Escucha consciente, un acto de generosidad
Cuando una persona nos cuenta algo, espera que le prestemos atención, que por un momento dejemos nuestras preocupaciones y hagamos equipo para enfrentar las suyas. De alguna manera, lo que nos demanda, lo que demandamos es un acto de escucha consciente: un acto desinteresado en el que prestamos nuestros recursos cognitivos. De ahí que la escucha consciente sea un acto de generosidad..
¿Te suena aquello de querer contar algo importante para ti y que te interrumpan continuamente con las frases “pues a mí me pasa que…”, o “deberías haber dicho o hecho esto”, o “a mí me pasó lo mismo cuando…” o incluso que te formulen una pregunta que no tiene nada que ver con el tema que estás contando?
En esos momentos puedes sentirte mal. Ver edificado delante de ti un muro que se llama frustración. Esa sensación, tan familiar sobre todo en la adolescencia, de que el mundo es un lugar extraño sin ningún contorno que encaje con el tuyo. La consecuencia lógica es que dejes de hacer esfuerzos por comunicarte, o que los que hagas cada vez parezcan más desesperados.
También suele suceder que lo hagas tú con otras personas y esto tiene las mismas desagradables consecuencias. Si quieres mejorar tus relaciones y la comunicación con los demás, es imprescindible que practiques la escucha consciente.
¿Qué es la escucha consciente?
Inmaculada Domínguez es una psicóloga que ha estudiado el tema en profundidad. A continuación, nos centraremos en sus investigaciones para tratar de responder. Como su propio nombre indica, la escucha activa es aquella escucha que realizamos de manera consciente y voluntaria. En ella entran en juego elementos como la empatía, el amor hacia la otra persona, el respeto y la atención.
Se trata de dejar hablar al otro, de prestar verdadera atención a lo que dice, de no interrumpir, de hacer preguntas que demuestren interés por el tema para que la otra persona se sienta verdaderamente escuchada. Por supuesto, esto representa un acto de verdadera generosidad con el otro, de verdadero interés hacia él o ella.
De este modo, cedemos tiempo y le abrimos espacio tanto en nuestro corazón como en nuestra mente al interlocutor, algo de lo que los seres estamos muy necesitados porque la falta de tiempo, la cultura de la inmediatez y el egocentrismo hacen que de manera inconsciente no dediquemos ni tiempo ni escucha a los demás, algo que perjudica seriamente nuestras relaciones sociales.
¿Por qué la falta de escucha consciente puede perjudicar las relaciones sociales?
Necesitamos ser escuchados, una necesidad que forma parte de nuestra naturaleza como seres sociales. Si la escucha no es recíproca, la otra persona percibirá falta de interés por sus sentimientos y su vida, y sinceramente, a nadie le gusta estar con alguien a quien no le interesa.
Desgraciadamente es algo que le sucede a la gran mayoría, y que además, con las nuevas tecnologías se ha visto acrecentado. Se ven grupos de gente que no hablan porque están pendientes del móvil. Entonces, ¿para qué se juntan?
La gente está pendiente de lo que pasa en la red, de lo que piensa, de lo que quiere decir, de sus preocupaciones, de sus tareas, etc. Pero nunca de parar, permanecer en silencio y escuchar qué es lo que los demás le quieren decir, y eso genera también muchas confusiones que pueden acabar en discusiones.
¿Cómo practicar la escucha consciente?
Si quieres mejorar tu vida, tus relaciones con los demás y contigo mismo, desarrolla este tipo de escucha, notarás la diferencia:
- Comienza meditando, es una forma de parar tu mente y ser consciente del aquí y el ahora. A través de la respiración y la relajación te darás cuenta de que eres capaz de parar el torbellino de tu mente y concentrarte en una sola cosa.
- Escucha con tu cuerpo y no solo con tu mente, adopta su postura, adáptala a la de la persona, aproxímate, pero sin invadir su espacio vital, echa el tronco un poco hacia delante, que se sienta atendida.
- No interrumpas. Si necesitas hacer alguna pregunta relacionada con el tema, espera tu momento.
- Observa sus gestos y la expresión de su cara complementaran la información que el otro comunica con palabras.
Practicar la escucha consciente será un acto de generosidad con tu interlocutor y contigo mismo. El otro porque recibirá un regalo tan valioso como es tu implicación, contigo mismo porque este desafío siempre representa una oportunidad para crecer.