La intimidación intelectual: una necesidad de personas inseguras

La intimidación intelectual: una necesidad de personas inseguras
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 08 enero, 2018

Cuando pensamos en situaciones de acoso solemos asociarlas con todo tipo de agresiones físicas y verbales, incluso a través de los medios digitales; sobre todo si este acoso se produce en el ámbito escolar. Pero también existen otras formas más sutiles de acosar a los demás, por ejemplo a través de de la humillación y el sarcasmo. Este tipo de acoso es conocido como intimidación intelectual.

La intimidación intelectual ha recibido mucha menos atención y reconocimiento que otras formas de bullying más conocidas, pero no por ello deja de ser importante. De hecho, esta forma de violencia psicológica no solo tiene consecuencias en la vida adulta, sino que resulta muy dolorosa para quienes la sufren desde su niñez.

Jerarquía intelectual y bullying

La jerarquía intelectual es un modo de clasificación de las personas según su formación y calificaciones escolares que casi todos aprendemos y ponemos en práctica desde niños. En la cúspide de la jerarquía se encuentran aquellos que poseen mayor nivel de estudios, formación y calificaciones, mientras que en la parte inferior están aquellos que no han recibido apenas formación y sus calificaciones son muy bajas. El problema surge cuando las personas que ocupan la parte superior de esta jerarquía menosprecian de forma injustificada a quienes ocupan puestos inferiores.

Niño llorando por intimidación intelectual

Esta “superioridad intelectual” que algunos demuestran y utilizan para desacreditar a los demás es un tipo de acoso psicológico conocido como intimidación intelectual. Una actitud que no debe pasarse por alto debido al gran daño y sufrimiento que genera. De hecho, el acoso intelectual no es diferente al acoso físico. Ambos pueden afectar la autoestima de la víctima de forma devastadora.

En este sentido, se sabe que la humillación, en cualquiera de sus formas, incluida la intelectual, activa las áreas del cerebro relacionadas con el dolor y también que desencadena una respuesta más intensa y duradera que la alegría y mucho más negativa que la ira.

Humillar al otro es uno de los comportamientos más crueles que existen. Veamos a continuación qué tipo de personas son capaces de llevar a cabo estas conductas.

El acosador intelectual

El acosador intelectual suele ser una persona más inteligente que la media y que por el mero hecho de serlo, se considera superior a los demás. Esta forma de pensar le lleva a tratar a las personas a través de la humillación, el desprecio y el sarcasmo para confirmar de algún modo su superioridad. Un comportamiento que realmente delata su gran inseguridad.

Otro rasgo característico del acosador intelectual es su condescendencia. La inseguridad que le gobierna es enmascarada tras grandes palabras y frases agorrantes para confirmar de otro modo su inteligencia y superioridad. De ahí que utilice palabras muy técnicas, rebuscadas y rimbombantes para hacer sentir a los otros necios e inferiores.

Suena terrible pero, ¿no se veneran personas con estas características en los medios de comunicación?, ¿no baten récords de audiencias programas en los que este tipo de actitudes es lo que se espera ver?

En cierto modo, los agresores que utilizan la violencia física tienen mayores posibilidades de aprender la lección, ya que la sociedad recompensa otras cualidades en las personas a lo largo del tiempo. Sin embargo, los agresores intelectuales están mejor posicionados para ganar estatus en la sociedad como resultado de su inteligencia, ya que a veces, esa “superioridad intelectual” se premia. Esta situación hace que continúen demostrando su inteligencia de maneras superiores sin que se le cuestione su actitud acosadora y humillante.

“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor. Si un elefante tiene su pie en la cola de un ratón, y dices que eres neutral, el ratón no apreciará tu neutralidad”.

-Desmond Tutu-

Consecuencias de la intimidación intelectual

La intimidación  intelectual tiene un efecto devastador a largo plazo. Estudiar en un entorno competitivo en el que se valora la “superioridad intelectual” causa un profundo y eterno trauma emocional y psicológico.

Las personas que son víctimas de este tipo de acoso suelen sufrir graves daños en su autoestima. También suelen perder confianza en sí mismas, por lo que dejan de tener iniciativa y se desmoralizan. Sin olvidar que este tipo de intimidación es la causa de un alto porcentaje de suicidios adolescentes.

Ahora bien, la intimidación intelectual también deja secuelas en el acosador. A largo plazo, el acosador intelectual acaba siendo víctima de su propio juego. Por una parte, en su entorno la gente termina descubriendo su grado de crueldad y toxicidad y optan por alejarse. Por otra, esa inseguridad que le lleva a humillar a los demás le impedirá desarrollarse plenamente y sacar todo el potencial que tiene.

“Las personas que se aman a sí mismas, no lastiman a otras personas. Cuanto más nos odiemos a nosotros mismos, más queremos que otros sufran”.

-Dan Pearce-

Niño sufriendo bullying

Educar también es enseñar compasión y humildad

La intimidación, en general, se debe a la falta de compasión. Cuando los agresores lastiman a su víctima, lo hacen a sabiendas. Pero si realmente se hubieran preocupado por los sentimientos de la persona, no la hubieran acosado. Entonces, una de las posibles soluciones para arreglar los fenómenos de la jerarquía intelectual es la necesidad de compasión, además de la empatía.

En lugar de tratar de encajar en una jerarquía intelectual, deberíamos usar nuestro conocimiento para internalizarlo y luego, ayudar a los demás. Como dijo Aristóteles, “educar la mente sin educar al corazón no es educación en absoluto”.

Desde este punto de vista, tanto el “inteligente” como el “inferior” se benefician el uno del otro. Este último adquiere una mejor comprensión del mundo, mientras que el primero aprende a ser más compasivo y humilde.


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