Invalidación familiar: cuando te hacen creer que no vales para nada

Existen muchas formas de invalidación. La familiar se refiere a cuando son los miembros de tu familia los que te hacen creen que lo que sientes, crees o deseas no es válido.
Invalidación familiar: cuando te hacen creer que no vales para nada
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 19 abril, 2024

La invalidación familiar es un proceso que aparece con bastante frecuencia. Se da en esos entornos donde una o varias personas generan un tipo de dinámica insana con las que boicotear la autoestima de los hijos. Se hace uso de la descalificación, de la comunicación pasivo-agresiva, de la manipulación emocional y de un maltrato invisible que deja huella permanente.

Los expertos en terapia familiar sistémica nos dicen que todo niño invalidado corre el riesgo de ser en el futuro un adulto invisible. Son personas a las que han hecho creer desde edades tempranas que sus necesidades no son importantes, es más, sus identidades han quedado tan diluidas que ni tan solo han llegado a conformar un sentido auténtico del “yo”.

“Todo el mundo tiene un par de heridas dolorosas enterradas en su corazón, incluso son capaces de seguir adelante, con el tiempo se vuelven insensibles al dolor”.

-Kim Bok Joo-

Así, podríamos decir que estamos ante un tema tan serio, como descuidado, por una buena parte de muchos progenitores. Pongamos un ejemplo. Ana tiene 9 años y se pasa el día burlándose, pellizcando y empujando a su hermana Carla menor. Mientras la primera es inquieta y bulliciosa, la pequeña es reservada y muy tímida.

Cada vez que Carla acude entre lágrimas hasta su madre para pedirle ayuda, esta responde siempre lo mismo: “Tienes que espabilarte de una vez, mamá está ocupada y no puede estar siempre encima de ti”.  Esta situación que para muchos puede resultar de lo más inocente, esconde varios matices. La invalidación del progenitor en este caso es doble, y las consecuencias bastante serias.

La primera, porque la madre no tiene en cuenta las emociones de su hija pequeña. La segunda, porque el mensaje que se le da a esta criatura es muy simple y directo: “estoy ocupada, así que estás sola en esto, arregla tus problemas tú misma”. Tal y como podemos intuir, una infancia marcada por este tipo de dinámicas invalidantes pueden dejar su marca profunda en la edad adulta.

Niña llorando al sufrir invalidación familiar

De la invalidación familiar a la invalidación personal

La invalidación familiar es una forma de negligencia emocional, y por tanto, una de las formas de maltrato sutil con más peligro . Marsha Linehan, una conocida experta en trastornos mentales y en la terapia dialéctica conductual, explica en sus trabajos que este tipo de interacciones generan conflictos muy graves en la mente infantil.

Pensemos, por ejemplo, en un bebé que casi nunca fue atendido por la noche cada vez que rompía a llorar. Imaginemos ahora a ese mismo niño a los dos años con una rabieta terrible ante unos padres exasperados porque no saben cómo manejar a dicha criatura. Pocos años después, lo amonestan porque no sabe aún atarse los zapatos, porque es lento para vestirse, para comer y para expresarse.. “Eres torpe y siempre lloras por nada” son las dos frases que más ha escuchado este niño durante sus seis primeros años de vida.

Toda esta situación cristalizará en la personalidad del niño de muy diversos modos. Por ejemplo, la doctora Linehan nos explica que la invalidación familiar genera tarde o temprano la invalidación personal. Si desde el inicio se han pasado por alto las necesidades emocionales del pequeño y se le etiqueta como ese niño que “siempre llora por nada”, tarde o temprano él mismo acabará invalidándose a sí mismo al interpretar que las emociones son negativas, que es mejor esconderlas, engullirlas a la fuerza.

Niños que sufre invalidación familiar

Asimismo y no menos importante, lo que también suele darse en muchos casos es la profecía autocumplida. Si ya desde niños nos repiten que no llegaremos a nada, que eso no es para nosotros, que aquello de más allá nos viene grande, que en el reparto de talento nos quedamos con la peor parte, es muy probable que lo acabemos interiorizando como un mantra venenoso.

No obstante, romper el efecto de la invalidación familiar no solo es posible sino necesario. Se puede sobrevivir a ello validándonos a nosotros mismos tal y como merecemos, tal y como otros debieron hacer en su momento.

Validándonos a nosotros mismos en la edad adulta: el diálogo interno

Las terapias familiares y sistémicas le deben mucho a la teoría de la comunicación humana de Paul Watzlawick. Tanto él como otros expertos del “Mental Research Institute” dieron forma a un enfoque excepcional que fue clave para el futuro terapia familiar y la mejor comprensión de estas complejas dinámicas.

Dentro de este marco, por ejemplo se hizo referencia a las técnicas de descalificación, un tipo de comunicación vacía, dañina y en ocasiones hasta agresiva, donde el mensaje que se envía al otro contribuye a invalidarlo y a generar malestar. Ahora bien, algo que han podido comprobar psicólogos, como la doctora Lineham, es que el niño que fue descalificado/invalidado en su infancia crea en la edad adulta un diálogo interno basado también en la propia descalificación.

Procesos como la autocrítica, las actitudes limitantes, la indecisión, el sentimiento de culpa, el miedo constante y ese monólogo reiterativo donde no hay ni un gramo de amor propio contribuye a perpetuar la descalificación, casi como un fuego amigo con el que destruirnos aún más…

chico poco atractivo del que sale imagen de una carretera

No vale la pena. Si ya en el pasado fueron otros los que con su estilo de crianza, educación y de comunicación conformaron toda esa serie de oquedades en nuestra identidad y autoestima, no seamos herederos de esa dinámica, no seamos nuestros propios enemigos.

Validarnos a nosotros mismos es posible, pero para ello, hay que cambiar el diálogo interno. Debemos hablarnos con respeto y amabilidad, tratarnos como seres valiosos, personas que tienen mucho por delante aún y que ya se han cansado del “tú no puedes, tú no sabes o tú no mereces”….

Es momento de poder con todo.


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