Leer no es vivir, pero es una manera de volver a la vida

Leer no es vivir, pero es una manera de volver a la vida
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 07 junio, 2018

Leer no es vivir, pero es una de las mejores formas de estar vivos, de sumergirnos en un océano de letras para refugiarnos, renacer y liberarnos en esas islas de serenidad literarias. ¿Qué es leer para ti? Algunos dicen que leemos para saber que no estamos solos, otros, que el día a día se hace más vívido y gratificante.

Sumergirse en un libro es un ejercicio que nos nutre, nos educa y hace de nuestras mentes entidades más libres, con más poder.

La lectura, los libros, son un bien universal que deberían trascender mundos y culturas, e ir más allá del tiempo. Son un legado a la humanidad que heredar de padres a hijos como un bien preciado.

Si eres un buen artesano de las noches de lectura intensa, estamos seguros que te vas a sentir identificado con estas reflexiones. Unas reflexiones que, a su vez, te invitamos a complementar.

Las lecturas de infancia

Tan pronto como nos iniciamos en el proceso lecto-escritor empezamos sumergiéndonos en esos primeros libros que los mayores suelen abrir para nosotros, o aún más, en ocasiones hasta los descubrimos nosotros mismos.

Las primeras lecturas de infancia son huellas emocionales hiladas de fantasías inolvidables. Eran cerraduras a las que asomarse por primera vez para experimentar terror, aventura, amor…

A menudo, cuando cerramos los ojos, desearíamos revivir de nuevo todas esas sensaciones tan nuevas e intensas, al pasar las hojas amarillentas de nuestros libros de infancia. Esos que aún guardamos con nuestro nombre escrito en las primeras páginas.

Niña a la que le gusta leer
De alguna manera, los libros viejos son como fotografías del alma, como pequeños universos que contienen muchas partes de nosotros mismos.

Son emociones contenidas en mares de letras que aún nos conmueven, y que nos hace preguntarnos si los niños de ahora se acercan a los libros con la misma pasión que lo hicimos nosotros. Está claro que su mundo parece otro, que la sociedad actual cabalga a lomos de la tecnología y no sobre las suaves páginas de un libro.

Ahora bien, lejos de ver diferencias, vale la pena invertir esfuerzos propios en que este acercamiento se produzca. ¿De qué manera? A través de estas sencillas estrategias:

  • Es tarea de todos iniciar de forma temprana a los niños en la lectura.
  • El mejor modo de hacerlo es sirviéndoles de ejemplo. Si en sus contextos más cercanos los libros son algo íntimo y familiar, también lo serán para ellos.
  • No les obligues a leer un determinado tipo de libros. A la lectura se llega por curiosidad y en libertad, permite que sean ellos quienes elijan.
  • Establece horarios de lectura, deja que, por ejemplo, sea la noche ese instante de paz en el que irse a la cama con un libro.

Los libros y el arte de los sentidos

No importa lo grande que sea el volumen, porque ni pesan ni molestan. En ocasiones, cargamos con enormes libros en nuestros bolsos para devorarlos mientras viajamos en tren o en autobús. Son islas en las que refugiarnos.

Los libros se leen, se huelen, se acarician y para muchos, no se prestan. Son amigos silenciosos con los que establecer una unión única y excepcional. Amigos de placeres y aventuras.

A los libros se les disfruta con muchos sentidos. De hecho, es posible que alguna vez te hayas preguntado por qué los libros más viejos tienen ese olor tan peculiar, un olor que nos intriga y nos atrapa.

  • Todo ello se debe a un elemento oculto en sus páginas. La razón hay que buscarla en la lignina (prima hermana de la vainilla). Se trata de un polímero presente en el reino vegetal y que, en el caso de los árboles, les ayudan a mantenerse firmes
  • Todo libro elaborado a la vieja usanza contará con esa esencia singular a vainilla que se potencia aún más a medida que las hojas envejezcan, y amarilleen.

Hoy en día estos procesos han cambiado. Ya no es frecuente sentir ese embriagador olor de antaño. Y más, si tenemos en cuenta el auge de los dispositivos electrónicos.

Leer para ser libres, leer para ser felices

Mujer leyendo
La lectura es más que un refugio cotidiano, es el amanecer a nuevos conocimientos, es vivir historias ajenas, es transitar por mundos imposibles… Es cerrar un libro y comprender que ya no somos los mismos.

Leer expande, nos permite volver a la realidad cuando deseamos sabiendo que en fondo de nuestro ser hay algo que nos sigue uniendo a ellos. Y a pesar de saberlo, a pesar de comprender que leer no es vivir porque no es la vida real, ellos, los libros, siguen haciendo más vívidos nuestros días.

¿Cómo serán las personas que nunca han abierto un libro? Tal y como dijo Gandhi, “si no lees no pasa nada, pero si lo haces pasa mucho.”

La vida ofrece sabiduría, no hay duda, pero quien lee tanto como respira, quien busca su instante diario para abrir estas cerraduras literarias encuentra beneficios más intensos:

  • A pesar de que muchos piensen que quien lee demasiado es que no desea vivir en el mundo real, se equivoca. La lectura es un aprendizaje constante para crear personas más hábiles.
  • Un buen libro nos permite relativizar muchos aspectos cotidianos que nos generan estrés y ansiedad. Los libros nos instruyen, nos deleitan, nos calman y nos inician en nuevos conocimientos.
  • Quien está habituado a leer a menudo se vuelve también más exigente. También afina a su vez su sentido crítico. Tiene múltiples y variadas opiniones, tiene voz propia porque ha vivido en muchos mundos, porque se ha metido en muchas mentes.

Leer no es solo una forma de ser más libres. Es también un arma de poder a tu alcance.

Imágenes cortesía: Зенина Ксения, Erin McGuire


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.