El experimento de Harvard que convirtió a un matemático en un asesino
Dicen de Ted Kaczynski que posee una de las mentes más brillantes de la actualidad. Sin embargo, entre 1976 y 1995 envió 16 bombas de fabricación casera para protestar contra el progreso tecnológico. Era el Unabomber, alguien que formó parte de un experimento de Harvard sobre control psicológico subvencionado por la CIA, y conocido a su vez como el MK Ultra.
Ted Kaczynski cumple condena desde 1996 en un centro penitenciario de máxima seguridad de Colorado. Desde aquí, lleva a cabo una intensa labor epistolar que le sirve para difundir sus ideas, las mismas que recogió en su “Manifiesto sobre el progreso industrial y su futuro”. Este trabajo fue publicado por el New York Times un año antes de su captura en un desesperado intento por parte del FBI para lograr que alguien lo identificara, que alguna persona lograra reconocer sus peculiares y radicales ideas sobre nuestra sociedad.
En el 2003 salió a la luz una explicación sobre el comportamiento de uno de los terroristas más famosos de la historia: Ted Kaczynski, un brillante matemático manipulado en un experimento llevado a cabo por la CIA en Universidad de Harvard.
La estrategia fue todo un éxito, y tras más de 20 años de investigaciones, 3 muertos y 11 heridos, Kaczynski fue juzgado y condenado. Sin embargo, su empeño no claudica, y este matemático y filósofo de Harvard continúa transmitiendo al mundo su sofisticado ideario. Cabe decir, que todas sus cartas se guardan y se analizan en la Universidad de Michigan, así como su famoso manifiesto, el cual se ha traducido a varios idiomas y sigue siendo un material más que fascinante para la comunidad psicológica, económica y sociológica.
Ahora bien, fue en el 2003 cuando salió a la luz un aspecto no conocido hasta el momento sobre Kaczynski. El historiador Alston Chase publicó una reveladora investigación donde se explicaba que este terrorista y brillante matemático formó parte de un experimento de Harvard que duró casi 3 años. El MK Ultra.
El experimento de Harvard y el Unabomber
El FBI tardó más de 20 años en dar con ese terrorista que, de modo paciente, colocó 16 bombas a lo largo de todo ese tiempo en puntos muy concretos, a la vez que estudiados. Lo llamaron el Unabomber por su metodología, por sus precisos objetivos: “University and Airline Bomber” (Terrorista de Universidades y Aerolíneas).
Cuenta la historia que aquella investigación fue una de las más costosas de Estados Unidos, y que no fue hasta la llegada de un brillante criminalista, el agente James R. Fitzgerald, cuando el propio Kaczynski vio a su propia némesis cercando sus pasos, hasta dar finalmente con él. Ahora bien, cuando el gran público conoció el nombre que había detrás de todos aquellos actos, quedó perplejo. Nadie entendía por qué un profesor de matemáticas de Harvard que contaba con varios premios y reconocimientos a sus trabajos, había cruzado la línea de la distinción académica a la frontera de lo criminal.
Esquizofrenia, paranoia, trastorno de personalidad antisocial… Durante varios años rondó sobre la cabeza de Kaczynski esos diagnósticos, esas ideas con las que tranquilizar a la población y ofrecer un “porqué” a algo que no podía entenderse. No obstante, en el 2003 empezaron a publicarse diversos informes que sobrecogieron nuevamente a todos aquellos que aún seguían interesados en el caso del Unabomber.
Theodore Kaczynski llegó a la Universidad de Harvard con poco más de 15 años. Era un niño superdotado, pero emocionalmente vulnerable y demasiado joven aún para hacer frente a lo que iba a sucederle. La CIA llevaba a cabo su programa de control mental en esta universidad, utilizando para dicho fin las más variadas técnicas: administración de sustancias, hipnosis, descargas eléctricas y las más sofisticadas técnicas psicológicas.
Este experimento de Harvard duró casi 3 años, siendo Kaczynski uno de esos sujetos experimentales por ser fácilmente manipulable, dada su juventud y por su elevado coeficiente intelectual.
¿Influyó el experimento de Harvard en su posterior conducta criminal?
A la pregunta de sí el experimento de Harvard conformó en él esa semilla antisocial y reactiva que culminó con la fabricación de varias bombas para atacar el progreso y la tecnología, cabe decir que no podemos hablar de una causa-efecto. De hecho, hay muchas causas que conformaron en él esa conducta.
Kaczynski fue un niño aventajado que no encajó jamás en ningún escenario. Siempre fue el alumno más joven en toda aula, ese chico que llegó siendo un adolescente a la universidad y que tuvo que hacer frente al abuso, al desprecio, a las burlas y a ese programa del gobierno, que lejos de reportarle beneficio académico alguno, lo dejó traumatizado.
La teoría que este filósofo y matemático acabó desarrollando a raíz de ese experimento de Harvard y sus posteriores experiencias es que la tecnología, lejos de ser facilitadora, atenta contra la propia humanidad. Según él, las personas somos esclavas de todos esos avances tecnológicos, entidades manipuladas por una sociedad de consumo donde todos hemos perdido nuestra capacidad de elección.
Tras dejar la universidad donde trabajaba como profesor, Kaczynski se construyó una cabaña en el bosque a las afueras de Lincoln para vivir como un ermitaño. Fue ahí donde llevó a cabo sus idearios, donde redactó su manifiesto con una vieja máquina de escribir y donde fabricó esas sofisticadas bombas con las que asesinó a 3 personas.
A día de hoy, su figura sigue inspirando libros y series de televisión. Cuenta ya con 75 años, pero dicen de él que su mente está más activa que nunca y que persiste en su empeño, en su revolución personal: acabar con la sociedad tecno-industrial.