La angustia de deber dinero a los demás
Deber dinero es como una tela de araña que va creciendo y amenaza con atraparnos, si es que ya no estamos atrapados en ella. Se trata de una situación que puede generar altísimas dosis de angustia y más de un conflicto emocional. Nadie se endeuda por gusto, ni con la intención de no pagar. Si pedimos dinero prestado es porque tenemos un plan en el que es posible reponer el dinero prestado.
Es posible que los cálculos hayan sido incorrectos, o que las cosas no hayan salido como lo esperamos. Ahí es cuando empieza el martirio de deber dinero: los prestamistas se encargan de convertir nuestra vida en una pesadilla, con el aumento de los intereses y el acoso para que paguemos.
En ese punto no tenemos otra opción sino la de pagar, o pagar. Quizás podamos renegociar el crédito, o tal vez tengamos que vender sofá, pero al final siempre tenemos que pagar. Lo que puede desembocar en continuas situaciones de estrés y ansiedad.
“Hay algo de servil, de turbio, en el hogar que se mantiene de préstamos y deudas”.
-Henrik Ibsen-
Los deudores compulsivos
Seguramente la mayoría, hasta los grandes magnates, hemos decidido pedir dinero prestado en algún momento de nuestras vidas. Lo necesitamos para invertir en algo y suponemos que podremos devolverlo en las condiciones pactadas. Generalmente lo hacemos.
Sin embargo, hay algunas personas que hacen de deber dinero su forma de vida. Viven invadidos de angustia por la premura de cumplir y entonces toman una nueva deuda para pagar las anteriores. Nunca pueden salir de ese círculo vicioso. Este tipo de personas pueden considerarse como “deudores compulsivos” y se identifican porque cumplen con algunas características:
- No tienen clara su situación financiera. No saben lo que es un presupuesto mensual.
- Piden multitud de pequeños préstamos (una cantidad baja de dinero, un lápiz, etc.) y nunca los devuelven.
- No tienen la menor idea del concepto de ahorro.
- Acostumbran a comprar por impulso.
- Compran a crédito, aun cuando puedan hacerlo en efectivo.
- Están frecuentemente en “crisis financiera”.
- Les gusta llegar al límite: agotan sus ingresos en un dos por tres, se sobregiran o llevan el cupo de la tarjeta a sus extremos.
- Mantienen una esperanza indefinida respecto a que “alguien” o “algo” acudirá a rescatarlos de sus graves problemas financieros.
El deudor compulsivo no es alguien que necesite educación financiera como tal, sino una persona con rasgos similares a los de un adicto a las drogas. Al final la situación se convierte en una trama de dependencia continua donde la persona es incapaz de visionar una salida.
El dinero y la mente humana
El dinero es un objeto altamente simbólico. Un billete o una tarjeta de plástico no tienen valor como tal. Su valor se desprende de una compleja red de pactos y convenciones que permiten intercambiar esos billetes o esos códigos, por objetos y mercancías. Aprendemos a manejar el dinero a partir de lo que se nos inculca en la familia, implícita y explícitamente.
El dinero no solo compra cosas, también otorga poder. Los proveedores del dinero y el porcentaje de su contribución determinan el estatus en la familia y en la sociedad. Ese poder es manejado a veces de forma razonable y otras veces no tanto. Los eternos deudores generalmente llevan dentro de sí un conflicto esencial con el dinero, por el significado que aprendieron a otorgarle.
Las situaciones de excesiva carencia, cuando se hacen más visibles las limitaciones de no tener dinero, pueden dar origen a la fantasía de que “el dinero lo resuelve todo”. De ahí que cuando se adquiere una deuda, algunos piensen que “se resolverá sola”. Opera la lógica de que el dinero tiene cierto poder mágico para evitar cualquier problema futuro.
Están también los que, por motivaciones inconscientes, desean mantenerse en situación de carencia frente al mundo. Quieren permanecer en la pobreza y en la dependencia, por eso no ahorran para solventarse, sino que se endeudan e incrementan sus privaciones. No se dan cuenta de que se han metido en un problema: deber dinero.
Endeudarse de manera permanente es una especie de autovictimización que les permite alimentar la imagen pobre que tienen de sí mismos y de la vida, para ganar la conmiseración de la que se creen merecedores.
El manejo del dinero tiene mucho más que ver con las emociones y los deseos inconscientes, de lo que la mayoría está dispuesta a admitir. Muchos de los problemas con el dinero surgen no de la forma cómo se obtiene, sino de la clase de cosas en las que se gasta.
Si el manejo del dinero no funciona, si es fuente de angustia, si lleva a deudas interminables es porque no estamos hablando simplemente de finanzas, sino de condiciones psíquicas que es necesario revisar y valorar. ¿Alguna vez te has visto envuelto en deber dinero?
Imágenes cortesía de John Holcroft, Aralyn McGregor.