Los mundos de Coraline, la búsqueda de la perfección

Los mundos de Coraline, la búsqueda de la perfección
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Leah Padalino

Última actualización: 05 agosto, 2020

Cuando pensamos en películas de animación, pensamos en niños, en cine infantil; sin embargo, hay casos en los que la animación va más allá y logra cautivar a un público adulto. Los mundos de Coraline (2009) es un claro ejemplo, pues se trata de una película infantil que, sin embargo, causó terror entre algunos niños y furor entre los adultos. Y es que, quizás, no sea una película del todo infantil, sino que esté destinada a niños que cuenten con un caleidoscopio de madurez que les permita apreciar su magia.

Tanto la misteriosa trama como su envolvente estética hacen de la película una historia demasiado compleja para determinadas edades, demasiado aterradora. La animación, realizada con la técnica stop motion, nos recuerda profundamente a algunas películas de Tim Burton como Pesadilla antes de navidad o La novia cadáver. Sin embargo, pese a que muchos creen que la película está firmada por Burton, la realidad es que poco o nada tuvo que ver con ella.

Esta estética tan peculiar, tan burtoniana y tan gótica tiene un porqué. No es coincidencia que pensemos en otras películas de Burton: el director de Los mundos de Coraline, Henry Selick, fue la mano derecha de Tim durante mucho tiempo y, aunque nos parezca imposible, fue él quien dirigió la mítica Pesadilla antes de navidad y no Burton. Es cierto que la idea original de Pesadilla antes de navidad surgió de un poema escrito por Burton, pero la dirección recayó en Selick, quedando Burton como productor.

Por ello, no es de extrañar que ambos directores se hayan nutrido de sus influencias comunes, de sus trabajos en conjunto, y que hayan dado ese toque tan especial y tan característico a la animación en stop motion.

Los mundos de Coraline es un auténtico regalo visual, un regalo a nuestra fantasía más infantil. La historia nos recuerda enormemente a otras como El mago de Oz o Alicia en el País de las Maravillas; niñas que se sumergen en una bizarra aventura, donde enfrentarán sus mayores temores hasta alcanzar la madurez, la sabiduría.

Coraline es una niña cuyos padres, demasiado absortos en su trabajo, apenas tienen tiempo para ella, y cuyo nuevo entorno le resultará demasiado aburrido. Como Alicia, descubrirá un nuevo mundo secreto, un mundo maravilloso que, poco a poco, se tornará oscuro…

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El Otro Mundo

Coraline acaba de mudarse junto a sus padres a una vieja casa dividida en apartamentos, lejos de la ciudad y sin apenas amigos. En ella se siente aburrida y sola: desearía estar en cualquier otro lugar. Sus padres, a pesar de estar trabajando en un catálogo de botánica, tienen el jardín totalmente descuidado, están demasiado ocupados y apenas pueden arreglar la vieja casa, haciendo que esta no sea un lugar acogedor, sino todo lo contrario.

Entre los vecinos están: el señor Bobinsky, un acróbata ruso que se encarga de adiestrar ratas; las señoras Spink y Forcible, dos extrañas actrices retiradas obsesionadas con los perros; y Wybie, el nieto de la dueña de la casa, un niño de la edad de Coraline demasiado hablador para su gusto. Wybie es quien le regala a Coraline una extraña muñeca de trapo vestida igual que ella.

Además de estos excéntricos personajes que tanto disgustan a Coraline, está el gato, un gato negro de apariencia descuidada al que Wybie cuida, aunque pronto descubriremos que es mucho más que un simple felino. Una noche, Coraline, guiada por unos ratones, descubre algo realmente extraordinario: una pequeña puerta secreta que conduce a lo que parece una versión mejorada de su vida.

Coraline abriendo una puerta en la pared

En este “Otro Mundo”, Coraline llega a una copia exacta de su casa, pero más colorida, con un precioso jardín y con unos padres totalmente dedicados a su hija. Desde la comida hasta los vecinos, todo parece haber mejorado al cruzar la pequeña puerta; en este nuevo mundo mejorado todos tienen su alter ego, una copia casi exacta que, en lugar de ojos, posee botones. Todos salvo Coraline y el gato.

