Las 4 formas de agresión psicológica en la pareja
En el mundo de los afectos, las fronteras muchas veces son muy sutiles. En toda forma de amor, especialmente en el amor romántico, hay también un componente de hostilidad y de conflicto. Esto es inevitable. El problema es que, a veces, esa hostilidad y ese conflicto se convierten en agresión psicológica en la pareja, sin que en ocasiones esta deje al principio marcas que alerten a la persona o al entorno.
La agresión psicológica en la pareja adopta muchas formas. Algunas de ellas son apenas perceptibles, ya que se camuflan detrás de un chiste o de algún reclamo que en principio parece razonable. También hay comentarios sueltos, ironías o descalificaciones que aisladamente parecen inofensivas, pero que en conjunto se convierten en una forma de violencia.
Las actitudes amenazantes, imperativas, así como los comentarios sutilmente humillantes u ofensivos, hacen mella. Suelen generar resentimientos sordos, culpas, o empobrecen la autoestima y minan la confianza. Como esa agresión psicológica en la pareja está también condimentada por manifestaciones de afecto y de pasión, muchas veces se les deja pasar. Estas son algunas de sus expresiones.
“La violencia, sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso”.
-Jean Paul Sartre-
1. Dominancia, una de las formas de agresión psicológica en la pareja
La dominancia comprende todas las actitudes y conductas tendientes a intimidar al otro. Caben allí los enojos explosivos, los gritos, la falta de control y todo aquello que de una u otra manera genere miedo en la otra persona. Constituye una de las formas de agresión psicológica en la pareja.
Muchas veces este tipo de agresiones se encubren bajo pretextos o ideas erróneas, como que quien actúa así lo hace porque “tiene un temperamento fuerte”. También es muy frecuente que el agresor termine acusando a la pareja de su propio descontrol: “Si no hubieras hecho esto o aquello, yo no me habría enojado”.
2. Control restrictivo
El control restrictivo tiene que ver con el intento de fijarle límites o ponerle condicionamientos a la conducta de la pareja. Actitudes como molestarse porque el otro ve a ciertos amigos o porque realiza determinadas actividades forman parte de esta agresión psicológica. Es muy frecuente que el control se exprese como intentos frecuentes de generar culpa en la pareja.
Este tipo de agresiones también suelen esconderse detrás de frases como “es por tu bien” o “si quieres que las cosas funcionen bien debes hacer esto”. Es decir que, aparentemente, el agresor actúa de esa forma buscando un bien para la pareja o para la relación. Sin embargo, los mayores bienes nacen del respeto, no del condicionamiento.
3. Retiro hostil
El retiro hostil tiene que ver con las conductas evasivas, elusivas y/o de abandono de la pareja. A veces se expresa simplemente como una gran indiferencia frente a lo que siente o necesita el otro. Se le ignora o se minimiza su preocupación, su dolor, sus triunfos, o lo que sea. Es como si lo que le sucediera no tuviera ninguna repercusión en la pareja.
Esta forma de agresión psicológica en la pareja también se manifiesta con actitudes de abandono. Estas tienen lugar cuando el agresor frustra las expectativas del otro o se abstiene de darle su compañía y apoyo a sabiendas de que lo necesita. A su vez, en otros momentos está ahí, firme. Esto, obviamente, se torna confuso y constituye una forma de violencia encubierta.
4. Denigración
La denigración es la forma más evidente de agresión psicológica en la pareja. Significa descalificar o poner en cuestión el valor del otro. Se emplean muchos medios para hacerlo. A veces, comprende comentarios u opiniones muy directas, del estilo “Con ese vestido que llevas, me da vergüenza que nos vean en público”.
Otras veces los comentarios se hacen de una forma más soterrada, al estilo de: “Afortunado tú, que dices tonterías y la gente se ríe”. No hay mayor diferencia entre una y otra forma de agresión, pues su efecto finalmente es el mismo.
Son expresiones destructivas que lastiman y buscan avergonzar al otro. Empequeñecer a los demás es una manera de sentirse más grande.
La agresión psicológica en la pareja desemboca en malestar emocional. Este es un estado de inconformidad impreciso, en el cual hay desánimo, rabia y ansiedad, sin que se logre definir exactamente la fuente de todo ello. Esto, a su vez, tiene efectos en la concentración, la productividad y las relaciones sociales. Por todo ello, este tipo de violencia no resulta admisible en ninguna circunstancia.
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- Pérez Martínez, V. T., & Hernández Marín, Y. (2009). La violencia psicológica de género, una forma encubierta de agresión. Revista Cubana de Medicina General Integral, 25(2), 0-0.