Introversión con ansiedad de alto funcionamiento: ¿te identificas?
La introversión con ansiedad de alto funcionamiento es más común de lo que pensamos. A menudo, este perfil esconde lo que se conoce como una “ansiedad secreta”. Así, y a pesar de aparentar siempre una admirable serenidad, en su interior se amontona como en un rompecabezas imposible la preocupación excesiva, la necesidad de evasión, el perfeccionismo…
Se ha escrito mucho sobre la introversión. Desde hace unos años, estamos siendo testigos de ese despertar “silencioso”, donde los introvertidos van encontrando poco a poco su lugar. No podemos dejar a un lado el hecho de que nuestra sociedad, y en especial el mundo de la empresa, la escuela o la universidad está orientado más bien hacia ese perfil más abierto, sociable, y en esencia, extrovertido.
La introversión con ansiedad de alto funcionamiento afecta a una buena parte de las personas con este perfil. Es un tipo de ansiedad muy camuflada y resistente en el tiempo.
Libros, como “El poder de los introvertidos” de Susan Cain, ponen en valor esas cualidades que suelen definir a este tipo de perfil psicológico. Factores, como la creatividad, la empatía, la reflexión o la habilidad para resolver conflictos, son dimensiones que pueden situar a los introvertidos en posiciones de destacado liderazgo. Características que los van empoderando para sentirse más efectivos en el día a día.
Ahora bien, al igual que es necesario destacar sus valías, fortalezas y capacidades, es imprescindible conocer también ese lado más complejo y a menudo debilitante. Todos, sea cual sea nuestra personalidad, somos más o menos susceptibles a la hora sufrir algún tipo trastorno ansiedad. Sin embargo, la introversión está muy familiarizada con integrar un patrón muy particular y camuflado de ansiedad que es necesario conocer.
Introversión con ansiedad de alto funcionamiento: ¿qué es?
Se suele decir aquello de que los tesoros más preciosos se hallan en las profundidades. Ahora bien, todos sabemos que en esos mundos, abisales y profundos, habita la oscuridad y alguna que otra presencia amenazante. Vivir en esos estratos tiene sus ventajas, pero también el otro lado de la moneda: peligros y amenazas característicos.
Antes de definir en qué consiste la introversión con ansiedad de alto funcionamiento, reflexionemos sobre esta idea. La introversión-extroversión es un continuo. Es decir, todos nosotros nos situamos en él, o bien en un punto intermedio o un poco más arriba o más abajo. Sin embargo, aquellos situados en los puntos más extremos suelen evidenciar algún rasgo patológico, uno donde les es muy complejo disfrutar de una buena calidad de vida, ser productivos o incluso cuidar de sus relaciones sociales.
Las personas caracterizadas por la introversión con ansiedad de alto funcionamiento no llegan a situarse en este extremo, pero casi. Es decir, por lo general llevan una vida normal, con sus responsabilidades, trabajos y relaciones (de ahí “alto funcionamiento”). Sin embargo, en su interior habita un ovillo muy complejo. Un secreto laberinto emocional bien camuflado por donde el miedo busca una salida, la inseguridad se tropieza con la contradicción continua y la preocupación permanente se da de bruces contra la pared… una y otra vez.
Veamos qué características a las personas introvertidas con ansiedad de alto funcionamiento.
Necesidad constante por defenderse de “algo”
La introversión con ansiedad de alto funcionamiento se caracteriza con personas vigilantes y en actitud defensiva. Siempre hay algo que les preocupa, que les amenaza o les inquieta. Su mente nunca está en calma. A menudo es esa cita, esa entrevista, ese proyecto que deben cumplir. Son acontecimientos que les obligan a salir de su zona de confort, generando niveles altos de ansiedad.
Por dentro tienes miedo, pero debes aparentar seguridad
Lo más llamativo de la persona introvertida que sufre de ansiedad de alto funcionamiento es que rara vez pierde los papeles. Las define el equilibrio, la calma y el aparente autodominio. Todos ellos son rasgos que perciben los demás sin saber que en su interior acontece algo muy diferente; se debaten entre el miedo y la inseguridad.
Ese esfuerzo continuo por aparentar templanza y resolución puede llegar a ser agotador. Es caer en la contradicción, es esconder el miedo cada día para vestirse con una armadura de fortaleza que día a día aumenta su peso.
Veo el mundo de manera diferente y me siento solo
Los introvertidos necesitan escenarios más relajados para sentirse bien, para realizarse, para trabajar, para encontrarse con ellos mismos. Los hay que se sienten bien en sus rincones privados y exclusivos, pero hay otros, en cambio, que sienten esa soledad de forma diferente. Se sienten frustrados por no ser entendidos, enfadados por el hecho de que los demás no entiendan sus necesidades, su forma de sentir la vida…
Todo debe ser perfecto
La introversión con ansiedad de alto funcionamiento se define además por un elevado perfeccionismo. Son exigentes y auto-exigentes. Porque el perfeccionismo, para ellos, ofrece sensación de control y cuando algo está bajo control trae consigo recompensas positivas. Este razonamiento es una fuente inagotable de sufrimiento.
Dolor, tics, agotamiento, nerviosismo…
Esta ansiedad “secreta” de las personas introvertidas se manifiesta de diferentes modos. Es común que sufran enfermedades psicosomáticas como problemas de piel, problemas digestivos, cefaleas, dolores musculares, tics nerviosos… Son canales del propio cuerpo donde expresar esa ansiedad interna, esa preocupación constante, esa necesidad por defenderse del mundo y de lo que no pueden controlar.
Así, un rasgo común de este perfil de personalidad es también su modo de expresarse. A menudo hablan de forma nerviosa y precipitada, de manera que incluso los demás pueden tomarlas por personas extrovertidas. Sin embargo, es un síntoma más de esa ansiedad interna, de ese ovillo interior tan y tan complejo.
Para concluir, en caso de que nos sintamos identificados con este perfil, lo más adecuado es buscar la ayuda de un buen profesional. La introversión con ansiedad de alto funcionamiento suele cronificarse. La normalizamos hasta el punto de vivir con ella durante años, hasta que surgen las secuelas, como las enfermedades psicosomáticas u otros trastornos psicológicos de mayor gravedad.
Demos el paso por tanto para salir de ese laberinto de ansiedad y vivir así con mayor equilibrio.