Gaslighting, la forma de abuso más sutil y corrosiva

¿Alguna vez alguien te ha hecho creer que estabas loco? Eso es «gaslighting»: una forma de abuso psicológico en la que se manipula a alguien para que cuestione su propia realidad.
Gaslighting, la forma de abuso más sutil y corrosiva
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Última actualización: 15 septiembre, 2024

Imagina confesarle a un ser querido que te sentiste herido por ciertos comentarios. Sin embargo, él niega de forma rotunda haber dicho algo que causara ese dolor y hasta insinúa que estás inventando todo. En este juego sutil de manipulación emocional, el gaslighting ha hecho su entrada.

De forma inesperada, se sembró un componente en la dinámica de la relación: la semilla de la duda. Y, tras su aparición, hay una víctima confundida que cuestiona su propia percepción de la realidad. Analizamos a fondo qué es la «luz de gas», cómo reconocerla y qué hacer en una situación de este tipo.

¿Qué es el gaslighting?

El gaslighting o «luz de gas» es una estrategia de manipulación para hacer que una persona dude de sus percepciones, experiencias o comprensión de los acontecimientos, según la Asociación Norteamérica de Psicología (APA). Se trata de una forma de abuso psicológico, que difiere del ghosting, el bullying o los chantajes, y que es difícil de distinguir.

El término surge de una obra teatral de 1938 llamada Gas Light, que luego fue adaptada en dos películas. La trama es muy simple: un hombre aparentemente gentil emplea mentiras y manipulación para aislar a su esposa y persuadirla de que está perdiendo el juicio, e intentar robarle el patrimonio que acaba de heredar. Así, la víctima asimila las acusaciones sin darse cuenta de que están jugando con su mente.



Características y ejemplos de esta manipulación

Los manipuladores recurren a esta técnica para ejercer el poder sobre alguien que consideran inferior. A menudo, son personas narcisistas, que aparentan ser amables y decididas, aunque en el fondo son inseguras. En cuanto a la víctima, algunas características de las personas manipulables son la inseguridad, la baja autoestima, la carencia de afecto y la necesidad de aprobación.

En el proceso, se busca la participación o la cooperación de la persona afectada, quien no siente que ejercen un dominio sobre ella. Pese a que en la práctica es muy variable, este tipo de engaño suele seguir un patrón de tres etapas:

  1. En sus inicios, la víctima se enfrenta al manipulador.
  2. Luego, el acosador intenta convencerla y la hace dudar de sus propias certezas.
  3. Finalmente, la víctima adopta la versión del agresor como verdad.

Las características o tácticas que puede involucrar y permiten identificarlas son las siguientes:

Conversaciones distractoras

En su etapa inicial, cuando la víctima le hace frente, el abusador opta por cambiar el tema o redirigir la charla hacia tópicos diferentes. Estos signos de manipulación en la conversación tienen el objetivo de evadir una acusación.

Por ejemplo, después de que le planteen algo, puede preguntar: «¿Esto es una idea que tuvo alguno de tus amigos?».

Negación constante de la realidad

El manipulador niega de forma repetida los hechos o las acciones de la víctima. Así, siembra la duda en esta última sobre su propia percepción de la realidad.

Aun cuando existan pruebas en su contra, puede decir: «No sé de qué estás hablando», «Estás inventando cosas» o «Eso nunca sucedió».

Desvalorización de sentimientos y emociones

Quien ejerce estas situaciones opta por despreciar o minimizar los sentimientos de su víctima. Le hace sentir que sus preocupaciones y emociones no tienen valor alguno.

Si se enojan con el acosador, puede decir: «Eres demasiado sensible», «Eres un exagerado» o «¿Te molestarás por esa tontería?».

Convicción gradual

El agresor emplea diferentes estrategias, como interrogantes o frases típicas del gaslighting. Su intención es modificar la impresión de los hechos de su víctima. Lo hace de forma gradual, sutil y con perspicacia.

Ante las dudas crecientes, una frase común es: «Estás muy estresada, por eso no piensas con claridad».

Tergiversación de la realidad

Los manipuladores distorsionan la verdad presentando hechos fuera de contexto o malinterpretando los resultados. Esto lleva a la víctima a cuestionar su propia memoria y percepción. Para ello, suelen valerse de mentiras flagrantes.

Es común que intente hacer pensar que el otro no está cuerdo, con expresiones como: «Te estás volviendo loco» o «Tienes una memoria horrible».

Intimidación sutil

Aunque rara vez implica violencia física, suele acompañarse de intimidación psicológica, lo que dificulta que la víctima se defienda.

En ocasiones, ciertas palabras que utiliza son: «No quiero escucharte decir esto de nuevo» o «No quiero que veas más a esas personas».

Ocultamiento de objetos o simulación de eventos

En caso extremo, el agresor puede crear situaciones que hagan que la víctima dude de lo que ha hecho o experimentado. A través de esta táctica, convence a la persona de que es él quien tiene la razón.

Por ejemplo: puede cambiar objetos de lugar o esconderlos para confundirte.


¿En qué contextos ocurre?

