Uso y abuso de ansiolíticos e hipnóticos
Los ansiolíticos e hipnóticos son fármacos de muy frecuente prescripción en la actualidad. De hecho, desde el año 2000, se ha observado un aumento bastante significativo en su consumo. Los medicamentos del grupo de las benzodiacepinas son de los más utilizados por la población adulta.
El uso racional de los medicamentos es un tema fundamental sobre el que hay que prestar atención, en especial cuando hablamos de psicofármacos. Muchos de estos fármacos tienen reacciones adversas considerables que no se deben pasar por alto. En ocasiones, además, los pacientes desconocen estos efectos secundarios.
El consumo de este tipo de fármacos durante largos periodos de tiempo puede llevar a una situación de dependencia importante. Lo que comienza como una prescripción a bajas dosis para una situación determinada y puntual, muchas veces acaba influyendo en la calidad de vida de los pacientes, tanto de forma física como psicológica.
¿Qué son los ansiolíticos e hipnóticos?
Los ansiolíticos e hipnóticos son un grupo de psicofármacos depresores del sistema nervioso central. Se utilizan, de forma principal, para tratar los síntomas provocados por la ansiedad, así como para hacer frente al insomnio.
Lo que provocan en el organismo es una disminución de las funciones del sistema nervioso, que se ven enlentecidas. Esto hace desaparecer la sintomatología de la ansiedad, pero también afecta a otras funciones cerebrales, como la reacción a los estímulos o la coordinación.
Las benzodiacepinas son el grupo más conocido de ansiolíticos. Se pueden clasificar en diferentes tipos según la duración de su efecto:
- Las hay de duración larga, como el diazepam o el bromazepam.
- Otras son de duración más corta, como el alprazolam o el lorazepam.
Los fármacos de este grupo más utilizados son el alprazolam, lorazepam y lormetazepam. En la actualidad, por desgracia, se recurre a ellos de forma rápida como solución al estrés propio de nuestro ritmo de vida. Sin embargo, sus efectos pueden ser gravemente perjudiciales si se utilizan mal. Por eso es importante conocerlos.
Consecuencias del abuso de ansiolíticos e hipnóticos
Como hemos dicho, estos fármacos se prescriben de forma habitual para situaciones de ansiedad e insomnio en adultos. Son eficaces y seguros en tratamientos a corto plazo, pero, cuando la duración de su utilización se alarga, aparecen efectos no deseados. Entre ellos encontramos los siguientes:
- Aumento de caídas y fracturas.
- Riesgo de desarrollo de deterioro cognitivo y demencia.
- Aparición de tolerancia y dependencia
- Agravamiento de la ansiedad, de forma paradójica.
Estos efectos pueden aparecer aún con dosis terapéuticas. Por eso, se recomienda seguir las indicaciones de prescripción sobre la duración del tratamiento. Esto es, no se deben utilizar durante más de 4 semanas en insomnio, ni de 12 semanas en ansiedad.
Este tiempo, además, ha de incluir una pauta de retirada; esto es, una reducción progresiva de la dosis cuando el tratamiento ha sido largo. Si los síntomas persisten, es necesario plantear la necesidad de tratamientos alternativos o estrategias terapéuticas complementarias.
Los efectos adversos pueden surgir tanto por un uso inapropiado del medicamento por parte del paciente, como por una prescripción inadecuada del médico. En ocasiones, los propios pacientes insisten al profesional para que les prescriba estos fármacos de forma continuada. Otras veces, los médicos los recetan con demasiada facilidad.
La realidad es que en la práctica habitual no se cumplen estos periodos de tiempo limitados en el tratamiento con estos psicofármacos. Gran parte de la población mayor consume benzodiacepinas diariamente de forma habitual. Por desgracia, además, son estos pacientes los que presentan más riesgo de sufrir los efectos adversos mencionados.
Así mismo, también se ha detectado un aumento del consumo sin prescripción en jóvenes que utilizan estos fármacos como drogas recreativas. Esto se debe, en parte, a la facilidad de acceso a estos medicamentos que existe en la actualidad y a su excesiva prescripción, en ocasiones innecesaria.
Uso racional de los medicamentos
En definitiva, el abuso o mal uso de cualquier fármaco tiene consecuencias negativas, en especial para el paciente, pero también para toda la sociedad, como consecuencia. Todos, en parte, podemos ayudar a hacer un uso racional de los medicamentos.
En concreto, los ansiolíticos e hipnóticos son fármacos que pueden provocar graves efectos secundarios si no se utilizan de manera correcta. Es fundamental seguir siempre las indicaciones del especialista y no automedicarnos por nuestra cuenta.
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