Gambito de Dama: mucho más que ajedrez

Gambito de Dama ha arrasado en el catálogo de Netflix. Ha demostrado que una serie de ajedrez, libros y sentimientos puede llegar a ser más atractiva que películas de acción o románticas con un desarrollo clásico.
Gambito de Dama: mucho más que ajedrez
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 25 junio, 2024

Tanto en el ajedrez como en las series las aperturas pueden ser cruciales y Gambito de Dama ha querido jugar bien desde el principio. Si el ajedrez puede transmitir una lentitud, presentar en las primeras tomas una escena de una joven rodeada de pastillas y licores es saber sorprender con el “saque”.

La serie no cuenta con un argumento común. Su título suena extraño y atractivo a la vez. Su protagonista vive situaciones algo extremas, tanto en lo positivo como en lo negativo. En cambio, su dolor, sensibilidad e ingenio termina por engancharnos: tiene algo de familiar. Lo de Gambito de Dama es un continuo jaque mate al espectador en el buen sentido del término.

Quizás sus creadores, en origen, no esperaban que esta serie gustara a tantos tipos de público. Con una protagonista femenina poco sexualizada, sin golpes ni violencia, solo con la adrenalina del intelecto. Una trama llena de libros y figuras de ajedrez a la que no le hacen falta más ingredientes para saber tan bien.

Gambito de Dama: la adicción al ajedrez

Gambito de Dama pone al ajedrez en el centro de la escena. A través de sus episodios se derrumba un mito: no es material entretenido para ningún formato audiovisual. De todas formas esta ficción ya contaba con un buen precedente, ya que está basada en la novela homónima escrita por Walter Tevis y que también cosechó un éxito importante.

La protagonista, junto al ajedrez, es Beth Harmon. Una joven con una inteligencia que desafía todos los estándares conocidos en el mundo del ajedrez. El personaje está, de alguna manera, inspirado en el deportista y jugador de ajedrez Bobby Fischer, un “ajedrecista único”. La serie lo intenta replicar con una protagonista femenina, que deberá enfrentarse a los prejuicios asociados a su condición de mujer.

Gambito de Dama es una “oda al ajedrez”, con una protagonista que debe luchar contra sus horribles adicciones, al mismo tiempo que practica un deporte que exige la máxima concentración y estrategia. En la historia se exploran los límites de la genialidad, que muchas veces se complementan con un lado oscuro representado por hábitos poco saludables narrados en la trama. En este sentido, no se renuncia a la extravagancia del mito.

La adicción y la pasión

Gambito de Dama comienza su narración con una Beth de niña (interpretada por Isla Johnston) que es ingresada en un orfanato de Kentucky después de sobrevivir al suicidio automovilístico de su madre, del que ella sale ilesa solo físicamente. El orfanato, un lugar algo represivo, intenta mantener bajo control a sus huéspedes utilizando tranquilizantes.

La introvertida Beth encuentra en ellos a sus aliados perfectos: permiten calmar su temperamento inestable, agudizar su imaginación por las noches y entrar en un estado pseudoalucinatorio. El escape cognitivo y emocional será definitivo cuando descubra el ajedrez. Las escenas en las que partidas de ajedrez son simuladas en el techo son el ejemplo perfecto de lo que significa la pasión.

Un ritmo trepidante

Durante 7 episodios Gambito de Dama nos “asedia” de entretenimiento, alejándose de la vulgaridad y predictibilidad de muchas de las producciones del catálogo actual. En el episodio de apertura, la estética proyectada es la de un libro de cuentos. Ahí es cuando Beth se “tropieza” con el ajedrez al hacer un recado al sótano del guardián del orfanato, el Sr. Shaibel (interpretado por Bill Camp).

El guardián, en un primer momento, es reacio a enseñarla, pero finalmente accede asombrado por su interés y su capacidad. Por la noche, Beth repasa los movimientos que él le enseña en un tablero imaginario que proyecta ayudándose de las sombras de su dormitorio.

Las escenas del orfanato son lentas, ilustrando cómo se está marchitando Beth entre los ansiolíticos y la disciplina. Para ella, descubrir ese sótano será el evento que marcará toda su infancia y posterior vida. Quedará fascinada por aquel hombre solitario y callado, al que parece pesarle la vida sobre sus hombros.

Beth descubre que el Sr. Shaibel juega ajedrez contra sí mismo. Eso le causa empatía, misterio y aún más ganas por descubrir todos los secretos del juego.

No es necesario haber visto ninguna otra película de ajedrez para saber apreciar la dedicación que requiere su buena práctica. El aprendizaje de Beth junto a Shaibel es fascinante. Se combinan la seriedad y el afecto de estas dos almas solitarias. Las emociones traspasan la pantalla.

La transición de Beth

La Beth adolescente y adulta son interpretadas por Anya Taylor-Joy, una actriz que parece haber encontrado uno de los papeles de su carrera. A los 15 años es adoptada por Alma Wheatley (interpretada por Marielle Heller), una mujer de mediana edad que agoniza dentro de su matrimonio y encuentra en Beth un nuevo motivo para vivir.

Su debilidad emocional contrasta con la de Beth, que parece fuerte. Aunque desprendan olores diferentes, en realidad se juntan mujeres muy parecidas: talentosas y sensibles que se enfrentan a un mundo que no les da muchas posibilidades culturales. Además, se encuentran “tocadas emocionalmente” y solo saben salir del dolor a través de la bebida o los tranquilizantes.

La estética en los peinados y vestidos de Beth marcarán también su transición de adolescente a adulta, eligiendo la moda como el complemento perfecto de su ingenio. Se despedirá de su peinado desaliñado, cuidando cada vez más su imagen a medida que avanza el metraje.

Taylor-Joy aparece en cada escena, incluso antes de que otros personajes la vean jugar y aprendan para confirmar lo que el el Sr. Shaibel le dijo en su infancia: “para decirte la verdad, niña, eres asombrosa”. El carisma y el alcance de esta actriz van muy lejos, al igual que la diversión obvia del director al combinar el ajedrez con la iconografía de espías de la Guerra Fría.

Mujer jugando al ajedrez

Gambito de Dama y los juegos de la vida

Gambito de Dama nos deja la lección de que una pasión y un talento asombroso pueden ayudar a resolverte la vida económicamente, pero a la vez también pueden anular tu capacidad para pedir ayuda a tiempo. La lucha de Beth con la adicción, la enfermedad mental y el aislamiento sostienen la historia a lo largo de siete largos episodios, pero no son las únicas tramas.

Se van dando relaciones que se sienten mal alimentadas por el carácter de Beth, al mismo tiempo que las personas del otro lado se sienten inusualmente sorprendidas y abrumadas por su personalidad. El guión tiene en cuenta su naturaleza contradictoria, teniendo dificultades para socializar incluso cuando sus amigos, como su compañera de habitación del orfanato Jolene, se mantienen a su lado.

En definitiva, Gambito de Dama es una victoria fresca y asombrosa en un catálogo de Netflix que necesita argumentos nuevos con talentos interpretativos distintos. Demuestra que la intriga puede estar presente en 7 largos capítulos sin necesidad de violencia o hipersexualización de los personajes. Lo raro y lo elegante también puede conquistar a un público amplio.


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