Esta característica parece no importarle demasiado a Coraline, pues su vida, al fin, es como siempre había soñado. Uno de los personajes que más nos llama la atención es Wybie, o “el otro Wybie”, pues en esta ocasión, la “otra madre” se ha encargado de mejorarlo para que sea el compañero perfecto para Coraline, Wybie no puede hablar; pero es el personaje más revelador, pues parece mostrar cierto temor hacia “la otra madre”.

En “El Otro Mundo”, el gato sigue siendo el mismo, no tiene botones y cruza la puerta junto a Coraline; sin embargo, al cruzar la puerta, el gato le demuestra a Coraline su capacidad de hablar y se convertirá en una especie de guía espiritual para ella, una ayuda imprescindible que se encargará de orientarla y advertirla ante el peligro.

Coraline comiendo

Todo parece perfecto en “El Otro Mundo” hasta que Coraline descubre que, en él, habitan las almas atrapadas de otros niños; niños que vivieron hace mucho mucho tiempo y entre los que se encuentra la hermana de la abuela de Wybie. ¿Por qué todos tienen botones? ¿Cómo ha sido capaz “la otra madre” de atrapar a Coraline?

La película va adquiriendo un tono más y más oscuro conforme conocemos las malvadas intenciones de “la otra madre”, conforme vamos descubriendo que esa belleza del “Otro Mundo” no es más que un engaño, una trampa para atrapar a niñas como Coraline.

¿Qué nos enseña Los mundos de Coraline?

Los mundos de Coraline está cargada de metáforas que pretenden desmontar la superficialidad de las apariencias, demostrarnos que no todo es lo que parece. La muñeca que tiene Coraline no es más que una marioneta de la “otra madre”, una herramienta que utiliza para espiar a la niña y conocer todos sus secretos. “Los ojos son el espejo del alma” y, despojando a los niños de ellos, la “otra madre” es capaz de capturar sus almas para toda la eternidad.

Del mismo modo, el gato negro actúa como un conductor con la parte más espiritual de Coraline, con sus verdaderos sentimientos y le hará ver que este “Otro Mundo” no es tan perfecto como luce. El verdadero nombre de Wybie es Wyborne, un juego de palabras que alude a “why born” (por qué nació), vive con su abuela y no sabemos nada de sus padres, lo que nos hace pensar que, probablemente, su infancia no haya sido fácil. Estos dos personajes que, al comienzo, generaron rechazo en Coraline se convertirán en la clave para escapar y derrotar a “la otra madre”.

Mujer intentando comer una llave

Coraline desprecia a Wybie y al gato por su apariencia, también lo hace con sus excéntricos vecinos a quienes considera aburridos y demasiado extraños. Es cierto que ninguno de estos personajes es perfecto, ni siquiera son capaces de llamarla por su nombre y todos creen que se llama Caroline, pero la perfección que alberga “El Otro Mundo” no es más que una peligrosa tentación.

Cuando Coraline descubra que sus verdaderos padres están en peligro y que la “otra madre” no ha hecho más que utilizarla, despertarán en ella sus verdaderos sentimientos, aceptando a las personas tal y como son, descubriendo que ella tampoco es perfecta. Coraline vencerá sus miedos y luchará para salvar a los suyos, demostrándole a la “otra madre” que el amor va más allá de las apariencias.

Los mundos de Coraline no es solo una lección para la niña, sino también para los padres demasiado estrictos y para esas familias tan ocupadas que apenas tienen tiempo para sus hijos. En un mundo en el que apenas tenemos tiempo, a veces, descuidamos lo más importante y olvidamos los valores fundamentales. Así, Los mundos de Coraline resulta una película que, más allá de su fascinante estética, logra cautivar al público adulto.

“Dicen que hasta el espíritu más orgulloso puede doblegarse con amor”

-Los mundos de Coraline-


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