Los videojuegos y la vida real
La expansión de los videojuegos en las últimas décadas parece casi imparable. Cada vez más personas de todas las edades y condiciones se unen a este modo de entretenimiento. Lo cierto es que más allá de constituir un espacio de ocio, existe un interesante paralelismo entre el comportamiento de las personas en los videojuegos y en la vida real.
Evidentemente los videojuegos nos introducen en un universo virtual en el que podemos experimentar con más libertad formas de conducta alternativas y distintas a las que normalmente nos caracterizan. A pesar de ello, algunos de nuestros rasgos y tendencias se proyectan en nuestra forma de jugar.
Jugadores habituales y ocasionales
Algunas investigaciones se han interesado por conocer si existen diferencias entre las personas que utilizan los videojuegos de forma frecuente y aquellas que nunca juegan o lo hacen de manera esporádica. Los resultados derriban algunos de los estereotipos más asociados a esta actividad.
- Existe una clara relación entre el rasgo de personalidad “extroversión” y la frecuencia de juego. Es decir, los jugadores habituales son más sociables, activos e impulsivos que los ocasionales. Además, los primeros suelen involucrarse más en prácticas competitivas y deportivas. Estos hallazgos contradicen el extendido estereotipo de que los videojuegos son para personas solitarias y aisladas socialmente.
- Los jugadores habituales de videojuegos son personas más flexibles, sinceras y con mayor capacidad autocrítica. Por el contrario, los jugadores ocasiones son más rígidos, convencionales y tendentes a mostrar una buena imagen de sí mismos.
- La creencia de que los videojuegos fomentan la agresividad no es tan absoluta y tajante. Existen multitud de temáticas diferentes y la mayoría de ellas no se adhieren a esta afirmación. Son aquellos videojuegos realistas que representan violencia entre figuras humanas los que pueden generar agresividad. Sin embargo, este aumento en la hostilidad del jugador solo se produce en los momentos inmediatamente posteriores a jugar.
¿Actuamos igual en los videojuegos y en la vida real?
- Debido al temperamento particular de cada uno, hay personas más temerosas y otras con mayor tendencia a la exploración. Esta inclinación es patente desde los primeros meses de vida de un bebé y suele permanecer de forma bastante estable a lo largo de la vida. Tanto en los videojuegos como en la vida real, las personas temerosas suelen arriesgar menos y actuar con mayor indecisión. Lo cual en muchas ocasiones les aleja del éxito: quien no arriesga, no gana.
- La flexibilidad y capacidad de adaptarse a los cambios es una característica de personalidad muy ventajosa. En los videojuegos se pone de manifiesto la capacidad del jugador para innovar y probar estrategias diferentes. Quienes permanecen en su zona de confort, repitiendo patrones que les son familiares, se arriesgan a que en esta nueva pantalla de juego (y de la vida) sus actos ya no les sean de utilidad.
- Algunas personas ante la incertidumbre se sienten descolocadas y desorientadas y se paralizan, necesitan una suerte de instrucciones para poder continuar. Otras en cambio se limitan a ir avanzando a base de ensayo y error hasta encontrar el camino. Esta tendencia de la vida real queda también proyectada en el estilo de juego.
- La tolerancia a la frustración es la capacidad de aceptar cuando las cosas no salen como uno espera, sin caer en emociones negativas. Ante un fallo en el juego algunos individuos se frustran y se enfadan mientras otros aprenden de sus errores y priman la diversión del proceso en lugar del resultado.
- En los juegos que permiten el modo multijugador es fácil analizar la mayor tendencia a la competitividad o cooperación de los involucrados. Algunas personas prefieren tomar el control y dar instrucciones al resto de compañeros mientras otros se involucran más en ayudar y trabajar en equipo.
Juego y personalidad
Los videojuegos son un escenario magnífico para ensayar distintos comportamientos. Constituyen un espacio seguro en el poder innovar y desplegar aspectos diferentes de nuestra personalidad. A pesar de ello, muchos de nuestros rasgos personales quedan plasmados en nuestra conducta de juego.
Analizar nuestras tendencias en este espacio de ocio nos puede llevar a conocernos mejor y a ser consciente de aquello que no funciona y deberíamos trabajar. Los videojuegos nos muestran la importancia de ser flexibles, decididos y resilientes también en nuestra vida real.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Martí, J. A. E. (1994). Videojuegos, personalidad y conducta. Psicothema, 6(2), 181-190.
- Martínez, A. I. (2002). Temperamento, carácter; personalidad. Una aproxímacíon a su concepto e interacción. Revista complutense de educación, 13(2), 617.