo de cada uno de nuestros días aprendiendo a dignificar esos instantes en los que las personas emprenden un viaje a otro plano. Uno que, según la propia doctora, está lleno de amor y de luz.
“Los moribundos siempre han sido maestros de grandes lecciones, porque cuando nos vemos empujados hacia el final de la vida es cuando la vemos con mayor claridad. Al compartir con nosotros sus lecciones, los moribundos nos enseñan mucho sobre el inmenso valor de la vida en sí”.
-Elisabeth Kübler-Ross-
Elisabeth Kübler-Ross: la mujer que forjó su propia carrera
“Puedes ser secretaria o servir en una casa, pero nunca estudiarás medicina”. Esto es lo que le dijo el padre de Elisabeth Kübler-Ross cuando le comunicó con poco más de 8 años su sueño de ser doctora. Había nacido el 8 de julio de 1926 en Zúrich y era la más pequeña y frágil de tres trillizos, pero eso no evitó que nada más cumplir 16 años decidiera dejar su hogar. La resistencia paterna no iba a poner muros a sus deseos y emprendió su propio camino en soledad.
Trabajó como voluntaria durante la Segunda Guerra Mundial, ayudando en hospitales y cuidando a los refugiados. Al terminar la guerra, logró obtener su título de medicina en la Universidad de Zúrich y conoció a un médico estadounidense. Se casó con él y se trasladaron hasta Estados Unidos, donde logró especializarse en psiquiatría en la Universidad de Colorado.
La necesidad de dar dignidad a los moribundos
Cuando la doctora Kübler-Ross llegó a Estados Unidos quedó impactada por la falta de atención psicológica a las personas con enfermedades terminales, en especial a los niños. También fue consciente de la falta de dejadez y sensibilidad con los moribundos, con las personas que estaban en el lecho de muerte. Intentó cambiar todo aquello y lo que inicio fue una necesaria revolución.
- Fue pionera a la hora de establecer las bases modernas de los cuidados paliativos. En su libro Sobre la muerte y los moribundos (1969) expone el modelo de Kübler-Ross que empezaría a aplicarse en múltiples hospitales.
- Asimismo, introdujo una nueva asignatura en la Universidad de Chicago en la que enseñaba a comprender el proceso de muerte y la necesidad de apoyar a las personas con enfermedades terminales. En aquellas clases, acudían enfermos a los que les quedaba poco tiempo de vida para dar su testimonio.
“Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la tierra, se nos permite abandonar nuestro cuerpo, que aprisiona nuestra alma al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa. Llegado el momento, podemos marcharnos y vernos libres del dolor, de los temores y preocupaciones; libres como una bellísima mariposa…”
-Elisabeth Kübler-Ross-
Modelo de Kübler-Ross
Comúnmente conocido como las cinco etapas del duelo, postula un proceso por el cual la gente lidia con la pérdida a través de cinco fases. Estas son:
- Negación
- Ira
- Negociación
- Depresión
- Aceptación
Originalmente, Kübler-Ross aplicó este modelo a las personas que sufren enfermedades terminales, pero luego lo amplió a cualquier experiencia de pérdida. Por tanto, representa el proceso de duelo ante eventos significativos en la vida, tales como: la pérdida de un trabajo, la muerte de un ser querido, un divorcio, farmacodependencia, un diagnóstico de infertilidad, etc.
Asimismo, Kübler-Ross afirmó que estas etapas no necesariamente suceden en el orden que se presentó anteriormente; ni que todas ellas son experimentadas por todas las personas (aunque al menos sufrirá dos de estas etapas).
Lo más común es que las personas atraviesen varias fases del proceso en un efecto «montaña rusa», pasando entre dos o más, y volviendo a hacerlo una o varias veces antes de finalizar.
Sea cual sea el caso, lo ideal es que no se busque acelerar el proceso, ni alagarlo. En estos casos, uno debe ser meramente consciente de que las etapas van a superarse y que el estado final de aceptación va a llegar. Algunos las dejarán más atrás más rápido que otros, pues se trata de un proceso muy personal.
“Cuando experimentamos una pérdida también experimentamos que a los que amamos –y algunas veces incluso a los extraños– cuidan de nosotros en tiempos de necesidad. La pérdida es un agujero en el corazón. Pero es un agujero que inspira amor y puede contener el amor de los demás”.
-Elisabeth Kübler-Ross-
La atención a las familias y el duelo por la pérdida
Elisabeth Kübller-Ross ayudó a miles de familias. Lo hizo facilitándoles estrategias para acompañar con dignidad a la persona en agonía y en el lecho de muerte, y para manejar la pérdida una vez que esa persona ya se había ido. El clásico modelo del duelo facilitaba el poder manejar las emociones que surgen en estas experiencias.
Asimismo, su trabajo e inspiración favoreció que se crearan múltiples fundaciones para favorecer una muerte digna. Intentó incluso crear un hospicio para niños afectados por el SIDA, pero en vista de que aquellos eran los primeros años de la epidemia, encontró muchas críticas e impedimentos para llevarlo a cabo. Fue la espina de su corazón.
La doctora Kübler-Ross escribió más de 20 libros sobre la muerte y viajó por todo el mundo para impartir sus talleres de “Vida, muerte y transición”. Los ingresos que obtenía los invertía en su totalidad en organizar retiros para ayudar a las personas a superar las pérdidas, a lidiar con sus enfermedades, miedos y angustias respecto al final de la vida.
Kübler-Ross: la muerte como un amanecer, un tránsito a otra etapa
Uno de sus libros más polémicos fue sin duda La muerte, un amanecer. En él incidía en una idea muy concreta, la muerte es simplemente, pasar a un nuevo estado de conciencia. Es trascender a un estado lleno de amor y bienestar indescriptible rodeado de luz… A partir de ahí, se inicia, según el enfoque de la doctora, un viaje de crecimiento espiritual.
Esta visión fue criticada por la comunidad científica. Bien es cierto que sus modelos de cuidados paliativos y de afrontamiento de la pérdida y enfermedades fueron bien recibidos y promovidos. No obstante, el aspecto relativo a esa visión más íntima y espiritual sobre lo que para ella era la muerte, no fue bien recibido.
A pesar de ello, son muchas las personas que apoyan esa idea y que se sienten reconfortadas albergando esa visión, esa perspectiva. Sus tranquilizadoras y esperanzadoras lecciones sobre la muerte y la vida siguen sin duda muy presentes a día de hoy.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Kübler-Ross, Elisabeth (2005) La muerte un amanecer. Luciérnaga
- Kübler-Ross, Elisabeth (2001) Sobre la muerte y los moribundos. Luciérnaga
- Kübler-Ross, Elisabeth (199) Sobre la muerte y el dolor. Luciérnaga
- Kübler-Ross, Elisabeth (2003) La rueda de la vida. Luciérnaga