La glosofobia o el miedo a hablar en público
Tengo una cita importante dentro de un mes que me obliga a ponerme de cara al público, algo que ha alojado dentro de mí una sensación de pánico que lo invade todo: terror e incluso náuseas que aumentan conforme los días avanzan y tengo que visualizarme delante de todas esas personas. Esta situación es muy común y hablar en público puede convertirse en una fobia con la que es difícil lidiar.
La glosofobia, entendida como el miedo a hablar en público, tiene un síntoma específico y fácilmente reconocible: la reacción de lucha o huida que acelera la frecuencia cardíaca, tensa los músculos, remueve el estómago y aumenta la presión arterial y la sudoración. Las personas que tienen miedo a hablar en público notan cómo estos factores influyen en la comunicación: temblor en la voz, repetición de muletillas, velocidad exagerada o bloqueo absoluto.
Hay quien es capaz de actuar delante de un público sin ningún problema pero, sin embargo, no logra superar el pánico de comunicarse verbalmente. En este sentido, puede decirse que hay una diferencia clara entre el “miedo escénico” y la glosofobia.
Vamos a tratar de mostrar algunas herramientas para sentirse más seguro al hablar en público, es decir, para la glosofobia. Sin embargo, en muchas ocasiones sus síntomas son similares a los del miedo escénico, por lo que podrían ser útiles en ambos casos.
¿Por qué ocurre?
Lo que ocurre cuando sentimos miedo a hablar en público hace que nuestra vida pueda llegar a verse limitada en ámbitos como el trabajo, las relaciones personales incluso con los círculos más cercanos o las propias actividades cotidianas más comunes.
El porqué del nerviosismo por esos momentos parece encontrarse en aquella reacción de huida o lucha de la que hablábamos al principio: expresarse ante los demás supone una situación de peligro en la que la atención sobre nosotros mismos y lo que nos rodea es desmesurada.
“Todo lo que calles queda contigo,
pero todo cuanto dices queda en manos de los que te han escuchado”
-Santiago Posteguillo-
Aunque no es lo habitual, hay casos muy delicados en los que no es suficiente el esfuerzo personal por superarlo y es necesaria la atención específica con un psicólogo.
Encontremos la raíz del problema
Es cierto que tener miedo a hablar en público es muy común, pero no todo el mundo reacciona de la misma manera ni lo padece por los mismos motivos. Por esta razón es importante que, antes de conocer cómo actuar, sepamos a qué tenemos miedo realmente: ¿cuál es la raíz de que me sienta así?
Puede ser el temor a hacer el ridículo, al fracaso, al rechazo, a ser juzgado por los demás incorrectamente, una experiencia anterior traumática que aún no hemos superado, una autoestima baja, etc. Cualquiera de estas causas nos muestra inseguros ante el resto y no nos permite enseñar lo que deseamos con tantas ganas.
“El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión”
-John Ruskin-
Suavizar el miedo de hablar en público, ¿cómo hacerlo?
Existen muchos métodos para lograr suavizar este problema y cada uno puede optar por el que mejor le funcione o quizá por crear uno nuevo para sí mismo: el objetivo es mantener la compostura y superar la prueba con el éxito que buscamos. A continuación os dejamos algunas herramientas para ello:
- Prepararse también significa conocer al público: a veces nos olvidamos de que lo más importante de la comunicación verbal es hacer llegar al otro lo que queremos transmitir y retroalimentarnos mutuamente.
Por ejemplo, cuando tenemos una exposición sobre un tema concreto, el público asiste a informarse sobre algo en lo que está interesado, nos escuchará y nos hará preguntas. Una buena técnica, en ese caso, es tratar de intuir posibles preguntas en base a la información que vamos a dar.
- Emplea técnicas de relajación: tenemos a nuestra disposición miles de recursos que pueden ayudarnos a respirar hondo y afrontar la situación moderadamente. Bien en libros o en la web encontrarás muchos de ellos.
- Tenemos la posibilidad de hacer cursos que nos ayudan: al igual que las técnicas de relajación, también existen cursos realizados exclusivamente para ayudarnos. Comentar y analizar lo que nos ocurre hará que el problema sea más llevadero.
- Persona precavida vale por dos: tendremos media exposición en el bolsillo si tenemos en cuenta que pueden ocurrir algunas cosas y lo prevenimos de antemano o buscamos posibles soluciones. Este es el caso de problemas tecnológicos, por ejemplo.
- La tecnología es el apoyo, no un sustituto: está claro que los elementos electrónicos pueden tranquilizarnos si estamos familiarizados con ellos, pero esconderse tras un ordenador o un “power point” no es una buena idea. Utiliza el apoyo para sentirte más seguro, pero no hagas recaer el peso sobre él.
- La comunicación es un hecho diario, no esporádico: exactamente los casos de glosofobia suelen darse en exposiciones profesionales, académicas, etc. Sin embargo, el miedo a hablar en público se extiende a la comunicación ordinaria: hay a quien le cuesta relacionarse verbalmente y expresar sus emociones u opiniones con los demás. Por ello, busca gente cercana con la que sepas que puedes sentirte más cómodo y enfrenta el miedo gradualmente: los amigos o la familia te ayudarán mucho a conseguirlo.
“El árbol de la vida es la comunicación con los amigos; el fruto, el descanso y la confianza en ellos”
-Francisco de Quevedo-
Además, en La Mente es Maravillosa disponemos del curso “Del miedo escénico, al placer de hablar en público: Oratoria moderna” impartido por Angel Lafuente, Experto comunicador y amante de la palabra hablada con el que podrás aprender técnicas sencillas y eficaces para vencer tus limitaciones y anular el miedo escénico.
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De una forma o de otra te animamos a todo menos a la evitación, ya que es el principal reforzador de toda fobia, el principal alimento del miedo, cuando este es infundado. Piensa que todo lo que trabajes en este sentido será un esfuerzo bien empleado. Piensa que muchas personas disfrutan hablando en público, ¿por qué tú no puedes ser alguien así?