Escucharse, la clave de una buena comunicación
Ejercitar la escucha hacia los demás es tarea difícil, siempre tenemos una opinión o algo que interfiere entre lo que el otro quiere expresar y lo que nosotros interpretamos, nuestros prejuicios, por lo general, son quienes nos juegan esa mala pasada que hace complicado poder entender (sin necesidad de estar de acuerdo) el punto de vista del otro.
Escuchar primero
Sin embargo existen formas de poder lograrlo, dando pequeños pasos que nos van a llevar a grandes relaciones. Algo concreto que se puede hacer para escuchar mejor y evitar discusiones innecesarias es: prestar atención a cada palabra que el otro dice y mantenerse en silencio (aun cuando lo que el otro nos expresa nos hiera) y una vez que termina, expresar nuestra opinión de un modo claro, sin atacar y pausadamente, para esto es muy importante que antes de responder nos tomemos unos segundos, esto pone en claro las ideas y cómo las queremos expresar.
Otra forma de escuchar bien es acompañar el silencio del otro, muchas veces los silencios expresan más que las palabras y hasta nos interpelan, en estos casos es recomendable no hablar y quedarse mirando atentamente a los ojos al otro y en lo posible con una mirada apacible y tranquila, expresando calma, esto es lo más complicado porque cuando estamos enojados nuestro cuerpo lo expresa y, lógicamente, también nuestra mirada, entonces para una situación como esta lo mejor es también tomarse un tiempo, siempre en silencio, para poder retomar la calma.
Cuando la situación nos supera y comienzan los gritos
Pero hay situaciones en las que estamos superados totalmente y gritamos, entonces el otro grita más fuerte y nosotros subimos el volumen y el otro igual, entonces todo se desmadra. En estas situaciones lo mejor es salirse, irse de la escena y cuando llegan los reproches del tipo “nunca escuchas lo que digo”, darse vuelta, tomar unos segundos, retomar la calma (en la medida de lo posible) y responder con algo como “en este momento no estoy en condiciones de escucharte, estamos discutiendo y creo que lo mejor es que nos salgamos de esto y después, con tranquilidad, hablemos” y tomar la conducta de la primera propuesta (escuchar en silencio y responder después).
Estos ejercicios, por así llamarlos, al principio son muy difíciles de lograr porque siempre en nuestra psicología está la lucha de poder y el querer “vencer” al otro, pero en las relaciones humanas no se trata de ganar o perder sino de complementarse, de esta manera podemos crear ideas juntos en todos los campos de la vida, pero lo más importante y que más nos va a beneficiar es poder forjar mejores relaciones y conocernos más. Estando siempre abiertos al otro podemos generar más confianza, más libertad y más responsabilidad, siempre presentes en el momento actual, o sea en el ya conocido “aquí y ahora”.
En conclusión, siempre es bueno estar atentos a lo que el otro nos dice, sin perdernos a nosotros mismos y ejerciendo la libertad de elegir cómo vamos a relacionarnos, si de manera reactiva o de forma proactiva.