Fármacos estabilizadores del humor: ¿cómo actúan?
Imagina una montaña rusa, la atracción por antonomasia de los parques de atracciones. Cuando estás montado en uno de sus vagones y comienza el ascenso, puedes sentirte embargado por la euforia, pero cuando llegas a la cima, y el vagón desciende, algunas personas pueden experimentar miedo, ansiedad o desolación.
Imagina que esto sucede con el estado de ánimo, día tras día, semana tras semana. Algo similar ocurre en el trastorno bipolar, en el que aparecen episodios maníacos (la subida) y episodios depresivos (la bajada). Para reducir las oscilaciones en el estado de ánimo de estos pacientes se han utilizado los fármacos estabilizadores del humor.
El trastorno bipolar (TB) es un trastorno mental grave con un gran porcentaje de suicidio asociado. El sufrimiento de las personas con TB es inmenso, razón por la que antes de hablar del tratamiento mediante fármacos estabilizadores del humor, vamos a proceder a definir esta entidad clínica.
“El trastorno bipolar, de entre los trastornos afectivos, es el que tiene las tasas de suicidio más elevadas”.
-Gonda-
El trastorno bipolar
El TB es un trastorno crónico, es decir, sin cura. Para su diagnóstico es necesario que exista o haya existido alguna vez un episodio maníaco o hipomaníaco. La afectividad de estas personas se caracteriza por atravesar fases de hiperactividad o hiperexcitación (manía e hipomanía), que se alternan con periodos de tristeza e inhibición conductual (fases depresivas) y momentos de estabilidad clínica (eutimia). Además, las personas con TB pueden presentar episodios mixtos, que consisten en presentar de manera simultánea síntomas depresivos y maníacos.
Los episodios maníacos que se dan en el TB se caracterizan por la presencia durante al menos una semana de un estado de ánimo elevado y expansivo, que puede conducir al paciente a estar irritable. Además se acompaña de otros síntomas como puede ser la actividad excesiva o la disminución de la necesidad de dormir e interfieren profundamente en el funcionamiento cotidiano de la persona.
Para la catedrática en psicología Amparo Belloch, los episodios hipomaníacos son similares a los maníacos, pero la hipomanía no llega a interferir con la vida cotidiana de la persona.
Fármacos estabilizadores del humor
Las personas que atraviesan problemas psicológicos sufren turbulencias emocionales de vez en cuando, y esto es normal. Sin embargo, las personas con TB necesitan un tratamiento que les ayude a prevenir la manía, es decir, que permita estabilizar el polo maníaco.
En este artículo vamos a hablar de dos grupos de agentes estabilizadores que se utilizan con frecuencia: el litio y los anticonvulsivantes.
1. Sales de litio
Para algunos autores, es la piedra angular del tratamiento farmacológico en el TB. El litio es el estabilizador clásico del humor, llamado así porque se emplea desde hace más de 50 años en el tratamiento del TB. Es un ion cuyo mecanismo de acción todavía es desconocido y, aunque esto sea así, está probada y documentada su efectividad en los episodios de manía y en la prevención de las recaídas.
Es un estabilizador del humor debido a su efecto antimanía. De hecho, es el tratamiento de primera línea para todas las fases del TB, especialmente para aquellos pacientes en los que predominan los episodios maníacos.
A pesar de no conocer del todo sus mecanismos de acción, se cree que podría aumentar los niveles de serotonina y noradrenalina (produciendo, en consecuencia, un efecto antidepresivo), a la vez que regula los niveles de dopamina (produciendo el efecto anti-maníaco).
El litio requiere de una estrecha vigilancia médica porque es necesario que su concentración en sangre si sitúe entre 0,6 y 1 mmol/l y es relativamente sencillo que sus niveles se vean alterados por aspectos tan cotidianos como la cantidad de sal en la dieta.
Sus efectos adversos son amplios e incluyen síntomas gastrointestinales, como la dispepsia, las náuseas, los vómitos y la diarrea, así como el aumento de peso, la caída del pelo, el acné, los temblores o la sedación.
2. Anticonvulsivos como estabilizadores del humor
Existen algunos fármacos que se emplean en el tratamiento de la epilepsia que pueden ser útiles en el tratamiento del TB. Aunque su mecanismo de acción también es desconocido, se cree que podrían modular la acción del neurotransmisor GABA, asociado a la calma y a la relajación. Entre los anticonvulsivos más empleados encontramos:
- Ácido valpróico. Junto con el litio, es uno de los estabilizadores del humor más empleados. Debe evitarse su empleo en mujeres en estado gestante porque puede producir malformaciones en el feto, así como en mujeres en edad fértil. El tratamiento mediante este fármaco también debe estar estrechamente monitorizado porque sus niveles en sangre deben permanecer entre los 50 y 100 mg/L. La efectividad del ácido valpróico sobre la fase maníaca del TB está probada y también es eficaz en el tratamiento de la migraña.
- Carbamazepina. Fue el primer anticonvulsivante en demostrar su efectividad en la fase maníaca del TB. Entre sus efectos secundarios se encuentran las erupciones cutáneas y alteraciones en los niveles de sodio (hiponatremia). También necesita de una adecuada supervisión médica porque sus niveles en sangre deben permanecer entre 5 y 12 µg/ml. Son conocidos sus efectos sobre el feto, por lo que deberá ser evitado en mujeres embarazadas y en edad fértil. Este fármaco también es útil en el tratamiento del dolor neuropático.
- Oxcarbamazepina. Es similar al anterior, con la ventaja de que no es necesario controlar sus niveles de concentración en sangre y tiene menos efectos secundarios.
- Lamotrigina. Es un fármaco que posee una robusta solidez de evidencia científica a la hora de prevenir tanto los episodios depresivos como los maníacos en el TB. Se trata de uno de los pocos psicofármacos que actúa sobre la depresión bipolar. Además, en general es bien tolerada por los pacientes.
En la actualidad, se disponen de numerosas herramientas que permiten la intervención en el trastorno bipolar y la prevención de su recurrencia.
La recurrencia nos habla de recaídas repetidas tras haber pasado una fase de plena recuperación. A pesar de lo anterior, aún es necesario seguir investigando mucho más e implementar políticas sanitarias que combatan el estigma asociado al TB y permitan la integración plena de estas personas como parte esencial e importante en nuestra sociedad.
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- Belloch, A. (2022). Manual de psicopatología, vol II.
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