La leyenda cherokee de los dos lobos o nuestras fuerzas interiores
Cuenta la leyenda cherokee de los dos lobos que en nuestro interior se sucede una batalla continua entre dos fuerzas. Es un conflicto entre nuestro lado más oscuro (el lobo negro) con esa zona más luminosa y noble (el lobo blanco). Esa dualidad entre el bien y el mal, entre la alegría y el orgullo, la culpa y la humildad define en gran parte de lo que somos.
La mayoría de nosotros nos hemos encontrado con esta historia alguna vez. Si bien es cierto que existe alguna que otra duda sobre la veracidad de esta leyenda relacionada con el pueblo cherokee, cabe decir que sí hay ciertas referencias incluidas en la tradición oral en pequeños grupos sociales de los Apalaches del sur.
Piensa en cómo debes interactuar con esas fuerzas enemigas que hay dentro de ti. El modo en que lo hagas determinará tu vida. En lugar de matar a uno de los lobos, elige guiarlos a ambos por el buen camino.
Ahora bien, es interesante saber que hay una ligera variación argumental y que es precisamente ese giro, ese matiz final desconocido para algunos, lo que hace más valioso a este relato, a esta lección única sobre el crecimiento personal que descubriremos a continuación.
La leyenda cherokee de los dos lobos: más allá del conflicto de las fuerzas internas
Los cherokee eran uno de los pueblos que se agrupaban en las llamadas «Cinco tribus civilizadas». Conocidos desde siempre por su riqueza cultural, su idioma y sus tradiciones, son sin duda una de las referencias nativas que más impacto ha tenido en la sociedad occidental. Nos han llegado muchas de sus historias, sus prácticas rituales o su misticismo, todo ello recogido en libros tan interesantes como Cherokee clans del profesor Panther-Yates.
Así, y de entre todo ese legado inmenso, una de las muestras que más ha trascendido entre el mundo de las redes sociales han sido cómo no, la leyenda cherokee de los dos lobos. El relato se articula como una lección de sabiduría de un anciano para con su nieto. El primero le explica que en su interior, al igual que en el corazón de todos los hombres, se desata cada día una batalla terrible entre dos lobos.
Esos dos animales simbolizan dos fuerzas opuestas. Uno es el mal, le indica el anciano a su nieto. Es la ira, es la envidia, la avaricia, la arrogancia e incluso la tristeza, el sentimiento de inferioridad y el ego. La otra fuerza es la bondad, es la alegría, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la compasión y por su puesto la paz.
Cuando el joven cherokee le pregunta a su abuelo qué lobo va a ganar esa batalla, en la mayoría de relatos que nos han llegado a través de los medios se responde con la siguiente afirmación: ganará el que tú elijas alimentar. Bien, cabe decir que existe otra versión quizá mucho más interesante.
Es esa donde el viejo guerrero cherokee le indica su nieto que en realidad ambos deben ganar, porque esa batalla no es un juego de fuerzas, sino un juego de equilibrio. Hay que alimentar a los dos lobos porque los dos se necesitan, debemos ser capaces de guiarlos a ambos por el buen sendero…
Reflexiones sobre la leyenda de los dos lobos
Los dos lobos nos ayuda a reflexionar sobre las decisiones que tomamos, los sentimientos y emociones que cultivamos. En nuestras manos está la decisión de alimentar a uno u otro lobo de buscar el equilibrio entre ambos. Esta historia nos invita a reflexionar sobre estos temas:
- La dualidad del bien y el mal: a lo largo de nuestra existencia nos veremos en medio de un lucha interior constante entre el bien y el mal. Sin embargo, en nuestras manos está potenciar una u otra, o equilibrarlas adecuadamente. Somos libres de elegir qué hacer con los lobos.
- Las emociones y valores: uno de los aspectos mas interesantes de la historia es cómo el anciano emplea la metáfora para hablar sobre las emociones y los valores. Los animales actúan por instinto, quizá por eso escogió este símil con los lobos. No obstante, los animales, al igual que las emociones y los valores, deben alimentarse.
- Escuchar la propia voz: a veces hacemos cosas sin pensar porque no nos detenemos a escuchar nuestro interior, esa voz que aúlla como un lobo en las cimas de nuestro corazón. No nos paramos ni un segundo a visualizar a esos lobos que luchan en nuestro interior.
Recuerda que siempre podrás escoger qué emociones y valores alimentar. Puedes potenciar la alegría, la solidaridad, la bondad, o potenciar el rencor, la ira o la envidia.
No alimentes solo a un lobo: debes tenerlos presentes a ambos
Hay momentos en nuestro ciclo vital en que tenemos la clara sensación de estar subidos a una montaña rusa. Todo son subidas y bajadas, instantes en que disfrutamos de una dicha inconmensurable y momentos en que casi sin saber por qué, nos abraza la adversidad, la tristeza, la rabia y la desesperación.
La vida puede ser alegre o triste, benévola o brutal, el ser humano teje sus complejas historias de amor y odio, de serenidad y pérdida siendo conscientes de que, efectivamente, en nuestro interior siempre hay dos fuerzas opuestas que nos sabemos muy bien cómo controlar y que libran feroces batallas.
Así, algo que nos explica la leyenda cherokee de los dos lobos es que no se trata de alimentar a un solo lobo y matar de hambre al otro. El ser humano es la esencia misma del ying y el yang, de esa dualidad donde lejos de descartar una parte, de eliminarla o arrinconarla en un espacio oscuro, hay que tenerla en cuenta, visibilizarla y controlarla para vivir en equilibrio.
El viejo guerrero le indica a su nieto que si elige atender solo al lobo blanco, el negro se ocultará en cada esquina para acecharlo cuando lo vea débil o con la guardia baja. Es más, la leyenda cherokee de los dos lobos nos indica que no debemos menospreciar a ese animal de pelaje oscuro como la noche, de mirada ígnea y lomo erizado.
Porque lo creamos o no, el lobo negro también tiene muchas cualidades: determinación, tenacidad, coraje, pensamiento estratégico… En él hay virtudes de las que el lobo blanco carece. Se trataría, entonces, de alimentarlos a ambos para sacar lo mejor de su naturaleza, para potenciar su mejor versión, identificar sus necesidades y entrenarnos para convivir en armonía.
No matemos, por tanto, de hambre a nuestros miedos, siempre será mejor reconocerlos, entenderlos y transformarlos. No matemos de hambre tampoco a nuestra rabia, nuestro despecho o nuestra tristeza. Acerquémonos a estas realidades internas sin arrinconarlas para desmenuzarlas y saber qué quieren decirnos. Pueden darnos valiosas lecciones para ser un poco mejores cada día.
Tal y como podemos observar, la leyenda cherokee de los dos lobos nos aporta una valiosa lección de aprendizaje sobre el equilibrio y la gestión emocional. Dicha enseñanza señala que un reparto inteligente de fuerzas, de alimento entre los dos lobos, es un factor muy importante para nuestra calidad de vida.
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