Esta técnica aparece en diversos escenarios y situaciones. Te dejamos con cuatro ejemplos que ilustran muy bien por qué se trata de una forma de violencia psicológica silenciosa:

  • En entornos institucionales. Se usa para ocultar información o recriminar a los trabajadores y para reducir la opinión o los derechos de alguien que disfruta de un servicio.
  • En las relaciones de pareja. Un miembro de la pareja usa la tergiversación de hechos y la negación constante. En ocasiones, puede encubrir problemas como la infidelidad o violencia doméstica.
  • En uno mismo. Un fenómeno que es secuela del abuso es el autogaslighting. Ocurre cuando la persona se apropia del rol de perpetrador y lo ejerce en sí misma. Suele culparse, desconfiar de sus pensamientos y minimizar sus emociones.
  • En las relaciones parentales. El gaslighting parental puede manifestarse en áreas como el rendimiento escolar, la identidad de género y el respeto a las reglas familiares. Los padres invalidan emociones, hacen dudar de las valías o tratan de modificar creencias de sus hijos.

¿Cómo saber si sufres de la «luz de gas»?

Para saber si eres víctima de gaslighting, debes prestar atención a las consecuencias que tiene estar inmerso en este tipo de dinámica. Reconocer las señales y buscar apoyo profesional es crucial. Sin embargo, es importante destacar que pueden variar en función de la duración e intensidad del abuso.

1. Tienes baja autoestima

El hecho de que el agresor te haga dudar de tus propias percepciones, hechos y acciones se traduce en un impacto directo en la autoestima. Después de todo, parte de ella se basa en la autoevaluación de las propias capacidades. Si estas se ven cuestionadas, la autoestima también.

2. Te inculpas y sufres desgaste emocional

Al dudar de forma constante de ti, puedes comenzar a culparte y sufrir un cansancio emocional que hace que se perpetúe el ciclo de la violencia psicológica. Es posible que te critiques seguido y tal vez te preguntes si eres muy sensible o si exageras. Puedes sentir que no eres feliz y preguntarte por qué.

3. Experimentas confusión mental

Puedes sentirte confundido y desorientado, lo que puede generar problemas en la toma de decisiones y la capacidad de discernir la verdad. Es normal sentir que algo está mal, pero que no puedas manifestarlo.

4. Sufres aislamiento social

Es frecuente que te aísles de los demás en estos casos. Puedes sentirte cada vez más solo y vulnerable. Además, es frecuente que les ocultes cosas a tus amigos o familiares o tengas que disculparte con ellos por el accionar de los demás. Por paradójico que parezca, a veces encuentras en tu agresor el único apoyo y consuelo disponible.

5. Sientes inseguridad en tus relaciones

Después de una experiencia de este tipo, puedes tener dificultades para relacionarse con otras personas y establecer relaciones saludables. En parte porque tu percepción de la realidad puede seguir alterada; en parte porque temes ser objetivo de episodios similares.

6. Dudas sobre tu salud mental

Las crecientes dudas pueden hacer que pienses si estás loco y que desconfíes sobre tu salud mental. En algunos casos, la constante manipulación y el sentimiento de estar atrapado en una realidad distorsionada puede desencadenar problemas como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático (TEPT).

7. Observas un impacto en tu vida cotidiana

Algo común es tener problemas para tomar decisiones o sentir que no puedes hacer nada bien. Por ejemplo, en el trabajo puedes presentar desafíos para concentrarte y desempeñarte de una manera efectiva. Además, notas debilidad en la funcionalidad, vitalidad y bienestar de las actividades del día a día.

¿Qué puedes hacer?

Para contrarrestarlo, lo primero que tienes que hacer es identificar que alguien impone en ti este acoso psicológico. Las señales que hemos indicado hasta el momento te servirán de referencia. Dicho esto, te dejamos con algunas ideas para actuar ante este fenómeno:

  • Confía en tu intuición. Si algo te parece extraño, no lo ignores. Escucha tu voz interior.
  • Mantén límites firmes. No permitas que el sospechoso cruce tus límites. Exprésate con claridad si sientes que lo está haciendo.
  • Asesórate con un profesional. La consulta con un psicólogo puede reportar beneficios incalculables durante y después de la situación. Por tanto, no cierres la puerta a esta opción.
  • Conversa con familiares y amigos. Habla con ellos sobre los hechos o las conversaciones que te han hecho dudar. Escucha qué tienen que decir y valora sus consejos y recomendaciones.
  • Recopila pruebas. Esto puede parecer algo extraño, pero todas ellas te ayudarán a comprobar que te están manipulando. Fotos, capturas de pantalla de conversaciones, fechas, grabaciones y demás te darán un indicio objetivo de que las cosas sucedieron como piensas.
  • Enfócate en tu autocuidado. El desgaste psicológico puede hacerte experimentar síntomas de ansiedad, depresión y estrés crónico. Crea un espacio en tu agenda para hacer ejercicio, salir con amigos, escribir un diario de emociones, practicar yoga o meditación y todo aquello que alivie tu mente.

Es importante poner límites y buscar apoyo

Esta táctica manipulativa puede socavar la confianza en uno mismo y distorsionar la percepción de la realidad. Reconocer los signos de abuso y buscar ayuda, tanto de los seres queridos como de profesionales, es fundamental para recuperar la perspectiva y sanar.

En muchos casos, alejarse de la persona es la única opción posible para salir del círculo vicioso del abuso. De esta manera, considera también dar un paso atrás y tomarte un tiempo si su comportamiento sigue desgastando tu salud emocional y física.


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