Endorfinas, elixir de felicidad
Suele decirse que las endorfinas son esas diminutas hormonas instaladas en nuestro sistema límbico cuyos efectos, son muy similares a los del opio, de ahí que se le llame comúnmente “la droga de la felicidad”. Y es que esa gran y sabía máquina suele recompensarnos cuando hacemos algo que es correcto y necesario para nuestro organismo.
Actos tan sencillos como salir a correr o practicar sexo, son actividades consideradas como beneficiosas por las que nos ofrece este compuesto natural y sin efecto secundario alguno capaz de calmarnos el dolor, ofrecernos felicidad e incluso protegernos de enfermedades. Algo fantástico. ¿Verdad?
Endorfinas, la llave del bienestar humana
Te sorprenderá, sin duda, saber que existen más de 20 tipos diferentes de endorfinas, y que son capaces de recorrer todo nuestro cuerpo cuando el cerebro manda que sean producidas en la hipófisis.
Se trata en esencia de un efecto químico natural por el cual se nos inyecta de una importante dosis de analgésicos con los cuales disminuir nuestro dolor o malestar, tranquilizándonos y haciéndonos sentir bien.
Hemos de decir que tienen una vida muy corta, casi fugaz, y que son rápidamente consumidas por otras enzimas que a su vez también crea nuestro organismo con el fin de equilibrar nuestro cuerpo y que comprendamos al fin y al cabo, cuándo estamos haciendo las cosas bien
¿Quieres saber en qué situaciones el cerebro puede “recompensarnos” con al presencia de estos neurotransmisores?
- Cuando practicamos ejercicio, la actividad de las endorfinas en sangre nos transmite esa conocida sensación de vitalidad que nos anima poco a poco.
- Abrazar, besar, acariciar a alguien. Todo ello fomenta la liberación de endorfinas y también de feromonas, indispensables para fortalecer el vínculo de atracción entre la pareja.
- Sonreír, reír a carcajadas… un acto tan sencillo lo creamos o no, llena de “droga beneficiosa” nuestro cerebro y organismo, liberando unas endorfinas llamadas encefalinas.
- Pasear por la playa, por el campo, por el bosque… el aire libre cargado de iones negativos enciende nuestro bienestar para que se liberen endorfinas. Nuestra mente está en paz, equilibrada, estamos relajados y hasta felices.
- La música. Suele decirse que todas aquellas actividades que lo identifican a uno, que le apasionan y que le dan felicidad y tranquilidad son idóneas también para la liberación de endorfinas, y la música sin duda es un excelente medio por el cual relajamos nuestra mente y nuestros sentidos.
- Las comidas. Sí, el chocolate es esa tentación asociada al placer y a las endorfinas, pero según los científicos la comida picante también tiene esos mismos efectos.
Cabe decir también que la liberación de endorfinas tiene un efecto directo sobre nuestro sistema inmunológico: lo fortalece y nos protege, consiguiendo que los linfocitos y otras células nos protejan del ataque de virus y baterías. De ahí que se suela decir que las personas felices son capaces de hacer frente en mejor estado a las enfermedades.
Mantener los niveles adecuados de endorfinas
Existen casos en que no produzcamos niveles suficientes de endorfinas, situaciones en las que nuestro cuerpo y nuestra mente deja de obtener recompensas y nuestro comportamiento empieza a alterarse. Pongamos por caso a una persona que no puede dejar de comer… su cerebro no le ha mandado un nivel óptimo de endorfinas para indicarle que “ya está saciado”.
Otro ejemplo, empezamos a lavarnos las manos y no podemos parar, no podemos detenernos porque nuestras hormonas de satisfacción no nos indica que esa tarea está terminada y que estamos bien… todos estos indicadores pueden derivar en actos obsesivo-compulsivos. Algo no funciona bien y nuestras endorfinas no se liberan en el nivel adecuado para gratificarnos.
Pero en la mayoría de los casos, somos nosotros mismos quienes podemos propiciar el que nuestro cerebro nos recompense. Si estamos bajo mínimos en esta “droga natural”, basta con cambiar de hábitos y pensamientos. ¿Qué tal si hoy nos relajamos y damos un paseo por la playa? ¿Qué ocurrirá si empezamos a sonreír un poco más? ¿Y si buscamos estímulos positivos?
Lo bueno de las endorfinas es que podemos tener el timón sobre ellas y abrir esa farmacia interna que custodia nuestro cerebro, hagamos cosas buenas por él, por nosotros: juega, sonríe, pasea, relájate, come, abraza… no cuesta nada