¿Puede la literatura y la poesía ayudarnos a superar una depresión?
Para los griegos, las bibliotecas eran espacios que curaban el alma. La literatura y la poesía pueden ser sin duda una herramienta terapéutica más para superar una depresión, porque un libro es algo más que un refugio. Ese escenario de letras y mundos sugerentes es un hallazgo, un canal capaz de hacernos despertar, de permitirnos confrontar, descubrir y hasta renacer con mayores fortalezas.
La literatura por sí misma y en exclusiva no hará que una persona supere una depresión. Este es un aspecto que conviene dejar claro desde el inicio. Estos tipos de trastornos, como ya sabemos, requieren siempre de un enfoque multidisciplinar. Ahí donde una adecuada terapia, el asesoramiento, la medicación, una dieta equilibrada y un buen estilo de vida se alzan como esos enfoques idóneos para generar progresos y mejorías.
“He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos”.
-Thomas De Kempis-
Ahora bien, los antiguos griegos no se equivocaban al ver en los libros herramientas curativas. Esto también lo descubrieron en varios hospitales británicos durante la Primera Guerra Mundial. Muchos soldados aquejados de trastornos traumáticos hallaron un bálsamo más que reconfortante cuando médicos y enfermeras pusieron a su disposición una biblioteca seleccionada especialmente para ellos.
Cuando nuestro interior está roto la literatura y la poesía pueden alzarse como valiosos agentes de reconstrucción, como aliados para el cambio. Son lugares que nos impulsan a sanarnos, a encontrar calma cuando la mente depresiva sigue el compás del caos. Los libros son píldoras para el sosiego y catalizadores del bienestar.
Literatura y poesía ¿pueden ayudarnos de verdad a superar una depresión?
Matt Haig es un escritor británico que alcanzó el éxito a través de un libro con un título de lo más explícito: Razones para seguir viviendo. En él narra de forma descarnada lo que supuso transitar durante varios años con una depresión. Lejos de ser un libro de autoayuda, lo que pretende el autor es dejar claro un sencillo aspecto. Cada persona debe ser capaz de hallar su propia estrategia, su razón vital para alejarse del precipicio, su motivante para renacer de nuevo, su llave para cerrar la puerta a la depresión. La suya, fueron los libros. Y en concreto la narrativa de ficción.
Matt Haig llega a la misma conclusión que muchos psicólogos y psiquiatras. Aunque estos últimos van un poco más allá. Además de los libros de ficción, la poesía también se alza como una herramienta terapéutica excepcional para muchos pacientes que atraviesan este trastorno psicológico.
Veamos las razones que justifican estas conclusiones sobre el por qué la literatura y la poesía son tan útiles para nuestro bienestar psicológico.
Los libros de ficción nos hacen despertar
Leer libros de ficción nos hace sentir humanos. Esta frase puede sonar algo exagerada porque ¿quién no recuerda lo que ya es por excelencia sino un ser humano pensante y sintiente? Bien, las personas que sufren una depresión están cautivos en un espacio donde no siempre tienen control sobre lo que piensan. Donde aquello que sienten siempre es adverso, negativo y autodestructivo.
- Leer ficción supone en primer lugar despojarnos de nosotros mismos para empatizar con unos personajes.
- El cerebro se relaja, esa mente fragmentada halla calma al conectar con una historia, con unos detalles, con unas emociones concretas.
- A su vez y no menos importante, esas las tramas que viven esos protagonistas están llenas cambios y un cambio es lo que necesitan los pacientes que atraviesan una depresión.
Un libro de ficción ofrece por tanto la posibilidad de reflexionar en otras perspectivas, de contagiarse por el optimismo, de empaparse de nuevos objetivos, sueños y confianzas.
“Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro”.
-Kafka, en carta a Oskar Pollak (1904)-
Poesía para describir la complejidad de la vida
Se dice que el primer testimonio poético de nuestra historia tiene más de 4.300 años. Se trata de una oda a la diosa Inana, y es obra de Enheduanna, una poetisa acadia. ¿Por qué iniciamos este estilo literario? ¿Qué buscaba el ser humano con esos juegos de palabras, esas rimas, esas estrofas y bellísimas composiciones?
Según un trabajo del Instituto Max Planck de Estética Empírica de Frankfurt este tipo de estilo nos permite fijar con mayor profundidad las emociones. Aún más, en una vida difícil como es la que nos envuelve tan a menudo, hace falta un tipo de lenguaje capaz de manejar esa dificultad, de volverla simple, de jugar con ella, de desafiarla, de ser su contenedor de emociones, su catarsis, su alquimia cotidiana…
Literatura y poesía como forma de renacer
A pesar de que muchas veces digamos aquello de que la literatura y la poesía son nuestro refugio, en realidad son nuestra salida. Son ventana particular desde la cual, asomarnos al mundo. Son esa puerta desde la cual, salir fortalecidos. Porque nadie queda aislado mientras está leyendo un libro, de hecho está reconstruyéndose. Está descubriendo otras posibilidades, esta reordenando ideas, incluyendo unas nuevas nuevas y destruyendo otras.
Nadie sale ileso tras acabar una novela, tras leer un poema. Algo cambia en nosotros, algo nos sana y nos despierta para mirarnos a nosotros mismos y al mundo de otro modo. De un modo más saludable y sabio. Por tanto no infravaloremos nunca el poder la de la literatura y la poesía para favorecer la mejoría en procesos depresivos. Pueden ser unas excelentes aliadas.