La falacia del hombre de paja
Hay discusiones que pueden llegar a ser realmente desesperantes. A veces, en lugar de utilizar argumentos racionales o ceñirse a los hechos, nuestros “contrincantes verbales” hacen uso de argumentos poco honestos o que apelan a las emociones en lugar de a la razón. Uno de los más comunes es el conocido como falacia del hombre de paja.
Las falacias argumentativas están formadas por argumentos que, a pesar de parecer válidos, no lo son. Son líneas de razonamiento equivocadas; sin embargo, no es raro encontrarlas apoyando a diferentes posturas. Las conclusiones que se derivan de ellas serán erróneas o, mejor dicho, no serán necesariamente ciertas.
Concretamente, la falacia del hombre de paja ocurre cuando una persona coge un argumento de su oponente y lo tergiversa para que parezca menos creíble. Hoy en día, es una de las formas de manipulación más utilizadas. En este artículo veremos exactamente en qué consiste, además de algunos ejemplos.
¿Qué son las falacias argumentativas?
El estudio de las falacias forma parte de disciplinas como la filosofía y la psicología. Desde hace siglos, se han intentado identificar diferentes formas de argumentar equivocadas que en apariencia pasan por acertadas.
Durante muchos siglos se ha pensado que los seres humanos tenemos una gran capacidad para pensar racionalmente. Sin embargo, en las últimas décadas las investigaciones han ido apuntando a que la racionalidad es más bien una excepción. Al contrario de lo que se creía hasta ahora, tendemos a dejarnos llevar por sesgos inconscientes.
Así, cuando se nos presenta un razonamiento, muchas veces nos es difícil saber si utiliza la lógica de manera válida o no. En los casos en los que un argumento parece racional pero no lo es realmente, nos encontramos frente a una falacia. Existen muchos tipos diferentes, pero una de las más habituales es la del hombre de paja.
¿Qué es la falacia del hombre de paja?
La falacia del hombre de paja consiste en modificar un argumento válido de nuestro rival por otro que se le parezca, pero esté equivocado. De esta manera, es más sencillo rebatirlo y hacer perder credibilidad a la otra persona. Por lo general, se suele utilizar para defender ideologías políticas, religiosas y sociales.
Por ello, es común encontrar la falacia del hombre de paja hablando sobre temas como el aborto o la inmigración. También podemos toparnos con ella en debates políticos, en los medios de comunicación o en comunicados oficiales. La intención y el objetivo que hay detrás es la de no tener que enfrentarse a los argumentos de otra persona. Esto se debe a que, mediante la falacia del hombre de paja, los argumentos del contrincante son sustituidos por otros absurdos.
La estructura de la falacia es la siguiente:
- Una persona plantea el argumento “A”.
- Su contrincante lo tergiversa y lo sustituye por el argumento “B”. Este es parecido, pero erróneo.
- La segunda persona refuta el argumento “B”.
- Debido a que ha equiparado los dos argumentos, da la impresión de que “A” también ha quedado refutado.
Ejemplos
A continuación veremos algunos ejemplos para ilustrar en qué consiste esta falacia.
1- Leyes sobre el alcohol
Imaginemos un debate sobre el cambio de la edad mínima legal para beber cerveza. La discusión, siguiendo la falacia del hombre de paja, podría tomar esta forma:
- Persona A. Deberíamos plantearnos reducir la edad mínima para beber cerveza a los 16 años. A esa edad, el cuerpo humano ya está preparado para soportar los efectos de las bebidas alcohólicas.
- Persona B. Eso es una locura. Si empezamos a darle alcohol a niños indiscriminadamente, la sociedad sufrirá todo tipo de problemas.
Como se puede ver, la persona B no ha respondido al argumento planteado por A. Por el contrario, ha llevado al extremo lo que este planteaba (ha equiparado a personas de 16 años con niños). De esta manera, evita tener que discutir con él en el plano racional.
2- Evolución humana
- Persona A. Los humanos compartimos varios ancestros comunes con los primates de hoy en día. Tenemos grandes cantidades de evidencia sobre este tema.
- Persona B. Si las personas venimos del mono, ¿cómo es que todavía siguen existiendo chimpancés?
En este caso, la persona B no comprende bien cómo funciona la evolución. Por ello, en lugar de rebatir que exista mediante la lógica, utiliza un argumento falaz y que no responde a lo que A ha dicho. En este caso, la falacia también podría considerarse una reducción al absurdo.
La falacia del hombre de paja es una de las más comunes. Por eso es fundamental identificarla, y que seamos capaces de debatir utilizando la lógica y la racionalidad.