Luchadores sensibles: 5 signos que los definen
Todos enfrentamos desafíos a nivel mundial. Crisis sociales, inestabilidad económica, incertidumbre política, conflictos bélicos… Sin embargo, son muchos los que lidian con complejas adversidades a nivel personal. Son esos agujeros negros que, a veces, aparecen de improviso y que tuercen existencias, perspectivas y todo lo que uno solía dar por sentado.
Hablamos, por ejemplo, de tener que encarar una pérdida de un ser querido, una enfermedad o serias dificultades económicas. Los problemas tienen muchas formas, son poliédricos y espinosos, pero a la hora de manejarlos pesa mucho la personalidad de cada uno.
Hay quien tiene un carácter resiliente, de los que aúnan un coraje y una gran habituación a los cambios. Abundan también los que necesitan de un mayor apoyo de su entorno, los que se vienen abajo con facilidad y les cuesta ver la luz al final del túnel. Asimismo, es interesante hablar de los llamados luchadores sensibles, hombres y mujeres que evidencian el rasgo de la alta sensibilidad. Son figuras que muestran un patrón de respuesta más complejo en estas circunstancias.
En este caso, es común que sufran un mayor estrés y que tiendan hacia el autosabotaje. A pesar de ello, disponen de fortalezas idóneas para manejar crisis y dificultades, pero les cuesta confiar en sus propias capacidades. Se trata de una realidad muy frecuente en la que vale la pena profundizar.
El cerebro de las personas altamente sensibles está programado para procesar los estímulos con mayor profundidad. Esto les permite prestar mayor atención al entorno para anticipar oportunidades. Sin embargo, es común que se saturen con facilidad y que no confíen en sus propias competencias.
¿Cómo son los luchadores sensibles?
La alta sensibilidad define a hombres y mujeres por igual; sin embargo, este rasgo de personalidad está muy lejos de ser un don. Una investigación de la Universidad Erzincan, en Turquía, por ejemplo, señala un aspecto importante. Las personas altamente sensibles tienen un riesgo mayor de desarrollar trastornos del estado de ánimo.
Por término medio, evidencian problemas para regular las emociones y tienden al pensamiento excesivo y a la autocrítica. Lo contradictorio, como bien hemos señalado, reside en el hecho de que por sus características neurológicas disponen de fortalezas psicológicas de gran valor. El desafío para ellos reside en poder confiar plenamente en sus habilidades y no autosabotearse.
Tampoco podemos dejar de lado un hecho contrastado. Nuestra sociedad percibe a la persona sensible como débil y falible. Estas percepciones del entorno socavan aún más la identidad y la autoestima de quien evidencie este rasgo. Por tanto, los luchadores sensibles no siempre lo tienen fácil a la hora de encarar retos. Las devaluaciones externas y la falta de autoconfianza puede imponerles limitaciones serias.
Veamos a continuación las características que los definen.
La alta sensibilidad combinada con la resolución y una buena autoconfianza pueden permitir a la persona afrontar buena parte de las dificultades que pueda encontrarse.
1. Son autoexigentes
Solemos asociar la alta sensibilidad a la empatía, la alta emocionalidad o la creatividad. Sin embargo, se nos escapa ese reverso menos amable. Una persona altamente sensible suele ser también muy exigente consigo misma. Lo son hasta límites extremos. Cualquier tarea que lleven a cabo buscan realizarla de manera impecable y perfecta.
Tampoco podemos dejar de lado que son ambiciosas, que desean superarse y demostrarse que pueden lograr lo que se proponen. Por ello, cuando lidian con una adversidad, necesitan solucionar problemas de manera autónoma y sin ayuda.
2. Necesitan tiempo para procesar los cambios
Los luchadores sensibles tardan en actuar ante los desafíos y se demoran días en buscar soluciones a los problemas. Esto que para muchos puede ser un defecto, en realidad, es una ventaja. Este perfil de personalidad se define por procesar cada estímulo de manera profunda. Son pensadores meticulosos y grandes analistas.
En ocasiones se saturan, pero si logran enfocarse, aprecian detalles y matices que a la mayoría se les escapa. Esto podría verse como un beneficio evolutivo en este rasgo de personalidad. Se demoran en actuar y afrontar cualquier adversidad, es cierto, pero si confían en sus competencias, pueden aportar respuestas eficaces e innovadoras.
3. Tienen como primera opción complacer a los demás
La obligación de complacer a los demás y de procurar el bienestar ajeno antes que el propio es una constante; de hecho, no entienden la vida de otra forma. Este es un factor que añade estrés en cualquier situación adversa, o que intensifica su naturaleza aversiva, aumentando la frecuencia de estrategias que pueden ser contraproducentes a medio y largo plazo, como es la evitación.
4. Experimentan tensión interna y autosabotaje, junto a una voz crítica que no cesa
Hablábamos anteriormente de la autoexigencia como rasgo habitual en las personas altamente sensibles. Bien, esa obsesión por la perfección se alimenta de un diálogo interno muy crítico que nunca coge vacaciones. Además, es común que dicha voz mental devalúe todas las fortalezas que definen a los luchadores sensibles.
Les hará dudar de toda idea y propuestas de afrontamiento que intenten formular. Les devaluará y los pondrá en duda repitiéndoles que, hagan lo que hagan, todo saldrá mal. La voz crítica también tiene la costumbre de traer a la mente los mensajes negativos que, en alguna ocasión, les llegaron del entorno.
Frases como “eres demasiado vulnerable” o “tienes que ser más fuerte y menos sensible” son imágenes que erosionan aún más la autoestima y el autoconcepto.
5. Necesitan que todo lo que sucede tenga algún tipo de sentido
Las fatalidades existen, al igual que los giros del destino, los infortunios y hasta los pequeños traspiés cotidianos. No siempre es fácil entender el por qué suceden ciertas cosas o qué sentido tiene su aparición. Sin embargo, los luchadores sensibles dedican mucha energía a darle a todo un significado, a averiguar la causa última de todos los cambios.
Cada uno de nosotros tenemos un abanico de estrategias de afrontamiento preferidas, que además suelen ir en consonancia con nuestra personalidad. En este sentido, las personas altamente sensibles suelen tomar buenas decisiones, aunque quizás la desconfianza que suelen mantener respecto a sus recursos sea su punto más débil.
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