Las etapas de la consolidación de los recuerdos
La consolidación de los recuerdos es un proceso no solo ligado a la memoria. A veces, nos enfrentamos al hecho de que muchos recuerdos son intocables y sin embargo otros se desvanecen con el tiempo. En muchos de ellos, las emociones tienen un papel protagonista, ya que cuanto más fuertes estén vinculadas, más fácil será que queden impregnados en nuestra memoria.
Podemos definir a los recuerdos por sucesos, hechos, figuras, fechas, lecciones, que han pasado por nuestra vida y que hemos incorporado a nuestra memoria. Pero, ¿qué procesos participan en la consolidación? ¿Por qué hay recuerdos más importantes que otros?
Etapas del recuerdo
Para responder a las preguntas anteriores, es necesario establecer que los recuerdos se generan en tres etapas. Actualmente, se ha llegado a un consenso general y se establece que recordar es un proceso cognitivo que se puede dividir en subprocesos. Cada una de estas etapas tendrá sus características y funcionamiento propio, dividiéndose en:
- Registro: codificación y almacenamiento.
- Retención o conservación.
- Recuperación.
Primera etapa: el registro
Es el primer paso para la consolidación de los recuerdos. Es fundamental que exista información para procesar y que esta sea recibida por el sistema nervioso.
Sin embargo, este paso no consiste simplemente en la recepción de un estímulo, sino en su procesamiento para pasar a un almacén temporal. Además, este paso constituye el primer filtro para el que será muy importante la atención.
La importancia de la atención
Los seres humanos tenemos limitaciones a nivel de procesamiento y simplemente no podemos registrar con la misma efectividad todos los estímulos que recibe nuestro cuerpo. Por ese motivo, cuando estamos leyendo un libro, nos concentramos en el registro de sus palabras y no en el resto de estímulos que hay a nuestro alrededor.
El registro puede presentarse en diversas modalidades, dependiendo el canal por el cual se esté recibiendo. Entre los principales, destacan:
- Visual. Quizás el sentido más desarrollado y más utilizado para interactuar con el medio.
- Auditivo. El registro y procesamiento de los sonidos es muy importante, siendo crucial en el proceso de adquisición del lenguaje.
- Gustativo. Los recuerdos de las comidas favoritas y las que se deben evitar, se registra por medio de las papilas gustativas.
- Olfatorio. Un sentido muy vinculado al gusto, que en muchas situaciones evoca un contenido emocional.
- Táctil. Poder rememorar una acción a nivel táctil requiere de su previo registro.
Segunda etapa: la retención o consolidación
Una vez se registra una información es necesario guardarla, y para ello también es necesario otorgarle un significado profundo para que dicha información sea relevante.
Es un proceso de transición entre la memoria de trabajo o la de corto plazo, de rasgo muy sensorial, y la memoria a largo plazo. Para que este proceso sea efectivo y que la información adquiera un sentido significativo es necesario:
- Asociarla con elementos conocidos (con frecuencia, otros recuerdos). Este paso implica la conexión de los nuevos estímulos con otros ya procesados y almacenados.
- Análisis. Repasar y agregar detalles al estímulo es también una manera de otorgarle relevancia.
- Repetición. Un paso crucial para la consolidación. Cuanto más veces se repita una información, mejor será la codificación y almacenamiento de sus detalles.
- Contenido emocional. La activación límbica es fundamental en la consolidación de los recuerdos. Estaremos más predispuestos percibir los detalles de aquellos sucesos que sean relevantes a nivel emocional.
El almacenamiento no es un espacio, sino un proceso
Un ejemplo ilustrativo de este proceso sería la lectura de un libro que significa el segundo capítulo de una historia. La nueva información se consolidará mejor asociada a la información ya recogida del capítulo anterior.
Otro ejemplo, cuanto más repita la letra de una canción, mejor será la asimilación de sus detalles y, por ende, también su recuerdo.
Tercera etapa: la recuperación
La etapa final de la consolidación de los recuerdos no es otra que su objetivo. Cada vez que intentamos recordar algo, lo solemos hacer con la intención de recuperar. Este proceso consiste en volver a nuestro almacén y obtener la información que ha sido guardada en la memoria a largo plazo. Para ello existen dos formas:
- Reconocimiento. Quizás el modo más sencillo, basado en la recuperación de información al detectar un estímulo asociado entre otros estímulos. Por ejemplo, cuando es necesario reconocer la cara de un amigo entre otros rostros; identificamos rasgos presentes en el contexto con los guardados en la memoria.
- Evocación. Es la búsqueda automática de información. Por ejemplo, cuando es necesario recordar una dirección para proporcionársela después a un tercero, es necesario evocar ese conocimiento que está guardado en la memoria a largo plazo.
Las claves de la recuperación
Recuperar la información es entonces un proceso complejo que implica a varias estructuras del cerebro. Por lo general, la corteza prefrontal (lóbulo frontal), es la que se encarga de recuperar la información guardada en áreas del lóbulo temporal y subcorticales como el hipocampo.
Por dicho motivo, cuando hay una lesión subcortical, lo que suele dañarse es la capacidad de almacenamiento. A su vez, cuando hay una lesión cortical, se daña la capacidad de acceso a la información.
Recuerdo y edad
La mayoría de las quejas de las personas mayores giran sobre la incapacidad o la dificultad para recuperar los recuerdos. En la adquisición, los recuerdos que más perduran son aquellos que se han recuperado en mayor volumen y, por lo tanto, sus conexiones neuronales son más fuertes.
La degeneración normal o patológica del sistema nervioso con la edad hace que muchos recuerdos pierdan detalles, se mezclen o se pierdan. Se debe tener en cuenta la gran cantidad de contenido que puede almacenarse en una vida, donde muchas veces algunas conexiones se debilitan para dejar espacio a otras.
Sueño y recuerdo
Muchos autores han teorizado sobre la estrecha relación entre el sueño y la capacidad de consolidar recuerdos. Las teorías actuales plantean que durante el sueño se desechan las conexiones más débiles del día anterior y se fortalecen las más importantes.
Así mismo, un buen descanso permite una mejor activación en la vigilia. Si a causa del mal descanso, un sujeto presenta somnolencia, problemas de atención y de vinculación, se verá afectada también la adquisición de recuerdos.
Como vimos, la consolidación de los recuerdos es un proceso multifactorial y escalonado. Además, que se produzca esta consolidación depende de otras funciones cognitivas como la atención, la planificación, la inhibición y todos los niveles de memoria.
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