Las 5 afirmaciones más equivocadas de la historia
La verdad en muchos casos no es absoluta, sino una realidad dinámica. Lo que hoy es cierto, mañana puede no serlo, especialmente en lo que tiene que ver con la ciencia. Esto es algo que muchos olvidan y por eso se atreven a hacer afirmaciones categóricas que luego resultan ser equivocadas.
Son muchas las “verdades absolutas” que se han hecho trizas ante la evolución de los conocimientos, o de la realidad. De hecho, la humanidad incluso ha llegado a condenar a la hoguera o a encarcelar a quienes formulan algunas afirmaciones que se consideran falsas. Después, se ha demostrado que estaban en lo cierto.
“La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres”.
-Voltaire-
Por lo general, son las figuras de gran autoridad intelectual o política quienes se atreven a ser categóricos en sus afirmaciones (los demás probablemente también nos atrevemos, lo sucede es que no suele salir en los medios). En muchas ocasiones, cuando lo hacen (o lo hacemos), olvidan que por más inteligente que alguien sea muchas veces solo llega a captar una parte de la realidad. Una parte del todo, sí, pero que por ser parcial puede generar conclusiones equivocadas.
Siempre es bueno recordar que es mejor pensárselo dos veces antes de hacer afirmaciones absolutas. Vale la pena dejar un margen de duda en torno a eso que consideramos tan cierto. Si no, que lo digan quienes han incurrido en equivocaciones que se volvieron históricas. Vamos con siete de las más interesantes.
La “imposibilidad” de volar, una de las afirmaciones más equivocadas
“Es imposible crear aparatos que vuelen y que sean más pesados que el aire”. Eso fue lo que dijo Lord Kelvin, el presidente de la Royal Society inglesa, en 1895. Creía que no estaba especulando. Los estudios de entonces así lo “demostraban”.
Sin embargo, los hermanos Wright sabían de bicicletas, pero ignoraban las eruditas afirmaciones de Lord Kelvin. Por eso no tuvieron problema en comenzar a experimentar, hasta que inventaron el aeroplano.
La “inutilidad” de la radio
“La caja musical sin cables no tiene ningún tipo de valor comercial. ¿Quién iba a pagar por un mensaje que no está siendo mandado a nadie en particular?”. La frase se atribuye a la empresa David Sarnoff & Asociados, cuando les propusieron invertir en la radio durante los años 20.
No sabían que pasarían a la historia gracias a esa equivocación monumental. Seguramente es una de las afirmaciones más erradas que se han formulado. No se sabe lo que opinaron después, cuando la radio se convirtió en una revolución masiva.
Los ingleses no necesitaban el teléfono
“Los americanos necesitan el teléfono, pero nosotros no. Tenemos muchos mensajeros”. Así respondió William Preece, el jefe de ingenieros del servicio postal británico, cuando le hablaron del teléfono en 1878. Estaba convencido de que se trataba de un invento superfluo.
Eso sucede con muchos jefes: están acostumbrados a controlar su entorno y a que su mundo marche como ellos lo desean. Esa soberbia, sin duda, los lleva fácilmente el error, como en este emblemático caso.
Cuando la televisión no tenía futuro
Darryl Zanuck era un cineasta experto de los Estados Unidos. Cuando, en 1946 le hablaron de la televisión, aseguró que el invento fracasaría. Una de sus afirmaciones fue que la gente “pronto se aburriría de mirar a una caja contrachapada cada noche”.
Eso es lo que se llama pensar con el deseo. El viejo Zanuck seguramente temía que el nuevo invento le robara espectadores al cine. Tenía razón en eso, pero no en su fallida profecía. Se demostró también que sus temores no tenían fundamento, pues el cine sigue vivito y coleando.
El correo por cohete
Arthur Summerfield era un político norteamericano. Para más señas, también fungía como uno de los directivos del servicio postal de los Estados Unidos. Era un hombre curioso y optimista, que, sin embargo, hizo una de las afirmaciones más descabelladas de la historia.
En 1959 dijo lo siguiente: “Antes de que el hombre llegue a la Luna, tu correo llegará en pocas horas de Nueva York a California, a Inglaterra, a India o a Australia por misiles teledirigidos… Estamos en el umbral del correo por cohete”. De hecho, Summerfield envió una carta pegada a un misil submarino. Sin embargo, su pequeño invento nunca fructificó. En cambio, pasó a la historia por ese tremendo gazapo.
Cuanto más sabemos, más conscientes deberíamos ser de que ignoramos demasiado. El exceso de confianza en nuestra razón o en nuestros saberes, con frecuencia nos lleva a incurrir en errores que podrían rayar en el absurdo. La verdad es algo escurridizo y conviene recordar que, en el mejor de los casos, alcanzamos a vislumbrar solo una pequeña parte de ella.