Los pecados capitales en el sexo

Los pecados capitales en el sexo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 06 agosto, 2023

En los tiempos que corren la sexualidad ya no es un tema tan tabú como hace algunos años atrás. Las mujeres se han liberado bastante y esto influye mucho en la cama, en el momento de estar en la intimidad, con la pareja.

Sin embargo, esta liberación no ha terminado con los errores entre las sábanas. Es por ello que una periodista de la revista PorTodaMujer, ha enumerado cuáles son los pecados capitales (en versión “sexual”) que ocurren en la intimidad. Estos pueden causar que baje el nivel de la pasión, el entendimiento y la calidad del encuentro. Vamos con ellos:

La avaricia: si uno de los dos es demasiado tímido como para pedir en la cama aquello que quiere o que le gusta, o para explicar a la pareja qué es lo que no le agrada, ahí existe un problema. También, si te encuentras en el grupo de los que dicen “a mi no me importa si no tengo un orgasmo, si él/ella lo logra”. Esto es muy contraproducente para ti y para la otra persona. Si quieres que haya más juegos en los actos previos, solo tienes que pedirlo, muchas veces no vale insinuar.

Todavía para algunas mujeres en el siglo XXI pensar en el sexo es como una grosería, algo de hombres. Es momento de que te olvides de los prejuicios y que te dediques a disfrutar. Si bien se suele decir que ellos necesitan más de la sexualidad que ellas, lo cierto es que tampoco ambos deben ser activos en la cama, mas activos, osados, desenfrenados, divertidos, etc. Recuerda pedir lo que desees y habrá más probabilidades de que se te conceda.
La ira: muchas parejas que tienen una discusión liman las asperezas en la cama, teniendo sexo y parece que nada ha ocurrido. Esta reconciliación es buena ponerla en práctica algunas veces, pero no siempre. Porque en el interior, siempre hay algo que queda “pendiente” de resolver.

Apasionarse con el otro no está mal y menos como una “frutilla del postre” luego de una pelea. Además, el acto sexual genera energía, evita los entredichos, conecta a ambos en lo espiritual, etc. Es una excelente manera de “dar por terminada” una riña.
La envidia: este estudio afirma que las mujeres son más envidiosas que los hombres. Además, dice que los hombres suelen ser más “relajados” en ese sentido, pero también tienen lo suyo. Es bueno saber que la envidia sana existe y que la podemos transformar en algo positivo. ¿Cómo? Como si fuera una fuente de inspiración.

Si ves que tu mejor amiga o tu hermano y su pareja tienen un matrimonio maravilloso, feliz y muy activo sexualmente, pregúntale cuál es el secreto. Busca los elementos necesarios para ponerlo en práctica y aprovecha esos consejos. Además, la envidia maligna hace mal, intoxica, envenena y nos hace sentir desdichados.
La soberbia: Hay muchas mujeres y hombres que caminan por la vida con una gran seguridad porque han tenido “la suerte” de ser hermosos, de tener un lindo cuerpo, de ser demasiado simpáticos, atrevidos o inteligentes. Su seguridad tiene que ser contagiosa. Seguro que te encantaría sentirte bien con tu propio físico, algo que no ocurre demasiado a menudo. La gran mayoría ve las imperfecciones y no lo lindo que tienen.

Los hombres se cansan un poco de escuchar siempre la misma cantinela sobre que su pareja está gorda, tiene celulitis, sus pechos son demasiado pequeños, etc. Esto disminuye el deseo. Por el contrario, es mejor comportarse como si fueras Afrodita, la diosa del Amor, con tu pareja. Te respetarás a ti misma y a la vez, harás que la llama de la pasión de tu compañero nunca se apague. Como se dijo al principio, a ellos les gustan las mujeres activas, con ideas nuevas, ganas de innovar, etc.  
Aunque no se tenga el cuerpo perfecto, nadie lo es, así que es tiempo de quererse y respetarse un poco más. Sobre todo, ten en cuenta que la persona con la que tendrás sexo se ha enamorado de como eres, tanto hablando del cuerpo como de la personalidad.

La pereza: aquellos que se quedan todo el fin de semana acostados en la cama o sentados en el sillón con una gran lista de tareas para hacer deben saber que están espantando a la sexualidad. El abandono y la falta de espontaneidad son dos enemigos del sexo y de la pasión.

Cuando convives o te casas con tu pareja, esto puede volverse en contra de tu relación. No te pases todo el día fregando, cocinando y limpiando, arreglando los grifos, cortando el césped o sacando a pasear al perro. Hay que mantener un equilibrio y, por qué no, guardar energía para el encuentro sexual.
La gula: la manera de comer de una mujer o de un hombre puede decir mucho de ellos. También se puede trasladar a la cama. Si en un restaurante siempre deseas lo más sofisticado es probable que en el sexo no te conformes con algo simple y convencional. La gula puede significar también el afán por siempre probar más. Reconsidera la forma en que “te sirves” en la intimidad.

La lujuria: sin dudas es el pecado capital relacionado al sexo por excelencia. Seguramente siempre has querido ser una mujer fatal que seduce a su pareja con un abrir y cerrar de ojos o un seductor nato, que las deja a todas “locas”. Que pienses o te guste un actor o una cantante, hasta el punto de que te imagines en la cama con ese personaje, puede ser positivo para la pareja. Los sueños eróticos son divertidos y puedes ponerlos en práctica para cambiar la rutina.

Nota de edición: este artículo está basado en otro (tal y como se referencia en el texto). El artículo original se centra en la mujer y este ha sido el motivo por el que éste también lo hace. Así, no es nuestra intención con este artículo hacer ninguna comparación entre hombres y mujeres ni sugerir nada en este sentido.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.